El hospital-foco del mayor brote de sarna en Cataluña recortó el presupuesto de saneamiento del centro un 11% en un año. El centro sanitario Sant Joan de Reus, con 35 empleados infectados, ajustó el presupuesto de acondicionamiento de las instalaciones en 2017.
Según reza el último presupuesto del hospital, el de 2017, el capítulo de "mantenimientos" cayó de 4,6 millones de euros en 2016 a 4,1 millones al año siguiente, más de un 11%. Por su parte, la partida para "otros gastos de gestión" también se redujo, de 3,08 millones a 2,82, un 8%.
Empleados de la ciudad sanitaria han recordado que tanto la limpieza como la lavandería están internalizados. Es Ginsa, la empresa gestora de la institución sanitaria, las que la presupuesta.
"No consta ese recorte"
Preguntado por las cifras, un portavoz de Sagessa, el grupo matriz con sede en Tarragona que gestiona el hospital afectado por la sarna, se ha limitado a indicar que "no le consta" ese recorte.
La misma fuente ha indicado que se actualizará la información sobre los afectados por la dolencia que transmite el ácaro parásito Sarcoptes scabiei, conocido como el arador de la sarna, el próximo lunes.
El último comunicado, publicado el jueves, 26 de enero, subrayaba que se ha ofrecido "tratamiento profiláctico" a todos los casos de Reus, además de a los empleados del área quirúrgica y del servicio de urgencias.
"El centro ha intensificado las medidas de higiene (limpieza del mobiliario o cambio de ropa laboral) con el fin de evitar nuevos contagios", agregaba la nota pública.
"Puede tener relación"
Fuentes sindicales han recordado que la sarna es una dolencia de la piel que se transmite por contacto con un huésped, aunque han admitido que la "falta de limpieza" puede tener relación con el brote, no con el contagio.
"Si recortas en higienización y lavandería y luego aparecen casos de escabiosis, sólo hace falta sumar dos y dos para que dé cuatro", ha indicado un portavoz de CGT.
La agrupación ha recordado que el hospital "viene sufriendo ajustes presupuestarios" desde 2011, ya que llegó a acumular una deuda de ocho millones de euros. Los tijeretazos han afectado a todos los capítulos, incluidos los de mantenimiento y los de personal.
"La gerencia ha congelado la plantilla en torno a los 1.200 empleados. Racaneó media paga de productividad (DPO) de 2015, toda la de 2016 y ahora busca no pagar la de 2017 vía convenio. Y, para rematar, el rescate del Departamento de Salud va con retraso", ha remachado la misma fuente.