El pueblo catalán con el nombre más ordinario y un restaurante premiado por la Guía Michelin, Barruera

El pueblo catalán con el nombre más ordinario y un restaurante premiado por la Guía Michelin, Barruera TURISME DE CATALUNYA

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El pueblo catalán con el nombre más ordinario y un restaurante premiado por la Guía Michelin: tiene 250 habitantes

El municipio alberga una iglesia considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

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La Vall de Boí es uno de esos lugares que hacen honor a su fama. En este rincón del Pirineo catalán se encuentra el único parque nacional de Cataluña, el de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, con más de 200 lagos y una naturaleza salvaje y pura.

El valle es también un museo al aire libre del románico catalán, con un conjunto de iglesias declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pueblos como Boí y Taüll son conocidos por sus templos y frescos medievales, pero Barruera, con su encanto discreto, ofrece un equilibrio perfecto entre autenticidad y calma.

No lo tiene fácil. Su nombre no evoca a nada bello. Barruera, que en catalán puede traducirse como “grosera”. Podría parecer poco atractivo a primera vista. Sin embargo, nada hay de tosco en este pequeño pueblo del Pirineo de Lleida.

Con apenas 250 habitantes, el municipio es un rincón de belleza serena, donde el arte románico convive con la alta cocina. Tanto es así que, este 2025, la Guía Michelín incorporó uno de los restaurantes del lugar en su guia de “Recomendados”.

Restaurante recomendado

Esta distinción, si bien no implica estrellas, sí pone una cocina y un servicio de calidad contrastados. Y este reconocimiento ha caído en el local El Ventador.

El local, que se define como “un espacio donde disfrutar de la gastronomía del Pirineo interpretada desde un punto de vista personal y actualizado”, se ha convertido en un referente en la Vall de Boí.

Qué ofrece El Ventador

Su cocina, artesanal y delicada, utiliza productos de temporada y proximidad, y a buen precio. El menú degustación, valorado en unos 60 euros, incluye unas ocho elaboraciones que varían según la estación. 

Entre las especialidades de El Ventador figuran los rollitos crujientes de pato confitado, el carpaccio de ciervo del Pirineo ahumado con teia, la trucha marinada con salsa de sésamo o el magret de pato con peras de la Ribagorça.

Comedor del restaurante El Ventador

Comedor del restaurante El Ventador EL VENTADOR

Su filosofía es sencilla: ofrecer una cocina intuitiva, honesta y conectada con la montaña. Y, al parecer, según la Guía Michelín, lo cumple con creces.

Pero Barruera tiene muchos otros encantes. Para empezar: su paisaje. El pueblo extiende junto al río Noguera de Tor y ocupa una posición central en el valle de Boí. 

Un patrimonio de la UNESCO

Aunque más pequeña que sus vecinas, y mucho menos desconocida, poco a poco, ha ido ganando reconocimiento, mientras se abría al turismo rural. Y es que más allá de sus restaurantes y hoteles, la localidad tiene vida propia y mucha riqueza.

Buena prueba de la importancia de este municipio, de 232 habitantes, recae en su historia y en su arquitectura románica. Sin ir más lejos, la iglesia de Sant Feliu de Barruera está incluida en el conjunto monumental protegido por la UNESCO desde el año 2000.

Cómo es la Iglesia de Sant Feliu

El templo, documentado desde el siglo XI, fue levantado entre los siglos XI y XIII. Su estructura de nave única y su ábside semicircular decorado con arquillos ciegos y lesenas reflejan el estilo románico lombardo característico del valle.

A pesar de que a lo largo del tiempo ha sufrido diversas reformas, conserva un aire sobrio y majestuoso. El campanario cuadrado, con ventanales de medio punto y una cubierta a cuatro aguas, alberga cuatro campanas de bronce fechadas entre los siglos XVII y XIX.

Iglesia de Barruera

Iglesia de Barruera CENTRO ROMÁNICO DE LA VALL DE BOÍ

En su interior, destacan las tallas policromadas de Cristo, los frontales de altar del siglo XIX y varios elementos de forja. Desde el coro de madera, la vista del conjunto es sencillamente magnífica.

Qué ver en Barruera

Más allá del arte y la gastronomía, Barruera conserva el encanto de los pueblos pirenaicos. Su casco histórico, con casas de piedra y balcones de madera, invita a pasear sin prisa.

Desde el centro se puede subir hasta la capilla de Sant Salvador, en lo alto de una colina con vistas al valle, o visitar la iglesia de la Puríssima Concepció, otro pequeño tesoro local. Eso sin contar con la cercanía del Parc Nacional d’Aigüestortes.

Cómo llegar

El viaje hasta llega a Barruera, por eso, es largo. Tres horas y media, desde Barcelona. Se va por a AP-2 hasta Lleida, se enlaza con la A-22 hacia Binéfar y se sigue por la N-230 hasta Pont de Suert, donde se toma la L-500 que lleva directo a Barruera.

Otra opción, que extiende el recorrido hasta las cuatro horas, es ir por por la C-16, pasando por Manresa y Berga, para conectar con la N-260 a través de Sort y Pont de Suert.