Así es la fortaleza militar más grande de Europa, el castillo de Sant Ferran EMPORDÀ TURISME
Así es el castillo militar más grande de Europa: "Un referente del patrimonio cultural de Cataluña"
Situada en la Costa Brava, esta fortaleza esconde un tesoro oculto en su interior
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Cuando se piensa en Girona, es habitual imaginar playas de aguas limpias, calas escondidas y pueblos blancos de la Costa Brava. Pero más allá del sol y el mar, esta provincia del noreste de Cataluña guarda en su interior episodios de historia que han marcado profundamente el territorio.
Entre sus paisajes se alzan aún construcciones que hablan de guerras, asedios y conflictos fronterizos. Unos enfrentamientos propios de su cercanía con Francia, país con el que España tuvo grandes choques a lo largo de la historia.
Por eso, no es de extrañar que aquí, en la zona de Figueres, se encuentre el monumento militar más grande de Cataluña. Se trata del Castillo de Sant Ferran, "un referente del patrimonio cultural de Cataluña", afirman sus responsables.
Este enorme complejo fortificado destaca por su tamaño, pero el papel que desempeñó como bastión militar en una de las zonas más sensibles de la frontera con Francia no es menor. Y a todo esto se le suma un tesoro oculto en su interior.
De cuándo es
La edificación, construida en el siglo XVIII, es una muestra del diseño defensivo de la época y una pieza clave para entender la evolución militar en Cataluña. No en vano es la fortaleza abaluartada medieval más grande de Europa.
Levantado tras la firma del Tratado de los Pirineos en 1659, que fijaba la frontera con Francia, el castillo fue concebido como respuesta a la necesidad de reforzar el Empordà ante posibles invasiones.
Las dimensiones del castillo
La construcción comenzó oficialmente en 1753, bajo la dirección del ingeniero militar Juan Martín Cermeño. Los trabajos se prolongaron durante más de un siglo y no fue hasta 1892 cuando se dio por terminado el conjunto completo, aunque la estructura principal ya estaba operativa desde 1766.
Con una superficie de 32 hectáreas y un perímetro que alcanza los 3,5 kilómetros, el Castillo de Sant Ferran está considerado como la mayor fortaleza moderna de Europa. Su diseño permitía alojar a 6.000 soldados y hasta 230 cañones distribuidos en sus murallas, baluartes y galerías subterráneas.
Papel en la Historia
La ubicación del castillo no es casual. Desde lo alto de una colina en Figueres, su vista se extiende hacia el golfo de Roses y la sierra de la Albera, territorio fronterizo con Francia. Esta posición elevada permitía controlar los movimientos desde el norte y garantizaba una protección más efectiva de la región, especialmente en épocas de conflicto entre los dos países vecinos.
Además de su valor defensivo, el castillo tuvo un uso logístico importante durante el siglo XIX y principios del XX. Durante la Guerra Civil, fue utilizado como prisión militar, y después pasó a manos del Ministerio de Defensa hasta su apertura al público en 1997.
Cómo es por dentro: un tesoro oculto
Recorrer el Castillo de Sant Ferran por dentro es caminar por un espacio que alcanza los 325.000 metros cuadrados. La estructura está compuesta por seis baluartes unidos por muros de gran grosor.
Dentro del recinto destacan varias instalaciones de gran capacidad: caballerizas para 500 caballos, almacenes con espacio para almacenar comida durante un año para 10.000 personas, y una plaza de armas central alrededor de la cual se distribuyen pabellones para oficiales, depósitos y zonas de reunión.
Pero si algo sorprende de esta fortaleza es lo que se esconde en el subsuelo: una catedral de agua. Así se conoce a esta zona en la que se encuentran cuatro enormes cisternas que podían albergar hasta nueve millones de litros de agua potable.
Un castillo abierto al público
El perímetro exterior también cuenta con tres hornabeques, siete revellines y dos contraguardias. Todo esto está separado del entorno exterior por un foso que cubre una superficie de 10 hectáreas.
Los visitantes pueden recorrer tanto las zonas abiertas como las subterráneas. Las visitas guiadas permiten descubrir estancias que en su día fueron estratégicas para la defensa del castillo, así como pasadizos ocultos, plataformas de artillería y zonas de vigilancia.
Qué ver
Con el paso del tiempo, la función del castillo fue cambiando. Dejó de ser un espacio activo para las fuerzas armadas y pasó a convertirse en lugar de interés patrimonial. Desde que abrió sus puertas al público en los años 90, se ha consolidado como uno de los principales atractivos culturales y turísticos de la ciudad de Figueres, junto con el Museo Dalí.
Hoy, su conservación permite explorar con detalle cómo era una fortaleza diseñada para resistir largos asedios, proteger tropas y controlar la región desde una posición de ventaja. El conjunto arquitectónico se mantiene en muy buen estado y sus dimensiones impresionan a los visitantes, tanto por fuera como por dentro.
Cómo llegar
La forma más cómoda de acceder al Castillo de Sant Ferran desde Barcelona es en coche, con un trayecto que dura aproximadamente una hora y media. Se recomienda tomar la autopista AP-7 y tomar la salida 4 hacia Figueres Sud y seguir las indicaciones hasta el centro de la ciudad.
Desde allí, la fortaleza se encuentra a muy poca distancia, bien señalizado y con zonas de aparcamiento habilitadas en sus alrededores.