Un peregrino haciendo el Camino de Santiago / PXHERE

Un peregrino haciendo el Camino de Santiago / PXHERE

Vida

El Camino de Santiago recluido

La Ruta Jacobea, desolada tras el terremoto económico, pendiente de una lenta resurrección en otoño

17 mayo, 2020 00:00

Récord sobre récord, el Camino de Santiago esperaba acoger este año a 365.000 peregrinos. El coronavirus paró el contador en 6.785 en marzo. Los caminantes y el sector hostelero-turístico esperan su resurrección a partir del día D de la “nueva normalidad” --22 de junio, en principio-- con movilidad libre por el territorio nacional.

En 1987, cuando fue declarado por el Consejo de Europa como Primer Itinerario Cultural y Calle Mayor de Europa, solo registró 2.095 caminantes. El auge y el negocio han sido milagrosos. Para las autoridades eclesiásticas, que cobran tres euros por certificar cada compostela --más donativos, souvenirs y visitas--;  y para el entramado de albergues, hoteles, tiendas, bares y restaurantes.

Desbanda de extranjeros

Este apogeo ha movido unos ingresos de 655 millones en seis años, según el plan estratégico 2015-2021 elaborado por la Xunta. El ejecutivo gallego calculó un gasto medio por peregrino de 45 euros al día. Todo se ha venido abajo por el Corvid-19, como en un terremoto.

Casi 210.000 de los visitantes, un 65%, fueron extranjeros en 2019. La mayoría provino de Italia, Alemania, Estados Unidos y países de Asia. Serán muchas bajas. “Parece dudoso que los peregrinos nacionales las compensen. Y aunque así sucediera, hemos de tener en cuenta que los peregrinos extranjeros caminan, de media, tres veces más días que los españoles”, advierte Joan Fiol, responsable y fundador del foro del CaminoGonze.com.

Reservas lejanas

Los peregrinos de otros continentes se dan por perdidos este año. Y puede que en 2021, a pesar de la declaración de Año Santo, Jacobeo o Jubileo, lleno de celebraciones, actividades y la concesión de indulgencia plenaria o perdón de todos sus pecados a quienes visiten la tumba del Apóstol.

Los europeos dependen de cuando, con el virus más o menos controlado, se abran las fronteras. Pero el proceso político será largo, farragoso y con muchas precauciones. Los recorridos interprovinciales con destino final en la catedral de Santiago serán escasos antes de otoño. Apenas hay reservas tras el 1 de julio.

Peregrinos patrios

Este verano, la Ruta Jacobea será recorrida, parcial o totalmente, solo por peregrinos españoles. Es previsible que se apunten bastantes, teniendo en cuenta que no podrán salir del país. Los mayores de 65 años se contendrán.

Los especialistas apuntan que pueden impulsar las peregrinaciones patrias la necesidad humana de moverse después de un largo confinamiento, las ganas de una “conexión profunda” con la naturaleza y un cierto sentido de la solidaridad. Para algunos, quizá sea el año para realizar un proyecto siempre pospuesto.

Predominio femenino

Los registros oficiales revelan que las mujeres ya son mayoría (58%), tras 12 siglos de predominio masculino. Los portales de viajes aseguran que las peregrinas muestran más temores e inseguridades, prefieren hacer el camino a pie y durante el verano, rehúyen trazados complicados y son más puntillosas en higiene y confort.

Los albergues y otros alojamientos y servicios irán abriendo en función de la demanda. Es probable que algunos no lo hagan por falta de rentabilidad. Una ruina para la extensa red de pequeños negocios familiares, aunque la mayoría conseguirá sobrevivir.

Canal de transmisión

Según historiadores e investigaciones específicas, el Camino de Santiago fue canal de transmisión en Europa de la peste negra en el siglo XIV y del cólera morbo en el XIX. Hoy podría serlo del Covid-19 en una ruta modernizada, en la que prima más el deporte, la aventura y las motivaciones culturales que las espirituales o religiosas.

Los establecimientos están muy preocupados. Tienen motivos. Adaptarse a la nueva normalidad no será fácil, sobre todo si faltan protocolos claros y unificados. Se impondrá la distancia interpersonal de previsiblemente 1,5 metros entre quienes no viajan juntos, la desinfección diaria, la instalación de mamparas de protección y un protocolo cuando un peregrino presente síntomas de Covid-19.

El objetivo es evitar un solo contagio dentro de un albergue. “Las administraciones deben actuar con prudencia y los peregrinos con responsabilidad y tomar todas las medidas de higiene necesarias, cumpliendo las normas para evitar riesgos”, recomienda Antón Pombo, escritor e historiador.

Camino reinventado

Son muchos los que creen que el Camino de Santiago será distinto. Más parecido al de antes del transcendental Xacobeo 1993. Con menos peregrinos, más familiar e introspectivo, menos turístico y masificado, sin las agencias con paquetes low cost y tanta mercantilización. “La competencia por la supervivencia en el negocio será feroz”, vaticinan.

También resultará más tedioso sin el jolgorio, la seriedad, amabilidad o altanería de italianos, portugueses, franceses, alemanes, chinos, japoneses, coreanos, estadounidenses, holandeses o suizos. Perderá ambiente y una parte importante de su alma.