La pandemia de internet infecta a los niños
La ausencia de control parental deriva en prácticas conflictivas que afectan al desarrollo de los menores, como el consumo precoz de porno o la irrupción del ciberacoso
30 noviembre, 2020 00:00El mundo online no es un lugar seguro, y menos en los tiempos que corren, en los que la delincuencia informática campa a sus anchas por la red. Sin embargo, esta realidad parece no importarles a la mayoría de los padres, dado que siete de cada diez de ellos, no limitan el acceso de sus hijos a internet, según los resultados de la Cátedra de Comunicación Digital en la Infancia y Adolescencia de la Universidad Complutense de Madrid.
Las implicaciones de esta omisión son diversas, desde el hecho de que los niños tienen acceso a plataformas pornográficas, hasta la triste realidad del bullying online, una lacra social, que dadas las cifras, parece que tiene difícil erradicación.
Los padres buscan tranquilidad
Hoy en día no es difícil encontrarse con niños que, a pesar de que aún llevan puesto el chupete, manejan con total soltura cualquier dispositivo electrónico que se cruce en su camino. Son la generación Alpha, integrada por aquellos nacidos a partir de 2010. En este punto, la supervisión que los padres establecen es esencial.
Algunos lo saben, y lo aplican, pero otros prefieren tener entretenidos a sus hijos y así mantener la paz hogareña. “Es verdad, muchos padres lo hacemos, cuando queremos descansar, enchufamos a los niños delante de una pantalla, y a vivir”, explica Tamara, madre de dos infantes de 7 y 10 años.
Evitar la confrontación
Lo confirma Encaració, madre un niño de 15 años, “la verdad es que no solemos controlar lo que hace en la red, porque le damos un margen de confianza, aunque sí que es cierto que a veces miramos el historial y comprobamos que entra en páginas, en las que igual no debería, pero decírselo puede provocar un cisma”, sentencia.
Y un dato ciertamente alarmante, de los cinco padres consultados, tres de ellos afirman que restringir el acceso a internet de sus vástagos es motivo de discusiones intensas en el hogar.
La pandemia del acoso en internet
Las cifras no engañan. Uno de cada tres menores ha sido víctima de bullying en la red, y uno de cada cinco ha sido directamente el artífice del acoso, de acuerdo con las conclusiones del informe de Actividades, mediación, oportunidades y riesgos online de los menores en la era de la convergencia mediática, realizado por EU Kids Online.
“La intimidad de estar solo en la habitación, sin que nadie le fiscalice da al acosador la fuerza para actuar, pensando que su conducta quedará impune”, explica Anna Claret, psicóloga infantil y juvenil. Por otra parte, la víctima “desarrolla sintomatología ansiosa y depresiva, y tiene temor a denunciar por miedo al ridículo, en un contexto en el que el agresor tiene muchas armas”, detalla. Por esta razón, el control parental es “completamente imprescindible, por mucho que el niño patalee”, reafirma.
Actuación escolar
Desde los centros educativos se hace una importante tarea preventiva frente a esta triste realidad, y existen protocolos específicos. Sin embargo, son conscientes de que es muy difícil monitorizar el comportamiento de los alumnos en la red sin apoyo de los progenitores. “Han habido ocasiones en que lo percibimos por cómo se comporta la víctima, aparentemente ningún compañero le hace nada, pero se muestra distante y, principalmente, sus resultados académicos decaen de forma substancial”, explica Joana Maria Mas, directora del CEIP Ses Rotes Velles, y vicepresidenta del Consell Escolar de les Illes Balears.
La confirmación se produce cuando “algún padre más concienciado y que supervisa el comportamiento online de su hijo, nos informa de la dinámica destructiva que ciertos alumnos de la clase están adoptando contra otro compañero”, detalla. Y añade que “una vez tenemos la prueba, ya intervenimos y tomamos las medidas pedagógicas y disciplinarias correspondientes, con el fin de erradicar la conducta de forma combinada con la familia”.
Transición acelerada a la vida adulta
En internet abundan espacios y reflejos de la sociedad que un niño no debería conocer hasta bien llegada la edad adulta, o como mínimo, la adolescencia tardía. Se trata de aspectos como son las imágenes violentas, que, a pesar de los esfuerzos de los navegadores, siguen apareciendo sin control, o el submundo de las apuestas online. Los datos del estudio, además, también constatan que un 50% de los menores de edad acceden a espacios pornográficos de forma habitual.
En ese sentido, el consumo de este tipo de material, “contribuye a fomentar modelos erróneos y conductas inadecuadas para un niño”, explica Anna Claret. Lo que se muestra en el porno, normalmente, “es un hombre al que le apetece, y una mujer que quiere complacerlo, y esta realidad no hay que fomentarla, porque la sexualidad no es solo acto sexual, sino también el autodescubrimiento del infante”, sentencia, “porque condiciona de forma determinante la personalidad adulta”.
Contacto con desconocidos
El acceso a estas webs se convierte en una introducción descontrolada de los niños a las entrañas más oscuras de la red, en las que como se ha comprobado en los últimos años, es fácil caer en redes de abusos sexuales a menores, o en estafas. En este sentido, el contacto con desconocidos está bastante extendido entre los jóvenes, y aumenta según la edad, hasta el punto de que dos de cada tres adolescentes de entre 15 y 17 años, lo mantiene de forma habitual.