Todo iba sobre ruedas en la vida de la televisiva catalana Ares Teixidó hasta que, de repente y sin previo aviso, el día 15 de octubre del 2018 todo cambió. La presentadora ilerdense fue diagnosticada de diabetes tipo I, una enfermedad que, según confiesa en exclusiva para Crónica Global, le "obligó a reformular" su vida "por completo" y pasó "por muchas fases de duelo como la tristeza, la rabia, el dolor y la impotencia".
Por este motivo, Teixidó empezó a trabajar en su proyecto más emotivo, vital y personal, Sweet Warrior, que ahora lanza en colaboración con la marca de tés japonesa sin azúcar Umaicha; la periodista y coach Ruth Jiménez, a quien se refiere como una de sus "mejores amigas y uno de los ángeles" de su vida; y el nutricionista Serafín Murillo. Una plataforma, explica Ares, con la que no solo pretende compartir experiencias en claves emocionales con los pacientes de diabetes, sino "ayudar a toda la gente" que se encuentra en el momento en el que ella estaba cuando le diagnosticaron la enfermedad, o que lleven mucho tiempo con la diabetes y les interese tener un mejor control de la situación. Y es que si en algo cree Teixidó, ahora más que nunca, es en luchar junto a todos los pacientes de diabetes para, de una vez por todas, encontrar la cura definitiva a la enfermedad.
--Ares, ¿cómo se encontraba antes de su gran cambio?
--Tenía todos los síntomas y no tenía la menor idea. Y eso que mi cuerpo no paraba de avisarme. Me adelgacé unos 12 kilos en pocos meses, bebía unos 6 litros de agua al día, orinaba todo el rato, tenía una irritabilidad brutal, tenía una visión borrosa y pensaba que necesitaba gafas para leer el cue en la televisión, aunque era porque tenía el azúcar por las nubes y no lo sabía. Total que, de pronto, empiezo a inyectarme insulina y veo que me encuentro bien. Hasta que un buen día decido hacerme una analítica y, al momento, me veo ingresada.
--¿Qué es lo primero que le pasó por la cabeza cuando le diagnosticaron diabetes tipo I?
--Lo primero que pregunté es: “¿Me voy a morir?”. Y la respuesta fue: “No, si llevas un buen control de la situación”. La verdad que fue un shock muy fuerte porque no tenía a nadie que tuviese diabetes. De hecho pensaba que era tan fácil como inyectarse insulina y no comer dulces pero, con el tiempo, me he dado cuenta de que es mucho más. ¡Ah! Y también le pregunté a mi endocrino que dónde estaba el páncreas y para qué servía, [ríe]. Era mucha información, estaba muy nerviosa y tenía que encajarlo todo de la mejor manera posible. [Vuelve a reír].
--¿Qué puede ocurrir si no se tiene un buen control?
--Puedes sufrir ceguera, porque la diabetes es la primera causa de ceguera en el mundo occidental, y también puedes morir, de hecho han muerto un millón quinientas mil personas por diabetes. Además, también puedes sufrir amputaciones. Vamos que las consecuencias pueden ser fatídicas, pero solo pueden ocurrir en el caso de no llevar un control de la situación.
--¿Algunas de estas consecuencias las leyó en Google?
--[Ríe]. Me metí en Google al momento y es lo peor que jamás pude llegar a hacer. Por eso nace Sweet Warrior, para ayudar tanto a los pacientes, como a los familiares. Porque, para la familia, la diabetes es un shock puesto que, en muchos casos, no saben qué tienen que hacer y tienen que estar preparados para lo que les venga. De hecho, mi chico siempre dice que no sabe qué es darle biberones a un bebé, pero sabe qué es darme azúcar a las tres de la mañana porque, de pronto, tu azúcar puede bajar y la persona que tienes al lado es crucial para que los niveles de glucosa se estabilicen.
--Con su proyecto también quiere ayudar a las familias, ¿qué papel ha jugado su familia?
--Todos ellos han sido importantísimos, pese a vivir a 160 kilómetros. Siempre he sido una persona que sufre más por lo que sufren las otras personas que no por mi propio dolor. No soy madre, pero soy hija y recuerdo el día en el que le dije a mi madre lo que me ocurría. La frase de mi madre fue: “Si me pudiese pinchar por ti lo haría”, y yo le dije que estuviera tranquila porque todo iba a salir bien y que podría con la enfermedad.
--También me ha mencionado a su chico, Albert Estragués, ¿qué papel juega?
