Funcionarios de prisiones se sienten acosados por la Sindicatura de Greuges
Denuncian el mal estado de algunas instalaciones y que se especule con presuntas torturas a internos inexistentes
9 noviembre, 2016 00:00Malestar en el sector de las prisiones catalanas por las actuaciones de la Sindicatura de Greuges. Los funcionarios se sienten acosados por la institución y denuncian que la mayoría de sus indagaciones se basan en especulaciones sobre supuestas torturas a los internos.
La Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP) ha enviado un comunicado dirigido a Rafael Ribó, Síndic de Greuges, al que ha tenido acceso Crónica Global. En el texto, lamenta el “absoluto desinterés que muestra en cualquiera de los numerosos frentes donde realmente hay necesidad de su intervención”.
Agresiones a funcionarios
Los trabajadores de las cárceles recuerdan a la Sindicatura que, la última vez que acudió al centro de Brians 2, visitó a un interno que linchó a otro con la ayuda de siete más y se olvidó de atender al que había recibido la agresión. Explican, además, que en la misma trifulca resultaron heridos tres funcionarios: uno recibió un puñetazo en la cara y sufrió un corte con una lata; a otro se le saltó una lentilla de un impacto, y el tercero recibió golpes, empujones y puntapiés.
“Que la integridad física de los tres funcionarios no le suscite la más mínima preocupación es quizá algo que no nos sorprende a estas alturas. Hace un mes, un interno atacó a una funcionaria, le rompió el labio y le reventó el tímpano en una brutal agresión. En ningún momento el departamento del Síndic se ha puesto en contacto con ella”, reza el texto.
Condiciones extremas
“Nos gustaría que las visitas del Síndic a la cárcel fueran con otras perspectivas y que nos diera cobertura a todos los que estamos en prisiones. Su cometido es más amplio”, explica a este medio Francesc López, coordinador de ACAIP. Lamenta que la institución catalana “busque una cosa que no existe” y propone que trabaje en otros aspectos que llevan tiempo denunciando y no se tienen en cuenta.
Como la plaga de chinches y cucarachas, “imposibles de erradicar según la Administración”; los techos de los comedores que se caen, literalmente, o los que permanecen en pie aunque llenos de agujeros provocados por los hongos y humedades que generan las aguas fecales que se vierten sobre ellos, entre otros.
Los funcionarios se quejan de que su trabajo no solo consiste en garantizar que los reclusos permanezcan en el centro penitenciario, sino también en ayudarles en gestiones que se escapan de sus conocimientos y a mantener el contacto con sus familiares. “Todo nuestro trabajo está orientado a hacer posible que los presos puedan desarrollar una vida lo más parecida a la vida civil de cualquier ciudadano de nuestro país”.