Barcelona está pagando su exceso de confianza con el temporal Gloria. Las playas y el transporte público de la Ciudad Condal resultaron gravemente afectados por la borrasca pese a que la localidad se encuentra fuera del epicentro de la violenta tempestad. Ello contrasta con infraestructuras como el agua o la electricidad, que aguantaron en la capital catalana.
¿Qué pasó? Una portavoz del Ayuntamiento de Barcelona enumeró los desperfectos. "Pérdida de arena generalizada en la línea de costa; se han descalzado duchas, papeleras y pasarelas de madera; hay 33 árboles rotos y 24 caídos; 173 contenedores con daños y unos 350 que han quedado volcados o desplazados". Ante ello, se defendió el consistorio que cinco brigadas de arbolado permanecieron alerta para atender incidencias. Los parques públicos siguen cerrados y el ayuntamiento ha activado dos planes hasta que amaine la tormenta: uno por mal estado del mar y el plan de inundación parcial del río Besòs.
El transporte, a medio gas
En el terreno de las infraestructuras, el transporte fue el que pagó el pato en un día complicado en el arco mediterráneo. En la Ciudad Condal, una portavoz de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) admitió a este medio "incidencias" en algunas líneas de autobús que resultaron afectadas por la presencia de árboles caídos u objetos en las calles. Lo cierto es que hubo más. Parte del Trambaix cayó por la mañana por desprendimiento de parte de la catenaria, lo que afectó a las líneas T1, T2 y T3. El tranvía en superficie circuló con la frecuencia "alterada" o retrasos durante todo el día. También se registraron retrasos en Cercanías y el AVE, no así en el cuestionado Puente Aéreo desde el aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat.
Por su parte, el Metro de Barcelona quedó a resguardo de la galerna porque la lluvia en la segunda mayor ciudad española no fue tan intensa como en la provincia de Girona o la Comunidad Valenciana. El suburbano barcelonés sí presentó las tradicionales goteras o pequeñas cascadas por deficiente impermeabilización. En algunos momentos del día se cerraron andenes o accesos de forma puntual (ocurrió en las estaciones de Clot y Plaça de Sants), pero hasta ahora no se han producido las cascadas o inundaciones de otras borrascas. En las carreteras de la conurbación, el viento y las precipitaciones provocaron colas en la AP-7 en el enlace de El Papiol y retenciones en la A-2 y C-32 en su entrada a Barcelona.
El litoral, lo más afectado
En el resto de infraestructuras, el drenaje de agua funcionó a duras penas. Es cierto que puntos negros de anteriores inundaciones como la avenida Paral·lel, que se inundó tres veces en 2018 a la espera un nuevo colector de agua --está presupuestado en las cuentas de 2020-- salvaron la jornada. La presión de Gloria se concentró en el litoral y las playas. Los arenales de Barcelona quedaron literalmente barridos por la galerna, con la citada pérdida de arena. Ello pese a que el ayuntamiento había colocado sacos de arena en algunas de las zonas de baño para evitar la acción de las olas. También hubo insuficiente imprevisión en el Puerto Olímpico. Sus gestores habían retirado 15 grandes embarcaciones y colocado al resto con la proa mirando al muelle para lidiar con la tormenta. No fue suficiente. Olas cada 12 segundos golpearon una y otra vez una instalación que, también, espera una obra municipal: el refuerzo del dique de abrigo. También está presupuestado por el equipo de Ada Colau de cara a 2020, pero no se ha ejecutado. En el Puerto de Barcelona la actividad se había paralizado de forma preventiva.
Vídeo del Puerto Olímpico durante la borrasca Gloria / CG
Globalmente, Protecció Civil recibió 1.300 llamadas por incidentes en la comarca del Barcelonès, que incluye cinco poblaciones, incluyendo la capital catalana. Antes, se habían suspendido todas las actividades al aire libre en la Ciudad Condal y su conurbación. Ello no fue óbice para que algunos usuarios se quejaran de la falta de iluminación en las calles o de diligencia de la fuerza pública en retirar objetos contundentes que estaban a punto de caer a la calle o ya lo habían hecho. Sindicatos policiales recordaron que la plantilla están "tensionada" por falta de personal. De cara a las próximas horas, el Servei Meteorològic de Catalunya espera que continúen los chubascos y que se intensifiquen hasta dejar 100 litros por metro cuadrado en puntos de las provincias de Barcelona y Tarragona. Habrá que ver si la urbe lidia mejor con esta última parte de la tempestad.