Un narcotraficante buscado por la policía ha abierto un supermercado de droga en el centro de Barcelona. El prófugo de la justicia Chan S. se ha instalado en el primero segunda de un inmueble de la calle Nou de Sant Francesc, apartamento que utiliza como distribuidor masivo de cocaína y hachís, sobre todo a turistas. El Ayuntamiento de Barcelona y los Mossos d'Esquadra han sido informados, sin que hasta la fecha se hayan efectuado intervenciones policiales.
La operativa de Shah, que utiliza a captadores en la esquina de la calle Escudellers con Nou de Sant Francesc, está sublevando a los vecinos. Una de ellas explica de forma anónima su calvario. "Estamos con el agua al cuello. Es un ir y venir de personas durante toda la noche. O de salir al rellano y encontrarte a gente que te ofrece en inglés estupefacientes", explica. Lamenta que los residentes del inmueble, unos 30, "se sientan intimidados" y "abandonados" por la policía, pues ni el equipo de Ada Colau ni los Mossos los están ayudando, hasta el momento de esta publicación.
A cuchillazos
El cénit del agotamiento vecinal llegó el miércoles de esta semana. Según informa la residente. Un desconocido entró en el bloque, agarró algunas de las macetas que decoran la entrada y se puso a lanzarlas contra el primero segunda, el piso que utilizan los narcotraficantes como base de operaciones. "Salieron cinco personas del piso a toda prisa con cuchillos y palos. No sabemos cómo acabó la reyerta, pues el agresor salió corriendo. Llamamos a los Mossos, pero nos derivaron a la Guardia Urbana. No pudieron entrar en la propiedad porque carecían de orden judicial", ha relatado la misma fuente. Hay más. El trajín de compradores de droga ha acabado con la sólida puerta de la calle reventada. "Ahora queda abierta todo el día, pero según como encaja no se puede abrir. Ayer, mi hija volviendo por la noche no pudo abrirla y tuvo que pedirle a uno de los narcos que se la abriera. A lo que él dijo riéndose: 'Yo la abro cuando quiero'. Y le pegó una patada fortísima y la abrió. Cinco de ellos subieron después al piso con dos clientas", ha lamentado.
El narcopiso del Gòtic que opera el narco Chan S. / CG
Este desespero se produce pese a que los inquilinos han tratado de protegerse. "Hemos celebrado dos reuniones de vecinos. Finalmente, se ha acordado instalar cámaras de videovigilancia. Hemos sondeado incluso la opción de poner un vigilante de seguridad en la puerta. Pero nos piden 4.000 euros al mes", admite la vecina. Las medidas de autoprotección no empañan la razón a los vecinos, que arremeten contra Mossos y Ayuntamiento por "no hacer absolutamente nada con Chan, un individuo que está fichado y buscado".
"Llaman al timbre diez veces por hora"
En el rellano del supermercado de la droga de Chan, otros vecinos corroboran la versión de la residente. "Sí, es cierto que utilizan el primero para vender. Y es bastante molesto, la verdad, pues a nadie le gusta encontrarse con gente extraña en el rellano o en el ascensor de forma continua. Piensa que no paran de subir y bajar turistas y gente de aquí para comprar droga. Y, como el narcopiso no está señalado, llaman a los pisos de encima tratando de encontrarlo. Hemos llegado a atender diez llamadas del telefonillo en una hora. Todas de gente que buscaba estupefacientes", reconoce una de las inquilinas.
Portal en el que los narcos han instalado un piso-supermercado. También han roto la puerta / CG
En el interior de la escalera, reina un silencio tenebroso. La puerta del piso de Chan permanece cerrada a cal y canto hasta que llegan compradores. Los vecinos no dan crédito. "Nosotros no nos enteramos de mucho porque vivimos más arriba, pero sí que es cierto que es inquietante. Porque no es solo el movimiento de clientes, que también, es que nunca sabes cuánta gente hay en ese apartamento. Y se meten por el patio de luces, donde caminan por un tipo de repisa que tenemos. Miras abajo y es desconcertante. No creo que sea normal", comenta una pareja que sube al ascensor con un carro de la compra.
Mossos: "Investigaciones en marcha"
Preguntado por la cuestión, un portavoz del Ayuntamiento de Barcelona se ha remitido a los Mossos d'Esquadra, que llevan las riendas de las dos operaciones, una puntual, la Bacar, y otra estable, contra el narcotráfico en el distrito de Ciutat Vella. A su vez, un representante de la policía catalana ha señalado que "no puede aportar información de pisos concretos para no dañar investigaciones en marcha", aunque ha recordado que "la presencia policial es constante y fuerte en la zona" desde que se desmanteló un clan de dominicanos que señoreaba la mayoría de narcopisos del barrio del Raval en 2018 y empezara un operativo conjunto con la Guardia Urbana en el resto de la zona.
"El procedimiento habitual es la denuncia vecinal, a la cual damos trámite con rapidez. Ya sea vía Guardia Urbana o el Cuerpo de Mossos d'Esquadra, la información que aportan los vecinos es crucial en muchas investigaciones", ha recalcado el mismo portavoz. Pese a esta versión, lo cierto es que la policía autonómica dio por terminada la epidemia de supermercados de la droga en el Raval el pasado febrero. Ello es cuestionable, máxime cuando se está demostrando que los clanes de la droga han migrado a barrios colindantes, donde son capaces de captar a turistas, que forman la mayoría de la base de clientes.