Una intervención quirúrgica en el Instituto Clavel / Quirónsalud Barcelona

Una intervención quirúrgica en el Instituto Clavel / Quirónsalud Barcelona

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Vida

iFuse, un tratamiento pionero contra el dolor lumbar

Alrededor del 80 % de la población lo sufrirá al menos una vez en su vida, y hasta en el 10 % de las ocasiones se volverá crónico

6 abril, 2018 10:18

El dolor lumbar es, probablemente, tan antiguo como nuestra condición de bípedos y, sin duda, uno de los más extendidos en la humanidad: alrededor del 80 % de la población lo sufrirá al menos una vez en su vida, y hasta en el 10 % de las ocasiones se volverá crónico. Sin embargo, y a pesar de esta alta prevalencia, muchos estudios convienen en que la mayoría de los casos no puede atribuirse a ninguna lesión concreta. Una de las posibles razones puede ser que la sacroileítis o inflamación de la articulación sacroilíaca, origen de una de cada tres lumbalgias, está infradiagnosticada.

La articulación sacroilíaca se encuentra en la cadera y está conformada por el hueso sacro y un hueso amplio en forma de oreja llamado ilion (lo que popularmente se conoce como ‘cadera’, aunque es solo uno de los huesos que la conforman). En la parte superior de la articulación, el hueso sacro y el ilíaco no están en contacto, sino que están conectados con potentes ligamentos y cartílago. Su función principal es transferir el peso de la parte superior del cuerpo a las extremidades inferiores y tiene una escasa movilidad, de entre dos y cuatro milímetros en todas las direcciones.

Causas de la lesión

La lesión de la articulación sacroilíaca se produce a causa de la combinación de compresión vertical y rotación rápida, como por ejemplo cuando cargamos un objeto pesado y realizamos una torsión. También por los traumatismos producidos de accidentes en moto y coche o caídas sobre los glúteos. Otras de las causas frecuentes son el aumento de la tensión en la zona sacroilíaca que suele suceder tras una intervención de fusión lumbar o el estiramiento de la articulación tras el parto, entre otras causas.

Las lesiones de este tipo pueden producir laxitud ligamentosa y un movimiento anormal doloroso. Como muchas otras inflamaciones articulares, la sacroileítis provoca un intenso dolor, en este caso principalmente en los glúteos -con irradiación ocasional hacia las piernas- y en la espalda baja. De hecho, según subraya el Dr. Ignasi Català, neurocirujano del Instituto Clavel de Barcelona especializado en cirugía de columna y neurocirugía, un 30% de las lumbalgias son debidas a sacroileítis no diagnosticadas. “Se diagnostican menos de las que existen porque sus síntomas se atribuyen a otras patologías de la columna, como hernias discales”, explica.

Tratamiento: una cirugía pionera en España

30.000 cirugías y decenas de ensayos realizados por todo el mundo avalan la efectividad del denominado sistema iFuse para el tratamiento de la sacroileítis. Se trata de una cirugía consistente en insertar tres implantes de titanio a través de la articulación sacroilíaca para estabilizarla y fusionarla. De esta forma se corrige la laxitud ligamentosa y el movimiento anómalo de la articulación que ocasionan el dolor asociado a esta patología.

A pesar de su contrastado recorrido internacional, en España no se había practicado hasta hace poco más de un mes. Fue el Dr. Ignasi Català, del Instituto Clavel, en Quirónsalud Barcelona, el encargado de dirigir la intervención el pasado 15 de febrero en Barcelona a una paciente de 40 años, que recibió el alta a los dos días de la operación.

Avances tecnológicos

Además, en el caso de la intervención en el Instituto Clavel, la cirugía se realizó con la asistencia del escáner intraoperatorio O-arm®2, que permite navegar con datos de alta precisión, imágenes bidimensionales y tridimensionales durante las intervenciones en el quirófano y en tiempo real que son incorporadas al ordenador mediante el TAC intraoperatorio. Durante cada intervención, los cirujanos disponen de imágenes instantáneas multi-dimensionales y fluoroscópicas que les permiten ver la anatomía del paciente en la posición quirúrgica, supervisar el estado de la cirugía y verificar la colocación de los implantes antes de que el paciente salga del quirófano.

Según explica el Dr. Català, gracias a la combinación de ambas tecnologías (iFUSE y O-arm) los pacientes se benefician de una cirugía menos invasiva, una recuperación más rápida y un mejor resultado final. “Con esta tecnología, conseguimos más precisión en la colocación de los implantes, lo que reduce el riesgo de complicaciones vasculares o nerviosas que podrían causar una mala colocación, además de una menor exposición a la radiación y un postoperatorio más corto”, afirma.