Así es la Vila Roja catalana: un rincón lleno de color en medio del campo de Tarragona WIKIPEDIA
Así es la Vila Roja catalana: un rincón lleno de color en medio del campo de Tarragona
Uno de los principales elementos patrimoniales es su la iglesia del románico catalán
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Si Toulouse es conocida en el mundo como la ciudad rosa debido a los colores de sus tejados, Cataluña también tiene otro municipio con un color especia. Y no, no es el blanco de Cadaqués, pero es de un tamaño similar.
El lugar en cuestión ya no es una ciudad, sino un pueblo. Tampoco está muy cerca de Francia, más bien, en el otro extremo, en el Camp de Tarragona. Su nombre es conocido por todos los catalanes, aunque no todos lo han visitado y sus colores le ayudan a destacar entre los espesos bosques, los erosionados riscos y los rocosos altiplanos de la zona.
Allí se elevan las casas de Prades, un municipio que ha hecho del color de su piedra una seña de identidad. Por eso se le conoce con el sobrenombre dela Vila Roja.
Esta tonalidad rojiza se debe a la piedra arenisca con la que se construyeron sus casas, murallas y edificios religiosos. Ese cromatismo natural, que oscila entre el ocre y el terracota intenso, define el pueblo, pero también su relación con el entorno geológico que la rodea: las Montañas de Prades.
Un pueblo medieval
Más allá del color, la villa tiene mucha historia. Su origen se remonta a la Alta Edad Media. De hecho, las primeras referencias documentales datan del siglo XI, cuando un castillo musulmán dominaba el lugar desde lo alto.
Su posición estratégica, entre los caminos que unían la costa con la cuenca del Segre, lo convertía en punto de paso obligado y lugar de defensa. La fortaleza fue conquistada en 1153 por las tropas del conde Ramón Berenguer IV, y pocos años después, en 1159, este otorgó carta de población a los nuevos colonos cristianos. Prades se consolidaba como núcleo urbano con funciones administrativas, agrícolas y militares.
Calle de Prades CATALUNYA TURISME
La importancia de la plaza Mayor
Eso se refleja en el trazado medieval de sus calles. El pueblo se estructura en torno a una gran plaza central porticada, la Plaça Major, desde la cual se distribuyen callejuelas estrechas que conservan arcos, pasajes, y dos de los portales originales de acceso a la ciudad amurallada.
Como buen pueblo, uno de los principales elementos patrimoniales es su la iglesia parroquial. Santa Maria la Major es una construcción del románico catalán, documentada desde 1194, pero con elementos muy distintivos.
Cómo es la iglesia
Las ampliaciones góticas y renacentistas definen su aspecto actual. Además, la fachada principal es sobria y robusta, coronada por una espadaña y flanqueada por contrafuertes.
Por último, el interior presenta una nave única, con capillas laterales y un ábside poligonal. En uno de los muros laterales puede verse una antigua “porta falsa”, probablemente románica, que hoy permanece cegada.
Prades CATALUNYA TURISME
Comercios, castillos y murallas
Sin salir todavía de la Plaça Major, allí se encuentra uno de los símbolos de Prades: una fuente de cuatro caños que data de los siglos XV y XVI, realizada igualmente en piedra rojiza, que ha surtido de agua potable al municipio durante siglos. Y ya, bajo los soportales de la plaza los comercios que recuerdan que allí se reunían comerciantes, campesinos y autoridades locales, especialmente durante los días de mercado.
Más allá de plaza, se encuentran los restos del castillo medieval, aunque solo quedan algunos muros y bases de torre. Lo mismo pasa con las murallas que protegían la villa, de las que se conservan visibles algunos fragmentos y portales medievales, especialmente el Portal de l’Església y el Portal del Forn, que dan acceso al casco antiguo.
Cómo llegar
La Vila Roja es un lugar digno de visitar. Se encuentra a una escasa hora de Tarragona y a dos de Barcelona. Lo adecuado es ir por la AP-7 hasta la salida de Reus y enlazar ahí con la C-14 hacia Alcover. Desde allí, se toma la T-704 en dirección a Mont-ral y Capafonts, y luego la T-701 hasta llegar a Prades.
Desde Lleida, el acceso más directo es por la carretera C-12 en dirección sur hasta Flix, donde se toma la C-233 y luego la N-420 en dirección a Falset. Desde este punto, la TV-7021 que sube hacia el Coll de la Teixeta y conecta con la T-740 hasta llegar a Prades. Eso sí, el viaje se alarga hasta las dos horas y media.