Hace años PortAventura se viste de gala por estas fechas para celebrar Halloween. El del Tibidabo de Barcelona trata de hacer lo mismo. En cambio, en Cataluña, hay otro parque de atracciones perfecto para estas fechas.
No abre por temporada, porque está cerrado, abandonado. Esto ya le da un ambiente lúgubre. Pero es que la leyenda urbana que pesa sobre este espacio es todavía más misteriosa.
El lugar en cuestión es el parque acuático Aquàtic Paradís de Sitges, a media hora de Barcelona. Fue uno de los puntos más turísticos de la ciudad, pero poco a poco cayó en el olvido.
El recinto ocupaba unas 13 hectáreas y fue inaugurado en 1987. Fue toda una inversión. Se invirtieron 500 millones de pesetas para su construcción, unos 8,5 millones de euros.
Auge y caída
El proyecto pretendía aprovechar el auge turístico de Sitges y la proximidad con Barcelona para atraer visitantes. Querían atraer el, cada vez más en auge, turismo familiar.
Al principio, funcionó. Durante sus primeros veranos de actividad, el parque recibió una media de unas 3.000 visitas diarias. Con la preparación de los Juegos Olímpicos de Barcelona ‘92, fueron a más.
Falta de visitas
Entre sus principales atracciones destacaban una piscina de olas, varios toboganes de gran altura, un lago artificial y zonas ajardinadas destinadas al descanso. Pero a la que pasaron las Olimpiadas, el turismo prefirió otros atractivos turísticos e incluso otros parques.
El parque cesó su actividad en 1994. El número de visitantes había descendido de unas 3.000 entradas diarias a alrededor de 600-650 personas.
Esta disminución de la afluencia hizo imposible de sostenibilidad y viabilidad económica del parque que se vio obligado a cerrar. Hubo un intento de reflotarlo en 2006, sin embargo, el proyecto, llamado Parc de les Arts, no prosperó.
No le ha ido mal. Desde su clausura, las instalaciones quedaron abandonadas. Los fans de estos espacios empezaron a visitarlo, arriado por el estado en que habían quedado las piscinas, toboganes y otras estructuras que continúan en pie.
Cómo está ahora
Las antiguas instalaciones y plataformas metálicas muestran signos visibles de deterioro y la vegetación cubre gran parte de las superficies originales. Su aspecto es, cuánto menos, tétrico. Muy propio de una película de miedo.
Esta situación ha hecho que el Aquàtic Paradís sea objeto de interés por parte de fotógrafos, exploradores urbanos y colectivos de arte urbano. Las imágenes muestran restos de los toboganes, muros con grafitis, estructuras oxidadas y edificios en ruinas.
Lugar vetado
Varios reportajes y blogs especializados en lugares abandonados han descrito el emplazamiento como uno de los espacios más conocidos del llamado “urbex” en Cataluña. Y en Halloween siempre aparece como uno de los lugares a visitar.
El espacio continúa siendo propiedad privada y su acceso sin permiso no está autorizado. Los informes técnicos advierten de peligro de desprendimientos y de la existencia de materiales en mal estado. El ayuntamiento de Sitges lo califica como entorno de riesgo urbanístico debido a la falta de mantenimiento y a la presencia de estructuras metálicas deterioradas.
Aun así, para aquellos que gustan de visitar espacios abandonados, esto no hace más que incrementar su atractivo. Quieren más. Y es que, el parque ahora también es conocido por una leyenda urbana.
La historia habla de un supuesto accidente mortal que habría ocurrido durante los años de funcionamiento del parque. Según la versión más difundida, un niño habría perdido la vida tras ser succionado por el sistema de filtrado de la piscina de olas.
Nuevo atractivo
No existen registros oficiales, informes judiciales ni noticias documentadas que confirmen dicho suceso. Ningún medio de comunicación contemporáneo al funcionamiento del parque publicó información verificable sobre ese presunto accidente.
Las referencias actuales a esta historia provienen de foros, blogs personales y páginas de exploración de lugares abandonados, que reproducen la anécdota y hablan de testimonios sin aportar documentación. A los amantes del misterio ya les vale con esto
La persistencia de esta narración ha convertido el antiguo parque en un punto de atracción para curiosos y aficionados a lo paranormal, especialmente durante la época de Halloween. No hay atracciones activas como en PortAventura o un pàsaje del terror como en el Tibidabo, pero no le hace falta.
El deterioro de la gran piscina central, los toboganes de tramos curvos y las torres de hormigón ya vale. Las zonas que antes se utilizaban como vestuarios y servicios se encuentran vacías y, a la vez llenas de historias fantásticas y de terror.
Cómo llegar
A pesar de que está prohibida la entrada, uno se puede acercar a la zona. Se puede ir en tren, con la línea R2 Sud de Rodalies que llega a Sitges en unos 35-40 minutos desde Barcelona. Luego, hay que recorrer 6 km hasta la zona.
En coche, es media hora de camino. Se va por la C-32 hasta la salida 30 hacia Sant Pere de Ribes / Sitges Centre y seguir por la carretera BV-2112, que bordea la urbanización Els Ametllers y conduce a la antigua ubicación del parque.
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