Pietro Orlandi, hermano de Emanuela, en el plató de Porta a Porta / EFE

Pietro Orlandi, hermano de Emanuela, en el plató de Porta a Porta / EFE

Vida

Los restos óseos hallados en el Vaticano son de mujer

La fiscalía italiana baraja la hipótesis de que puedan pertenecer a la joven Orlandi desaparecida en 1983 en circunstancias misteriosas, los familiares aún denuncian la pasividad de la Santa Sede

2 noviembre, 2018 11:43

El Vaticano informó este pasado martes del hallazgo de fragmentos de huesos humanos en el local anexo a la Nunciatura Apostólica de Italia, en Roma. La Santa Sede comunicó el suceso a las autoridades italianas para que emprendieran una investigación. Los cuatro obreros que trabajaban en la reforma de la embajada del Vaticano ante Italia, hallaron un esqueleto casi completo y restos de huesos que podrían pertenecer a un segundo cuerpo. La opinión pública italiana baraja la hipótesis de que parte de estos restos óseos puedan pertenecer a Emanuela Orlandi, una niña desaparecida hace 35 años en circunstancias misteriosas.

La adolescente desapareció el 22 de junio de 1983 después de asistir a una clase de música en Roma cerca del Senado. El secuestro de la joven salpicó a los servicios secretos, a la mafia y al propio Vaticano en uno de los crímenes sin resolver más comentados del país. El caso provocó un gran revuelo debido también las actuaciones de un terrorista que intentó matar al papa Juan Pablo II. Las investigaciones avanzan y hasta la semana que viene no se tendrá acceso a nueva información. Fuentes del caso aseguran que los huesos pertenecen a una mujer de estatura baja. La fiscalía, sin descartar otras hipótesis, considera seriamente la posibilidad de que correspondan a la joven Orlandi que medía 1,60 metros.

El secuestro en 1983

El palacio Villa Georgina, donde han sido hallados los restos humanos, se encuentra en el barrio romano de Parioli. Esta zona está lejos de los muros de la Santa Sede además de ser el lugar donde trabajó el único prelado investigado por la desaparición de la joven, monseñor Vergari. El edificio fue donado por una familia a mediados de los años cuarenta y fue reformado en 1983. Este mismo año desaparecieron dos jóvenes: Orlandi y Mirella Gregori. Gregori es otra chica de la misma edad que Ali Agca, el turco que intentó asesinar a Juan Pablo II, quisó relacionar con la desaparición de Orlandi.

El hermano de la joven Orlandi estuvo el pasado miércoles en la fiscalía de Roma para ser informado de los avances de la investigación. Además, participó en el programa de máxima audiencia Porta a Porta donde volvió a manifestar la pasividad del Vaticano ante el asunto: Nunca han hecho las investigaciones oportunas. El hecho más importante es que hace pocos años el magistrado Capaldo se reunió en la Santa Sede con alguien para negociar. El Vaticano quería una solución parcial, un acuerdo. Dos días después, el fiscal Giuseppe Pignatone le quitó el caso a Capaldo.

Homicidio voluntario

La policía científica buscó ayer posibles pistas y objetos que aporten más información sobre el hallazgo. La semana que viene se conocerán los próximos resultados de los análisis científicos que abarcan la comprobación del sexo, edad y antigüedad de los restos. De momento, la fiscalía baraja la hipótesis de homicidio voluntario ya que la sepultura de los cuerpos y su aspecto sugiere un intento de ocultamiento de los cadáveres y no un entierro corriente.

El caso Orlandi no es la única línea de investigación. A la espera de los análisis de ADN que permitirá comprobar si los huesos pertenecen a las desaparecidas, ha empezado a circular otra hipótesis sobre el origen de estos restos. El portero que trabajó a mediados de los años sesenta en el edificio de la nunciatura fue un tipo extraño que mantuvo muchas discusiones con su esposa. Un día, la mujer desapareció de aquel palacio sin dejar rastro.