Vista general de Guimerà

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El diminuto pueblo de Lleida que alberga un mercadillo declarado Bien de Interés Cultural: tiene menos de 250 habitantes

En la última edición participaron más de 120 puestos de artesanos y organizaron una veintena de actividades

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No hace falta ser grande para destacar. Hay pueblos de un tamaño ínfimo que contienen una belleza única y Cataluña tiene varios ejemplos. 

Uno de ellos es Guimerà, un municipio de Lleida con menos de 250 habitantes y uno de los mercadillos medievales más importantes del territorio.  

Con una tradición que se remonta al reinado de Jaume II, este mercado tiene una historia de más de 700 años. Desque el citado rey le concediera al pueblo el derecho a organizar un mercado en sus calles, el permiso se ha ido sucediendo.

En 1417, el rey Alfonso el Magnánimo reconoció la importancia del mercado semanal, aunque lo pasó del martes al miércoles. En 1526, el emperador Carlos I ratificó el derecho a feria de la villa. Y así, siglo a siglo. Hasta que la tradición pareció desaparecer.

Reivindicación vecinal

Sin embargo, 700 años después, en 1994, los vecinos decidieron recuperar esta celebración como fiesta tradicional. Lo hicieron a lo grande. Convocaron artesanos de la zona, organizaron actividades, muestras de oficios y poco a poco empezó a cobrar importancia.

En la última edición, celebrada el fin de semana del 9 de agosto, participaron más de 120 puestos de artesanos y organizaron una veintena de actividades y muestras de oficios medievales. Y una vez más fue un éxito.

Un mercado protegido

El mercado medieval de Guimerà se ha convertido ya en toda una institución. Fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional y cada año hace que centenares de personas se acerquen a este pequeño pueblo para sentirse en la Edad Media.

El espacio ayuda. Las calles y las casas empedradas del municipio conservan el trazado y el urbanismo de un tiempo pretérito.

Castillo de Guimerà

Castillo de Guimerà

Sólo hace falta ver su imagen desde el otro lado del río Corb. La imagen muestra un pueblo que ha crecido en la ladera de la montaña, protegido por un castillo que corona la colina.

Citado por primera vez en unos documentos de 1038, el castillo de Guimerà ha sido habitado por grandes nombres de este país, desde la familia Alemany de Cervelló hasta los duques de Hixar. 

Un castillo estratégico

Sus señores, denominados Barones de Guimerà, defendieron a su pueblo a capa y espada. Y con mucha sangre. Durante los siglos XIV y XVI, el castillo fue escenario de numerosas batallas, aunque la más dura fue la Primera Guerra Carlista.

En 1835, en plena contienda, la fortificación sufrió graves estragos más graves, quedando prácticamente destruida. Apenas queda visible la Torre del Castillo, que recuerda ese pasado bélico, pero también noble y significado.

Cómo es Guimerà

En su interior, todavía hoy se pueden explorar las diferentes plataformas que antaño sirvieron como almacén, prisión y mirador estratégico. Eso sin contar que es el mejor mirador de Guimerà, del río Corb y del resto del valle pirenaico en el que se encuentra.

Desde allí, una de las mejores opciones para conocer sus encantos es perderse por sus calles del casco antiguo, cruzar sus galerías y disfrutar de estas casitas de piedras tan icónicas. Y sobre todo, parar en la calle Santa Tecla para ver la placa conmemorativa que recuerda una durísima riada de 1874 que destruyó 90 casas, llevándose con ella la vida de 35 personas.

Cómo llegar

Hoy en día, el castillo de Guimerà forma parte del rico patrimonio cultural de la Diputación de Lleida, atrayendo a visitantes de todas partes que desean sumergirse en la historia medieval de Cataluña. Una visita a este enclave histórico es un viaje inolvidable al pasado, donde la magia de la Edad Media cobra vida en cada piedra y cada rincón de esta impresionante fortaleza.

Llegar hasta allí no es del todo fácil. No hay una salida exacta en la autopista ni queda cerca de ninguna carretera nacional. Si uno va por la A-2 ha de coger la salida de Tàrrega y tomar la C-14 dirección Ciutadilla y antes de llegar desviarse por la T-241 dirección Vallfogona. A medio camino, se encuentra Guimerà.