La subbética cordobesa y el antiguo tren del aceite
Historia, naturaleza, arquitectura, gastronomía y mucho más que descubrir a lo largo del recorrido de esta vía verde en el corazón de la provincia de Córdoba
21 enero, 2018 00:00Sentir cómo interminables campos de olivos acarician nuestros ojos, descubrir en el horizonte las blancas fachadas de encantadores pueblos, disfrutar de un patrimonio natural y cultural incomparable mientras los vagones avanzan con pausada velocidad sobre las vías incrustadas en sus tierras...
Hace ya más de 100 años esto era posible gracias al Tren del Aceite, una línea ferroviaria que se creó para transportar viajeros y mercancías pero sobre todo aceite de oliva hacia los puertos de Málaga y Algeciras. Su construcción se hizo en distintas fases comenzando en 1879 y finalizando el último tramo en 1893. Actualmente, se encuentra en desuso y parte de su trazado se ha convertido en la Vía Verde de la Subbética.
Es un paseo con el que disfrutar en cada parada de su historia, su entorno único, su maravillosa gastronomía y cómo no, de la calidez de sus gentes.
Tren Correo Puente Genil-Linares remolcado por la locomotora 130-2036, llegando a la Estación de Cabra / L.G. MARSHALL
El recorrido empieza por Lucena, capital de la comarca de la Subbética. Esta población crisol de culturas cuenta su historia en el castillo del Moral, actual sede del Museo Arqueológico y Etnológico. Presume también de alojar a la considerada como la catedral de la Subbética, la parroquia de San Mateo.
Este municipio conocido como Perla de Sefarad acogió entre sus muros la Academia de Estudios Talmúdicos, punto de reunión de grandes intelectuales, filósofos, poetas y médicos de la época. Recientemente --en 2006-- se descubrió en el Cerro Hacho una gran necrópolis sefardí perteneciente a los siglos X y XI.
Algunas estaciones se han recuperado. Por ejemplo, la de Cabra, que acoge el Centro de Interpretación del Tren del Aceite, parada indispensable para conocer en profundidad la historia de esta línea ferroviaria que tanto contribuyó al desarrollo de la zona. Es una parada indispensable para disfrutar del Parque Natural de las Sierras Subbéticas.
Perspectiva de un viaducto de la vía férrea del Tren del Aceite
La ciudad tiene un rico patrimonio cultural en el que destaca su barroco, la parroquia de la Asunción, popularmente conocida como la mezquita del barroco, la iglesia Conventual de las RRMM Agustinas o la iglesia de San Juan de Dios, por citar solo alguno de sus ejemplos.
“Los fuertes muros y las ocho altas torres están hoy como en el día que se edificaron. No falta ni una almena. Dentro de aquel recinto pueden alojarse bien doscientos peones y más de ochenta caballos. De la cómoda vivienda señorial no queda ni rastro. Han venido a sustituirla un molino aceitero con alfarje, trojes y prensas, que durante la vendimia sirven también de lagar; un grande alambique con agua corriente y extensas bodegas para aceite, aguardiente, vinagre y vino” (El cautivo de Doña Mencía).
Muchas citas como ésta son habituales en las novelas de Don Juan Valera (Cabra, 1824) en las que aún hoy en día podemos reconocer muchos de los rincones de esta encantadora localidad. La recopilación de estos lugares ha dado lugar a la conocida como Ruta Valeriana que discurre por los rincones favoritos del escritor y que ofrecen al viajero una excelente guía para descubrir esta pintoresca villa y su entorno rodeada por las Sierras Subbéticas.
Carnet de socio pensionista de un ferroviario de Cabra de los años 50 / MUSEO DEL TREN DEL ACEITE
Zuheros, enclavado en pleno parque natural, es parada imprescindible en un nostálgico viaje donde resalta la fortaleza de origen árabe excavada en la roca que se nos ofrece como mirador. No podemos dejar de visitar la Cueva de los Murciélagos, declarada Bien de Interés Cultural y Monumento Natural, yacimiento arqueológico rodeado de un bello entorno de formaciones calizas.
Al final de este recorrido, Luque recibe al viajero bajo la atenta mirada de su antiguo castillo nazarí y le invita a descubrir la Cueva de la Encantada, la Ermita de San Bartolomé, el Dolmen de la Lastra o los Búnkeres del Alamillo, por enumerar alguno de sus tesoros.
Plano de la vía verde cordobesa, sobre el antiguo trazado ferroviario de las vías del Tren del Aceite
Esto es solo el aperitivo de las infinitas propuestas de estas acogedoras tierras, sin olvidar la gastronomía: aceites, vinos, embutidos, quesos, los productos de sus huertas... todos ellos protagonistas de sus platos que coronarán sin duda una jornada perfecta.
(Agradecimientos a Cabra en el recuerdo por facilitarnos su valioso archivo fotográfico).