--Es la persona que vive conmigo y siempre digo que ha sido uno de mis ángeles de la guarda. Al principio yo tenía pánico a las agujas y, las primeras veces, mi chico y yo nos pinchábamos juntos en los dedos. Ahora ya, como me he pinchado tantas veces, no pasa nada. Hemos hecho todo el proceso juntos porque, a todas horas, tienes que apuntar a cuánto estás de azúcar. Podría haberlo hecho sola, pero no sin él.
--Una diabetes, por cierto, que llegó justo en el momento que estaba haciendo la mudanza con su chico…
--Eso es. El 12 de octubre nos mudamos y el 15 estoy ingresada. Siempre digo que nunca hemos vivido solos, sino que siempre hemos sido tres: yo, él y la diabetes. Tres días después, con toda la casa llena de cajas, con toda la ilusión que comporta irte a vivir con una pareja, nos cambió la vida. El inicio de todo fue un horror y estaba abatida. Pero él nunca me dejó, ni me soltó de la mano. Y sé que ha habido momentos en los que se ha tenido que desahogar con su gente. Pero la fortaleza que me ha transmitido y las veces que he llorado, me ha abrazado fuerte y me ha dicho que estaba a mi lado, se lo voy a deber siempre.
--¿Le gustaría ser madre?
--Aunque con la diabetes se puede, no me lo planteo porque se me hace un mundo y sería un embarazo bastante complicado. Si quisiera ser madre, me exigirían unos controles de glucosa mucho mejores que los de cualquier mujer que no tiene diabetes. Y, ahora mismo, eso me supone un estrés añadido porque podrían venir complicaciones en el feto y no estoy dispuesta a arriesgarlo.
--Además de su familia y de su chico, las redes también han sido muy importantes para afrontar la diabetes con más fuerza…
--Sabes mi trayectoria, de todo lo que venía y cómo estaba antes. Las redes no eran un sitio seguro, eran un lugar muy hostil y no podía soportar que la gente opinase sobre mi vida. Esos haters, ese ensañamiento continuo… Y, de pronto, aparece gente de debajo de las piedras, dispuesta a entenderme, ayudarme, a darme consejos… Pero a unos niveles exagerados que no te imaginas. Fue ese momento en el que tomé la decisión de dar un paso adelante y, a toda la gente que me estaba ayudando, ponerles un nombre y darles la oportunidad de que tuvieran una plataforma, que es lo que hoy tengo, Sweet Warrior.
--Se refiere a las redes como un lugar “muy hostil”. ¿Cómo llevaba el tema de las críticas?
--En aquel momento muy, muy, muy, muy mal. No supe gestionarlo porque me paraba a escuchar a gente que no formaba parte de mi vida, y tuve que soportar insultos y faltas de respecto muy fuera de órbita. Ahora, si lo volviera a vivir, lo viviría de otra forma, me centraría más en mí, en mi vida y en mis cosas.
--Unas críticas, en parte, motivadas por su relación con David Bustamante. ¿Cómo es su relación con él a día de hoy?
--Le deseo lo mejor del mundo, con su nueva pareja porque se lo merece, y no voy a decir nada más al respecto.
--De la situación que vivió con David Bustamante, ¿qué ha aprendido?
--He aprendido a vivir sabiendo quién soy, con mis virtudes y defectos, y asumiendo que hay gente a la que le gusto más y a otra menos. Ya está. No sufro como antes, ni me paro a escuchar los insultos y faltas de respeto que no vienen al caso.
--¿Y del programa 'Los Infiltrados' qué ha aprendido? Porque dejó el espacio de Gol hace aproximadamente un mes…
--Siempre digo que es mucho peor dejar un trabajo que no que te echen. Lo mismo pasa con las relaciones [ríe]. El equipo es maravilloso, pero nos exigían unos cambios de contenidos y consideré que ya no encajaba allí. Sentí que era el momento de cerrar una etapa y, a pesar de que allí dejo grandes amigos y profesionales, a los que les deseo lo mejor, creo que tomé la decisión cuando la tenía que tomar y me fui cuando tenía que irme.
--Actualmente colabora con el debate de 'GH VIP', ¿le gustaría tener más proyectos en la televisión?
--Empecé con 18 años, la televisión es mi pasión y sigo amándola como el primer día, a pesar de que muchas veces me ha hecho sufrir mucho. Pero, de pronto, aparece Sweet Warrior y ahora estoy muy centrada en este proyecto. Sin embargo, claro que sí, estoy dispuesta a escuchar todas las propuestas que me lleguen siempre que sean bonitas, me gusten, me sienta realizada, pueda sumar y aprender con mi talento y forma de hacer televisión. Todo se andará. [Ríe].