El Ayuntamiento de Barcelona conoce desde 2016 la existencia de campamentos como el que fue escenario de la presunta violación grupal por parte de una manada el pasado fin de semana. El Ejecutivo local de Ada Colau ha condenado hoy sábado la agresión sexual a la mujer rusa de 25 años, pese a que en tres años ha sido incapaz de acabar con los puntos de chabolismo como el que fue escenario del ataque.
Los Mossos d'Esquadra han preferido no aportar más datos sobre la ubicación exacta del lugar donde la víctima fue retenida durante días y agredida. Vecinos del Poblenou han apuntado a los asentamientos de la zona de las calles Tànger; Pamplona; Àlaba y Sancho de Ávila. En estas vías existen al menos dos asentamientos de chabolas en el que moran familias gitanas de origen rumano. ¿Siguen allí? "Tienen orden de desalojo, pero continúan aquí", han confirmado desde un alojamiento cercano.
Antes, junto a Can Ricart
Algunas de estas personas vivían en un solar localizado junto a la antigua fábrica de Can Ricart, en la calle Bilbao. Utilizaban aquel lugar como punto de operaciones para trabajar en la chatarra. No obstante y según ha confirmado una comerciante, los clanes fueron desalojados hace unos meses. "Ya no están aquí. Se encuentran en otros puntos del barrio. Eran muchos", ha señalado en conversación con este medio.
Estas nuevas zonas de familias vulnerables en las que se habría cometido el brutal crimen contra la mujer, que fue secuestrada durante días y agredida sexualmente por varios hombres, serían según fuentes vecinales las que se encuentran en el cuadrado situado entre las calles Sancho de Ávila; Pamplona; Bolivia y Ávila. En esta zona hay varios campamentos urbanos que el gobierno municipal de Barcelona en Comú (BComú) ha sido incapaz de desmantelar.
Investigación de la Síndica
El problema del chabolismo de Barcelona que ha vuelto a poner sobre el tapete la presunta violación múltiple de Poblenou no es nuevo. En mayo de 2018 el Ayuntamiento admitió que hasta 536 personas dormían en campamentos urbanos en la ciudad condal, un incremento sustancial de los 444 vecinos que dormían juntos en la calle a principios del pasado ejercicio. Esta última cifra significaba un récord absoluto en la capital catalana.
Quizá por ello, la Síndica de Barcelona abrió una investigación de oficio en mayo del año precedente. Lo hizo Maria Assumpció Vilà tras visitar dos asentamientos en Poblenou, donde pudo comprobar in situ que las condiciones higiénicas eran "ínfimas". Las pesquisas de la defensora del vecino tenían como objetivo investigar cómo se estaban gestionando las competencias municipales en la materia. Vilà pidió también un amplio pacto para acabar con el sinhogarismo colectivo en Barcelona.