"Intolerable". Así ve la representación del sindicato CSIF en la Guardia Urbana de Barcelona el despliegue de fornidos agentes cívicos en la plaza Real, en el corazón de la ciudad. La agrupación pedirá al Departamento catalán de Interior que investigue la operativa de los profesionales que, contratados por los comerciantes, aseguran "hacer una labor disuasoria" del incivismo y el crimen.
En conversación con este medio, Eugenio Zambrano, secretario de Administración Pública de CSIF, ha criticado que "la alcaldesa Ada Colau, que pertenece a un partido de izquierdas, tolere una auténtica privatización de la seguridad en el espacio público". Según Zambrano, Barcelona en Comú (BComú) debería "dotar a los efectivos policiales de material y recursos humanos para lidiar con el repunte de la inseguridad, y no autorizar soluciones que pisan las competencias del cuerpo municipal de seguridad y de los Mossos d'Esquadra". Por ello, piden que el consejero catalán de Interior, Miquel Buch, inicie pesquisas en torno al servicio de vigilancia de la plaza Real con el fin de comprobar su legalidad.
"Son patrulleros camuflados"
El funcionario ha enfatizado que los musculosos agentes cívicos de la plaza Real de Barcelona "son en realidad patrulleros camuflados", ya que estarían haciendo "labor disuaria de la infracción de leyes y normativas". Ello se estaría efectuando "con el plácet de una munícipe, Colau, que tiene las competencias en seguridad ciudadana cedidas por el Estado, pero que está haciendo un mal uso de las mismas". De hecho, desde CSIF avisan de que se podría dar la paradoja de que Urbana o Mossos d'Esquadra tengan que intervenir contra el servicio de agentes cívicos "si éstos se arrogan competencias que no les corresponden".
El también efectivo policial ha lamentado que el Ejecutivo local "esté retirando efectivos de zonas que necesitan vigilancia, como la de la calle Almogàvers o Pamplona" para colocarlos "a controlar el mercado de la miseria en la plaza de Les Glòries con fines claramente electoralistas". Ello responde, siempre según Zambrano, al "objetivo de crear una policía política, aun cuando sea utilizando a agentes como si fueran mobiliario urbano".
Vigilancia privada en la plaza Real
La reacción de la parte social de la Guardia Urbana llega tras desvelar este medio que una empresa de controladores de acceso de discotecas ha desplegado a un grupo de fornidos de profesionales desde el pasado fin de semana. Los empleados patrullan por la plaza Real y alrededores contratados por los comercios con el objetivo de evitar hurtos y episodios de incivismo. Hay turno de día y noche y presencia continua, esto es, todos los días.
Blau Control Service, empresa que opera un servicio similar en el Born, ha defendido que "no son vigilantes de seguridad, sino agentes cívicos" y que cuentan con el visto bueno de la Jefatura de Guardia Urbana y del distrito de Ciutat Vella, que comanda Gala Pin, la concejal más antisistema del gobierno municipal de Barcelona en Comú. Según la firma, "las primeras noches son positivas" y no se han producido incidentes relevantes.