La cascada más fotogénica de Cataluña: un tesoro natural en el corazón del Pirineo

Es obvio que ninguna cascada de Cataluña puede ser de las dimensiones de las cataratas Victoria, del Niágara o de Iguazú. Eso no quita que, algunos saltos de agua que se dan por el territorio sean de una belleza inusual.

La más popular es la de cascada de Sant Miquel del Fai, pero hay una mucho más fotogénica, a pesar de ser menos popular. Es como un tesoro natural oculto en el corazón del Pirineo y que ya despierta el interés de los influencers en viajes.

Este es el destino más inteligente para visitar Cataluña, según los expertos en turismo

Se encuentra en los valles del Ripollès, entre las crestas escarpadas y bosques de hayas y pinos de esta zona de Girona. Allí se encuentra el Salt del Grill, una cascada de 38 metros que se precipita sobr una piscina natural rodeada de musgo, raíces y silencio.

Si bien no es una cascada tan caudalosa como las grandes cataratas del planeta, su encanto radica precisamente en la discreción. Aquí no hay aglomeraciones ni ruido, solo el murmullo del agua cayendo y el canto de los pájaros. 

De dónde sale

El Salt dl Grill bebe de las aguas del río Freser, uno de los afluentes más conocidos del Ter. Su caudal, se abre paso desde las alturas de Coma de Vaca hasta este cortado de roca.

La base de la cascada forma una poza de aguas cristalinas y gélidas. Los más atrevidos se sumergen en ella, aunque la mayoría prefiere contemplar el entorno desde las rocas. 

Cómo es la cascada

La imagen no puede ser más policromática. Una piscina natural presidida por paredes verticales de un color grisáceo, que sólo es interrumpido por el azul de las aguas y el musgo que brota entre las piedras. El color marrón lo aportan algunas raíces de los árboles cercanos, que cuelgan como cuerdas.

En los días de niebla, el ambiente se transforma en un escenario de película. Se oyen los sonidos, el agua parece lucir por debajo y los vapores ascienden desde el agua y envuelven la vegetación de líquenes y helechos.

El camino hacia el Salt del Grill

A esto imagen de postal, le precede una caminata más que bucólica. La ruta comienza en la Central Hidroeléctrica de Daió de Baix, en el término municipal de Queralbs. 

Desde allí, un sendero señalizado sigue el curso del río Freser. Los primeros quince minutos son llanos, perfectos para entrar en contacto con el entorno, mientras el frescor del río y la sombra de los árboles acompañan cada paso.

Parada en el puente

A medida que se avanza, el sendero se vuelve más pedregoso y gana pendiente, aunque sin mucha dificultad. La vegetación cambia en cada tramo: hayas, robles y avellanos acompañan la marcha. 

Un puente rústico cruza el río y marca el punto medio del recorrido. A partir de allí, comienza el ascenso final por un sendero zigzagueante entre piedras y raíces que conduce directamente a la base de la cascada. La ruta completa, ida y vuelta, dura alrededor de una hora y media.

Un oasis en medio de la ciudad de Barcelona: este es el restaurante ideal para los amantes de las pizzas 100% naturales

Cómo es el sendero

Durante todo el camino, el visitante está acompañado por las hayas, robles y avellanos que flanquean el sendero y por el sonido del río, que hace las veces de guía. Aquí no hay turistas, solo naturaleza.

La mano del hombre sólo está presenta con las marcas de pintura roja y algunos carteles de madera que ayudan a no perderse.

Cómo llegar

Para empezar este recorrido y dar con el Salt del Grill es imprescindible el coche. Tanto desde Girona como desde Barcelona, el viaje es de una hora y 40.

Desde la capital del Gironès, se debe ir a buscar la C-25 y enlazar con la C-17, que viene de Barcelona, hacia Ripoll. Desde allí, se sigue por la N-260 hasta Ribes de Freser y luego por la carretera GIV-5217 hacia Queralbs. Poco antes de entrar al pueblo, un desvío señalizado conduce hacia Fustanyà y la Central de Daió de Baix, punto de inicio de la caminata.