Cala jugadora

Cala jugadora VISITA COSTA BRAVA

Viajes

La playa catalana que enamoró a Salvador Dalí: una cala escondida dentro de un parque natural al norte de Cadaqués

Combina arena gruesa y guijarros en un entorno rocoso, muy característico, de esta zona tan abrupta de la Costa Brava

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Ha llegado septiembre, sí, pero aún podemos aprovechar las playas que nos ofrece la bella Cataluña. El inicio del mes trae consigo un ambiente más tranquilo: las multitudes veraniegas se disipan, los días aún mantienen temperaturas agradables y el mar conserva la calidez acumulada durante julio y agosto. Es el momento perfecto para descubrir calas escondidas, pasear por la orilla sin prisas y disfrutar de una atmósfera más serena que invita tanto al baño como al descanso.

Septiembre también añade un encanto especial a la costa catalana: la luz se vuelve más suave, los atardeceres tiñen el horizonte con tonos dorados y rojizos y los pueblos marineros recuperan su ritmo pausado. Tanto si prefieres la Costa Brava, con sus acantilados y aguas cristalinas, como si buscas la amplitud de las playas del Maresme, la Costa Dorada o las calas tranquilas del Delta del Ebro, este es un mes idóneo para saborear el Mediterráneo sin agobios, disfrutando de su esencia más auténtica.

La playa de Girona

Cala Jugadora es una pequeña joya escondida dentro del Parque Natural del Cap de Creus, muy cerca del faro, que marca el extremo más oriental de la península ibérica, a unos siete kilómetros de Cadaqués. Se trata de una cala diminuta, de apenas quince metros, que combina arena gruesa y guijarros con un entorno rocoso muy característico de esta zona abrupta de la Costa Brava. El contraste entre las paredes de roca esculpidas por la tramontana y el mar, y la transparencia de sus aguas turquesas, crea un escenario de belleza salvaje y casi intacta.

Su encanto reside no solo en el paisaje, sino también en las condiciones naturales que ofrece. A diferencia de otras cercanas, está resguardada del viento del norte, lo que la convierte en un refugio de aguas tranquilas incluso en días de fuerte de viento. Esto, unido a su fondo marino de arena blanca y rocas cubiertas de algas, la hace especialmente atractiva para practicar snorkel, ya que es habitual observar estrellas de mar, anémonas, peces salema o pequeñas morenas. 

Cala Jugadora

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El Parque Natural del Cap de Creus

El Parque Natural del Cap de Creus, situado en el extremo nordeste de la península ibérica, en el Alt Empordà y es uno de los paisajes más singulares del territorio catalán. Fue declarado parque natural en 1998 y protege tanto una extensa superficie terrestre --unas 13.800 hectáreas-- como marina -- unas 3.000 hectáreas--, lo que lo convierte en el primer parque marítimo-terrestre del país.

Su geología es única: las rocas metamórficas han sido moldeadas durante millones de años por el viento de la tramontana y el oleaje, creando formaciones caprichosas que parecen esculturas naturales. Estos relieves abruptos, con acantilados y calas escondidas, conforman un entorno salvaje, que ha inspirado a artistas como Salvador Dalí, quien vivió y pintó en la cercana Portlligat.

La biodiversidad del Cap de Creus es otro de sus grandes valores. En tierra, conviven matorrales mediterráneos, encinas y pinares, junto con especies adaptadas a la dureza del viento y la salinidad. En el mar, sus fondos albergan praderas de posidonia, cuevas submarinas y una gran riqueza de peces e invertebrados, lo que lo convierte en un lugar privilegiado para el snorkel y el buceo.

Parque Natural del Cap de Creus

Parque Natural del Cap de Creus TURISMO CADAQUÉS

Además, integra un valioso patrimonio cultural: pueblos como Cadaqués o El Port de la Selva, ermitas y restos monásticos como Sant Pere de Rodes y faros que marcan un litoral históricamente ligado a la navegación. Todo ello hace del Cap de Creus un espacio donde la naturaleza, la cultura y la historia se entrelazan en un paisaje irrepetible.

Cómo llegar

Llegar hasta ella no es complicado, pero sí exige un pequeño esfuerzo. La manera más sencilla es dejar el coche en el aparcamiento frente al faro del Cap de Creus y descender a pie por un sendero pedregoso que, en menos de diez minutos, lleva hasta la cala. Quien lo prefiera puede emprender una ruta más larga desde Cadaqués, caminando entre hora y media y dos horas por senderos que atraviesan un paisaje abrupto y fascinante. En cualquier caso, al ser un lugar sin chiringuitos ni infraestructuras, es recomendable llevar calzado cómodo, agua y protección solar, además de llegar temprano en temporada alta para disfrutar del entorno con mayor tranquilidad.