Los delitos sexuales se han disparado en Barcelona. Las investigaciones por tipos penales de esta índole llegaron a 1.795 en 2018, un 26% más que el ejercicio precedente (1.424). El incremento se suma al repunte de las diligencias abiertas por episodios de acoso, que han aumentado un 2.200% en cinco años: de 18 anuales a 427.
Los datos los ha aportado hoy la juez decana de Barcelona, Mercès Caso. La magistrada ha presentado la memoria anual de los juzgados de la capital catalana. En el informe se consigna que las salas instruyeron 1.235 causas en 2018, un aumento significativo en comparación con las 943 del año anterior. El guarismo tiene otro significado. Barcelona rebasó el umbral de 1.143 casos registrados en 2014, una barrera que marcó un récord negro de ataques de carácter sexual a mujeres. Caso ha atribuido el repunte "al hecho de que se estén investigando más" agresiones.
Más violaciones
Según los datos presentados por Caso, que ha estado flanqueada por los jueces delegados Xavier González de la Ribera (jurisdicción social); Roberto García (civil) y Mariano David García (delitos menores), los casos de acoso sexual crecieron de 152 a 427 en 2018, un avance equivalente a un 180,9% más. Por su parte, el tipo de agresión sexual también generó más instrucciones, aumentando éstas de 943 a 1.235 (+30,9), mientras que las violaciones también crecieron en la Ciudad Condal, de tres hasta 27, un incremento interanual del 800%. El único delito tipificado en el que descendieron las investigaciones fue el abuso sexual, que pasó de 326 diligencias abiertas a 106, un descenso del 67,4%.
Según la magistrada, los delitos relacionados con la libertad e indemnidad sexual "suelen ser realidades que no se denuncian", por lo que un aumento de las causas en los juzgados "no es necesariamente malo". Según la letrada, "no quiere decir que haya más hechos, lo quiere decir es que nosotros estamos investigando más hechos, y esto hay que verlo en un sentido positivo".
'Violador de Drassanes'
Cualquiera que fuere la interpretación de las cifras, la memoria no podía llegar en un peor momento para las administraciones en Cataluña. Tanto la Generalitat pero especialmente el Ayuntamiento de Barcelona pincharon en la intervención para frenar al violador de Drassanes, que pasó una semana cometiendo pequeños delitos en el barrio del Raval, e incluso llegó a atacar a una mujer con un palo hasta que perpetró una salvaje violación el pasado viernes.
El incidente puso negro sobre blanco la descoordinación de los cuerpos policiales, ya que la Guardia Urbana había arrestado al individuo anteriormente y lo llevó al Parc de Salut Mar (PSMAR) para su evaluación psiquátrica. No obstante, los médicos no vieron motivos para recluirlo. Todo este proceso pasó inadvertido para los Mossos d'Esquadra, que, sin embargo, se congratularon de haber detenido al individuo "en una operación conjunta", cuando no fue así: fue la Urbana fue quien lo arrestó. Quizá por ello, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, anunció ayer que pedirá un informe sobre la actuación de los cuerpos policiales.