Adiós a los hijos sin orígenes
Los procreados con semen y óvulos donados podrán saber, como en Europa, quiénes son sus padres biológicos
31 agosto, 2019 00:00Cada año se engendran en España 3.000 hijos con semen de un banco y otros 7.000 con óvulos donados. Conformarían una población de unas 300.000 personas que, desde la ley de reproducción asistida de 1988 y su reforma en 2006, tienen vedado conocer a sus padres biológicos. La posible eliminación del anonimato, como en Alemania, Suecia, Reino Unido o Portugal, calentará el otoño con partidarios y contrarios, las típicas dos Españas.
Las clínicas de reproducción asistida se oponen por temor a una desbandada de donantes. Y sobre todo, por la repercusión en una actividad con 400 centros que las ha convertido en primera potencia europea con 40.000 bebés nacidos anualmente mediante estas técnicas, y la visita de 15.000 parejas o mujeres solas extranjeras en busca de tratamientos.
Fuga de donantes
La reforma que permite a los hijos concebidos por este sistema indagar, una vez cumplidos los 18 años, la identidad de su padre biológico ha dejado en el Reino Unido apenas una decena donantes de esperma registrados en el banco nacional. Resultado: las parejas inglesas buscan fuera y, a las puertas del Brexit, crecen los bebés rubios de aspecto nórdico o con oscuros ojos de origen hispano.
En Suecia, Italia y Alemania también se ha producido una fuga, se han creado largas listas de espera para recibir tratamientos en estas clínicas y se derivan demandantes a España.
Demanda creciente
Los donantes, según las clínicas y leyes españolas, apenas cobran una “compensación por las molestias” de 50 euros por eyaculación y una “gratificación” de 1.500 por proceso de ovodonación. El perfil de ellos, según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), es de un estudiante entre 18 y 24 años que realiza la donación por la compensación económica. Ellas oscilan entre los 18 y 35 años.
Como en otros países, será muy gravoso económica y clínicamente dar paso a nuevos donantes sin secreto. Serán personas más adultas y altruistas. Pero las clínicas ven difícil recuperar su actual número. Además, bajará la tasa de efectividad, al tratarse de personas mayores, y se reducirá la posibilidad de elegir rasgos físicos como color de la piel, ojos o estatura.
Choque de derechos
“Las marcha atrás de los donantes es lógica. A nadie le gusta que, de repente, aparezca un joven diciendo soy tu hijo por una donación que hiciste cuando eras universitario para sacarte unos cuartos o por mero altruismo. Menudo lío familiar, e incluso de herencias”, plantea Luis de Pablo, donante pionero en el Madrid de los 80.
Pone el dedo en la llaga. Están en juego tres derechos: el del donante a desaparecer para siempre, el de los padres a que ese deseo sea realidad, y el de los hijos a conocer sus orígenes, a saber de dónde vienen. Y el dilema de quiénes son los verdaderos padres, los que han educado al niño o los portadores de sus genes.
Comité de Zapatero
El Tribunal Constitucional de Portugal intervino el pasado mayo en favor de que los niños que nazcan gracias a una donación de gametos (semen y óvulos) puedan conocer en el futuro la identidad del donante. “El anonimato supone una restricción innecesaria de los derechos a la identidad personal y el desarrollo de las personas”, sentenció.
El Comité de Bioética de España lidera el debate iniciado hace meses en foros y congresos, donde se resaltan las cuantiosas pérdidas económicas si se levanta el anonimato. Federico de Montalvo, presidente de este órgano asesor del Ministerio de Sanidad creado en la etapa de Zapatero, promete tener listo en septiembre un informe en línea con la corriente europea.
La SEF tiene a punto otro a favor de mantener el anonimato porque "ha funcionado 30 años sin problemas" y ha convertido al país en uno de los líderes mundiales en la materia”. Montalvo replica que “si prima el impacto económico, estaríamos ante una decisión no muy ética”.
Sin registro nacional
Los partidos políticos todavía no han fijado posición, y posiblemente no lo harán hasta que haya Gobierno o Congreso de los Diputados en plena actividad. Pueden producirse extrañas afinidades, como en la llamada maternidad subrogada, donde Cs coincide en su defensa con los nacionalistas, y PP y Podemos en su contra.
En todo caso, costará terminar con el anonimato del donante, en principio sin efectos retroactivos. Como cuesta contar con un registro nacional, como existe en otros países, y que garantizaría el cumplimiento legal de un máximo de seis donaciones por persona. El Ministerio de Sanidad promete desde hace años que llegará “en breve”.