Radiografía de la soledad bajo el coronavirus
La epidemia agrava la situación de personas mayores que viven solas, 90.000 en Barcelona, donde las mujeres con más de 80 años constituyen el colectivo más vulnerable y con menos prestaciones
23 marzo, 2020 00:00Los datos son elocuentes. Y demoledores si se tienen en cuenta los efectos de la epidemia del coronavirus. Cerca de 90.000 personas mayores de 65 años viven solas en Barcelona, casi un 21% del total (350.000 personas), según los datos del informe de salud del ayuntamiento, siendo las mujeres el colectivo más vulnerable.
Unas cifras récord que irán al alza pues, según los expertos, más del 30% de la población catalana tendrá más de 65 años en 2050. Gran parte de estas personas tienen dificultades para acceder a ayudas sociales y caen en una situación de dependencia que no pueden asumir. En un confinamiento como el actual, los problemas se complican.
Hay solución
Pero, según los expertos, hay solución. Un sistema público que enfocara ese tipo de asistencia en el derecho universal generaría empleo y acabaría con la precariedad de los trabajadores que ahora se dedican a ello.
Las mujeres son el colectivo más vulnerable de esa situación, pues en el caso de Barcelona, representan el 69,4% de la población que vive sola en esta ciudad. La cifra aumenta en paralelo con la edad, de forma que, a partir de los 80 años, el 80% de las personas que viven solas son mujeres.
En 2017, en Barcelona el índice a partir de los 65 años en las mujeres alcanzaba el 32,7%, cifra que duplicaba a la de los hombres, 15,1%. Si se analiza por distritos municipales, destaca la diferencia que hay entre Ciutat Vella (37,6%) y Les Corts (30%).
Sentimiento de soledad
En el colectivo de mayores de 75 años, el porcentaje de mujeres en Barcelona aumentaba hasta el 39,5%, un valor que supera en 22,9 puntos porcentuales el de los hombres (17%).
Existen estudios que demuestran que estar solo, en muchas ocasiones, no es cuestión de edad ni de elección. En el informe Soledad y riesgo de aislamiento en las personas mayores publicado por La Caixa, se asegura que el 34% de las personas con edades comprendidas entre los 20 años y los 40 años se sienten solas, un sentimiento que aumenta con la edad hasta alcanzar un 48% a los 80 años. “La cara más visible no es tanto no tener compañía o sentirse abandonado, sino sobre todo percibir que no se cuenta con un entorno al que poder recurrir o confiar en caso de necesidad”, explica ese estudio.
Sociedad individualista
Asimismo, el Informe social. Desigualdades ante un futuro incierto, que forma parte de la colección publicada por la Fundación Campalans, presta una especial atención a la soledad, el envejecimiento y la dependencia. La psicóloga social Sara Berbel ha participado en el mismo.
“Una sociedad más individualista conlleva mayores situaciones de soledad que una basada en lazos comunitarios. Actualmente, los grupos más afectados por la soledad no deseada son las personas mayores, de las cuales más de un 60% confiesan sentimientos de soledad. También son susceptibles de sufrirla aquellas personas que no tienen hogar, las personas con menores rentas y mayor índice de pobreza, las personas en situación de desempleo y las inmigrantes”, explica Berbel.
Obviamente, las personas solas son las que más sufren el riesgo de caer en una situación de dependencia. El coste medio mensual de una residencia privada en España ronda los 2.000 euros y la pensión contributiva media de las personas mayores de 85 años es inferior a los 800 euros.
Según la investigadora social María Pazos Morán, que ha analizado la situación de la dependencia en nuestro país, solo el 13% de las personas se benefician de la Prestación Económica Vinculada al Servicio (PEVS), un 18% accede a una residencia pagada directamente por el sistema (la mayoría concertadas), mientras que la gran mayoría recurre a sus familias o a una cuidadora. Así, según los datos recopilados por Pazos, el 36% accede a una prestación por cuidados en el entorno familiar y el 23% tiene ayuda a domicilio pagada por el sistema (y generalmente prestada por empresas privadas). Aunque una gran mayoría carece de prestación.
La Encuesta de Condiciones de Vida determinó en 2017 que el 69,5% de la población de más de 55 años residente en Barcelona percibía algún tipo de prestación. La jubilación es la que cuenta con más personas perceptoras tanto entre los hombres (62,3% del total) como entre las mujeres (46,2%).
Hacia una asistencia universal
¿Puede el sistema público hacer frente a una asistencia universal? El Instituto de Estudios Fiscales calculó en 2018 el coste que supondría cambiar del sistema actual a un sistema basado en el derecho universal a la atención suficiente y de calidad por parte de los servicios públicos (financiación y provisión pública).
El incremento presupuestario neto total sería de 5.700 millones de euros. Se crearían 385.000 nuevos empleos a tiempo completo y se reconvertirían los actuales empleos precarios en empleos públicos. El estudio también estima que la Administración recuperaría casi 4.500 millones solamente por el aumento de cotizaciones e impuestos correspondientes a los empleos creados directamente por el sistema.
Los expertos vaticinan que, en 2050, el 30% de la población catalana tendrá más de 65 años años. Un estudio impulsado por Acció, agencia dependiente de la Generalitat, destaca las oportunidades económicas del envejecimiento, pues el gasto medio anual de las personas jubiladas ha aumentado el 4,6% en los últimos cinco años en Cataluña, comunidad donde la actividad empresarial relacionada con la salud, la calidad de vida, la asistencia y la vida activa de las personas mayores de 55 años cuenta con 545 empresas, 122.000 trabajadores y una facturación de 9.000 millones de euros.