Vuelve el macrobotellón. Una fiesta con centenares de jóvenes sin protección alguna en un párquin de Osona (Barcelona) ha sublevado al sector del ocio nocturno. La juerga, que tuvo lugar el sábado con el título FestPark, anticipa la vuelta del parkineo en Cataluña pese a la amenaza del coronavirus, que ha dejado ya un grave rebrote en una residencia de mayores de Lleida.
Lo ha denunciado a este medio Fecalon, la patronal de locales de ocio nocturno de Cataluña. La organización empresarial alerta de que estas macroreuniones de jóvenes, sin mascarilla ni distanciamiento social, son un "caldo de cultivo" para la transmisión comunitaria del virus, ahora aún controlada. Ello contrasta, según los empresarios, con las duras restricciones que ha impuesto la Generalitat de Cataluña a las discotecas, incluido el cierre de las pistas de baile para personas "desconocidas".
Farra en los párquines
Las medidas de contención del virus en las discotecas han levantado en armas al sector de las boîtes de noche. Alertan de "desnaturalización" de los clubes y de despidos, ya que el Govern permite solo colocar mesas en las pistas de baile, a las que se podrá acceder solo mediante registro y con personas con las que se tenga contacto frecuente. No obstante, lo que ha incendiado al sector es el regreso de los macrobotellones sin control.
El primero postpandemia tuvo lugar en un párquin de la comarca barcelonesa de Osona el sábado. Llamaba a los jóvenes a una noche de "desfase" tras la pandemia. Reunió a centenares de vehículos en el estacionamiento periurbano, sin presencia policial a la vista. Los botelloneros se congregaron para beber alcohol, bailar --aquí sí-- sin mascarilla ni distancia social, y escuchar música desde los maleteros. El FestPark tiene incluso una lista de éxitos de Spotify. Fotos del encuentro se pueden consultar en Instagram.
Cambios en cuatro días
La noticia de que los botellones vuelven a Cataluña pese a la amenaza de los rebrotes del virus SARS-CoV-2 coincide con la improvisación del Gobierno catalán con la legislación para que el sector del ocio nocturno vuelva a la normalidad. Con la normativa nacional, las discotecas esperaban un límite de aforo del 33%, el cierre de las pistas de baile y la instalación de mesas y sillas en todos los locales.
Ello cambió la semana pasada, cuando el Gobierno catalán decretó la nueva normalidad en la región. El documento aumentaba el aforo al 75%, borraba la instalación de sillas y mesas y permitía, de nuevo, el baile en pista. Finalmente, esta semana, la Generalitat de Cataluña ha rectificado de nuevo. La versión segunda de la nueva normalidad limita el aforo al 25% y 30% de los locales. Las pistas de baile quedan cerradas salvo para las personas que tienen contacto habitual. Todos los clientes deberán registrarse para acceder a las mismas.