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El Pirineo es un lugar mágico. Lagos, formas extrañas de las montañas y rocas, colores increíbles, pero en Cataluña también se esconden allí seres mitológicos.

En la zona del Pallars, Andorra e incluso la Occitania francesa saben de ellos. Se tratan de unos seres que parecen hechos de madera y que se esconden en los bosques, donde se sienten protegidos.

En Andorra, sin ir más lejos, casi cada parroquia tiene el suyo propio, aunque hay uno que, poco a poco, gana peso. Se llama Enko y se esconde en los valles de Encamp, el pueblo situado en las laderas que se elevan hacia el Port d’Envalira.

Son muchas las familias que conocen la historia de este ser mitológico los que, aprovechan su presencia para viajar en familia hasta esta parroquia e ir en su búsqueda. Y en el viaje se encuentran muchas más sorpresas: desde una torre medieval hasta un puente tibetano, pasando por murales románicos.

Dónde está

Esta ruta es una manera muy particular de conocer el valle del Valira d’Orient, un territorio históricamente agrícola y ganadero de Andorra. Aquí el pasado medieval se une con el universo fantástico de los tamarros y la espiritualidad que respiran las montañas de Andorra.

El recorrido por esta ruta fantástica empieza en el mismo pueblo de Encamp. Se trata del municipio principal de una de las siete parroquias del Principado de Andorra y uno de sus núcleos habitados más antiguos. 

El encanto de Encamp

Los historiadores sitúan población estable en la zona desde al menos el siglo IX, cuando el valle empezó a estructurarse alrededor de pequeñas parroquias rurales y explotaciones agrarias. Parte de esos campos quedan y son también parte de la economía andorrana.

De todos modos, la localidad destaca por su urbanismo y arquitectura. Las casas de piedra oscura típica del Pirineo están coronadas por chimeneas elevadas que, en invierno, expulsan el humo del hogar interior.

Iglesia de Sant Romà de les Bons PRINCIPADO DE ANDORRA

Eso no quita que haya edificios más modernos, comercios y demás. Claro que lo importante es descubrir la magia de su entorno.

No cuesta mucho, desde el centro del pueblo parten sendas hacia los Cortals d’Encamp, hacia la zona de Les Bons o hacia cotas más altas que enlazan con refugios y lagos glaciares. También de allí parte uno de los telecabinas más largos de Europa. Tiene 6 kilómetros de longitud y se eleva de los 1.333 metros hasta los 2.502 metros de altitud hasta llegar a la zona de Solanelles.

En busca del tamarro

Para los que prefieran caminar y hacerlo en familia pueden ir a la búsqueda de Enko. No es tan fácil como parece, pero se ha de andar por la montaña si uno quiere dar con este tamarro.

La misma oficina de turismo ofrece pistas y mapas para dar con este ser mitológico, aunque la gracia es dejarse perder por los senderos de Encamp, y descubrir los bosques de pino negro, las laderas húmedas de esta zona y los miradores naturales sobre el valle del Valira d’Orient. Y, si se da con él, mejor no asustarse. Son buenos, pero mejor colocar una piedra en su “portal” y así completar la misión.

Un puente tibetano en el Pirineo

Tras dar con este ser fantástico, uno puede iniciar una ruta más espiritual para dar con el puente tibetado de los Cortals. Se trata de un puente colgante, habilitado para el paso de peatones y con acceso gratuito, que salva un pequeño barranco y ofrece vistas laterales del valle y de las laderas que suben hacia cotas más altas.

El camino hasta es él es corto y fácil. Desde el centro de Encamp, se asciende por la carretera que llega hasta los Cortals d’Encamp y seguir las indicaciones que llevan a la zona abierta del valle donde se encuentra el puente.

Puente Tibetano

Si uno no está para seres mágicos ni para caminos de montaña, se puede quedar a explorar la parroquia. A pocos minutos en coche del centro de Encamp está Les Bons, un pequeño núcleo que conserva uno de los conjuntos medievales mejor preservados del país. 

Situado sobre una terraza natural con vistas al valle, este conjunto está formado por la iglesia de Sant Romà de les Bons, la Torre dels Moros y varios restos estructurales que formaron parte de un antiguo sistema defensivo.

Murales románicos

La iglesia de Sant Romà de les Bons, fechada del siglo XII, es un ejemplo de la arquitectura románica, aunque incorpora ampliaciones y reformas posteriores. Destaca por sus pequeños ventanales, su campanario de espadaña y su ubicación elevada. 

En su interior se conservan restos de murales románicos y góticos, algunos originales y otros reproducidos como parte del conjunto museográfico que explica su historia. 

Torre medieval

Justo al lado se encuentra la Torre dels Moros, una construcción defensiva de varias plantas cuyo origen suele situarse entre los siglos XII y XIII. La estructura, parcialmente restaurada, permite comprender cómo funcionaba el sistema de vigilancia de la zona: su posición dominante ofrecía control visual sobre el valle y los caminos que subían desde Encamp. 

El acceso a la torre implica recorrer callejuelas estrechas y escalones de piedra, pero las vistas desde su entorno justifican la subida.

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