Falta de material de protección para profesionales e internos, no se realizan pruebas a los que presentan sintomatología de Covid-19, y carencia de profesionales sanitarios y espacios donde aislar a posibles infectados. Esta es la situación en algunas residencias para personas con discapacidad en Cataluña.
Desde UGT y el Comitè Català de Representants de Persones amb Discapacitat (COCARMI) explican a Crónica Global que llevan semanas reclamando mascarillas, guantes y gafas, así como la prueba médica para evitar la propagación del coronavirus en estos centros. “Los equipos de protección individual que hay no son adecuados y llegan a cuentagotas, todavía hay gente sin ellos porque se reservan para casos confirmados”, apunta Carme Ruiz, portavoz de Educación Especial del sindicato.
Sin datos de contagios
Y es que según ha detallado UGT este lunes, al menos 350 personas de 52 centros --del total de 380 del territorio-- muestran síntomas o sufren la enfermedad. De ellos, 203 son usuarios y 147 trabajadores. “En residencias de personas con discapacidad intelectual se están detectando muchos casos, aunque no tenemos datos validados y fiables de cuántas personas con discapacidad en residencias están contagiados, tienen síntomas, o a cuántas se les han hecho la prueba”, explica Meritxell Caralt, secretaria técnica de COCARMI.
Ruiz apunta que “aunque se produce un seguimiento telefónico de los ambulatorios de la zona a la residencias, las pruebas no llegan, y no existe certeza del número de infectados hasta que no se produce un ingreso hospitalario, cuando su salud se complica”. Si no es así, los enfermos permanecen en el centro, “con la consecuente reestructuración de los espacios que requiere. Y el personal que ha mantenido contacto con un positivo tiene que confinarse en su casa y así merma la plantilla para atender a los residentes”, lamenta.
Falta material de protección
Desde UGT recuerdan, además, que algunos de los internos presentan problemas asociados como patologías crónicas respiratorias o cardíacas y requieren atención de personal médico del que la mayoría de estos servicios residenciales no dispone. “Entendemos que no hay medios para todos, pero el Govern debe intentar cubrir las necesidades mínimas de protección y las bajas de personal que cae enfermo”, recuerdan.
La ausencia de pruebas para verificar el número de contagios aumenta el riesgo exponencial de los residentes ante la incorporación de personal. “Ante la falta de material, trabajadores han llegado a reutilizar mascarillas, guantes y batas de otros”. Y, en ocasiones, algunos profesionales han llegado a comprar su propio material de protección. En los últimos días, señalan desde COCARMI, Salut ha comenzado a repartir equipos de protección individual (EPI) en estos centros, medida “primordial para que no haya riesgo entre profesionales y residentes”, subraya Caralt.
Traslados de residentes
En la misma línea, según confirman desde la Conselleria de Treball, Afers Socials i Familia, desde hace quince días, han implementado un plan de trabajo en coordinación con los centros de personas con discapacidad para realizar el seguimiento de la afectación durante la pandemia, y poder actuar de manera eficaz. “En casos de urgencia se han realizado traslados a centros alternativos y las residencias están en contacto con los centros de primaria para la atención sanitaria”, detallan.
El problema es, explica Ruíz, que en algunos casos esa medida ha resultado inútil. Así sucedió la pasada semana, cuando 26 personas con discapacidad fueron trasladadas desde los centros hasta la Casa del Mar de Barcelona. “En algún caso estuvieron allí 24 horas, no les hicieron la prueba, no había personal sanitario, y volvieron a su residencia. Espero que ahora haya mejorado”, señala.
Realizar test
Caralt también aboga por la realización de test para frenar el número de enfermos. “Hemos pedido que se hagan las pruebas, precisamente, para realizar el triaje entre sanos y contagiados. La Generalitat nos han contestado que los test que hay solo son fiables en el caso de que exista sintomatología”. La petición fundamental del colectivo es tomar medidas para determinar qué personas pueden compartir espacios. “En las residencias de personas con discapacidad el contacto es inevitable. No se puede mantener el distanciamiento social impuesto”, señala
Para velar por la protección de las persona con discapacidad, desde Afers Socials se han comprometido a medicalizar las residencias que ya cuentan con servicio sanitario. Una atención que se ampliará para atender in situ a los pacientes. Las que no disponen de profesionales de la salud entre su plantilla, ni tampoco de espacios donde aislar a los afectados, podrán derivar a sus usuarios a otros centros, cuentan desde COCARMI.
Espacios para aislar a enfermos
“Al igual que con las residencias de ancianos, seguimos la estrategia de abrir espacios alternativos para trasladar personas con discapacidad física o intelectual que viven en centros y poder así separar enfermos o que presenten sintomatología de las sanos, y facilitar el confinamiento tanto en las residencias como en nuevos espacios”, señalan desde la Consejería que dirige Chakir El Homrani.
En Barcelona, la Generalitat ha habilitado la Casa del Mar en Poble Sec con 30 plazas, y otra residencia en el distrito de Nou Barris que, en la actualidad, acoge a 24 personas. La previsión del Govern es habilitar un tercer espacio. Otros 24 internos de residencias de Sabadell y Cerdanyola del Vallès se han reubicado en el Hotel Verdi.