La tasa para adoptar perros, a debate
Los grupos municipales y las protectoras discuten sobre el impuesto que impone el Ayuntamiento de Barcelona para acoger animales
17 noviembre, 2017 00:00Hay un antes y un después tras visitar una protectora de animales. Quien lo hace por primera vez tiende a pensar que encontrará una imagen, incluso bucólica, de un grupo numeroso de perros y gatos más o menos felices dedicándose a poca cosa más que comer y dormir. Que esperan allí a que llegue su adopción como pueden esperar en cualquier tienda especializada.
Sin embargo, son pocos los amantes de los animales capaces de acercarse a las jaulas y observar la escena durante varios minutos sin que algo en su interior le empuje a pensar que debería llevárselos a todos a casa, sintiéndose inevitablemente culpable porque, al marcharse, sigan en el mismo sitio, con las mismas miserias cargando sobre sus lomos.
La tasa, a debate
La adopción de perros y gatos es un concepto todavía poco integrado en una sociedad sabedora de que abandonarlos no tiene castigo alguno --en ocasiones, ni siquiera maltratarlos-- y que se deja llevar por el packaging rompedor de las tiendas de animales. Unos locales en los que se suelen vender cachorros de raza pura que no acumulan historial alguno, normalmente de miedos al ser humano, ante el que prepararse de cara a la adaptación.
Voluntarios en la protectora de Barcelona
Es precisamente para intentar implementar la cultura de la adopción, por lo menos en Barcelona, por lo que el debate de la tasa se ha puesto sobre la mesa en el consistorio barcelonés. La alcaldesa, Ada Colau, mantiene la cifra de 32 euros en las Ordenanzas Fiscales para 2018 y uno de los principales grupos de la oposición, el Partido Popular, ha reclamado que pase a ser “tasa cero”.
Un abandono cada 18 minutos
El líder de la formación municipal y animalista Alberto Fernández considera que “las personas que adoptan, además de dar una nueva oportunidad al animal, son un beneficio para el centro de animales y ayuda a que no haya posibles colapsos”. Denuncia que es una tasa con fines recaudatorios que puede disuadir a la adopción y recuerda que en Cataluña se abandona un animal de compañía cada 18 minutos, según un estudio elaborado por Agentes Rurales y la Cátedra Fundación Affinity Animals y Salud de la UAB.
En su opinión, el Ayuntamiento de Barcelona debería realizar campañas que incentiven esta medida, en lugar de penalizarlo con el pago de un peaje. Y recuerda que, en lo que va de año, han ingresado por abandono 1.085 perros y 551 gatos en el Centro de Acogida de Animales de Compañía de Barcelona, de los cuales se han adoptado 605 perros y 348 gatos.
Campaña informativa sobre la adopción de animales
Según el portavoz de PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal) en Cataluña, David Martínez, “siempre está bien” hacer campañas para favorecer la adopción de animales, pero alerta de que hay que tener en cuenta los criterios que tienen los centros para entregarlos a los adoptantes. “Si siguen toda la serie de reglas no escritas, me parece perfecto. Si los dan como churros, no”.
Adoptar porque es gratis
Son las avalanchas de adopciones --que pueden llevar a la irresponsabilidad-- las que temen los que gestionan los centros de acogida de animales. “No me parece buena idea del todo, porque mucha gente adoptará no porque le gusten los animales, sino porque es gratis. Pero después, cuando tengan que comprar un pienso de calidad, ir al veterinario y desparasitar no lo harán”, cuenta Enric, responsable de la Lliga Protectora d’Animals i Plantes de Barcelona.
El centro que gestiona es privado y no recibe ningún tipo de subvención, por lo que sobrevive a base de las cuotas de los socios y donaciones de particulares. “Nosotros no podemos ni planteárnoslo porque necesitamos estos ingresos”, dice, y añade que han recibido quejas de algunos usuarios por cobrar por las adopciones “pero hablando con ellos ya ves que no cuidarán al animal. Así que no nos merece la pena”.
Vista aérea de la Lliga Protectora d'Animals i Plantes de Barcelona
Proceso controlado
En la Lliga Protectora, el coste de la adopción es de 150 euros para los perros y 125 para los gatos. Un importe que utilizan para recuperar una parte del gasto veterinario mínimo que genera el animal, ya que con él entregan la cartilla sanitaria, el microchip, las vacunas al día, la desparasitación interna y externa, testados (los gatos, de leucemia e inmunodeficiencia y, los perros, de leishmania y otras enfermedades) y castrados, tanto machos como hembras.
“El proceso de adopción se inicia cuando la gente viene al refugio”, señala Enric. Automáticamente, los voluntarios observan el comportamiento y perfil de los que se interesan por acoger a un animal. “Si cuadra con alguno de los animales que tenemos, valoramos el tipo de familia y el tipo de vida que lleva” y, si ven posibilidades de adopción, acuden al hogar de los interesados para cerciorarse de que todo funcione.
Lo peor que le puede pasar a un perro o gato abandonado es que lo vuelvan a abandonar. Ahí radica el miedo de quien no apuesta por que la tasa de adopción desaparezca, por lo menos, en los centros de acogida privados.