Vista de Barcelona Gran Via Business & Meeting Center
Adiós a este negocio centenario del centro de Barcelona: echa el cierre tras tres generaciones de dedicación
La capital catalana está sufriendo recientemente una oleada de cierres de negocios tradicionales
Otros artículos: Es una de las portadas románicas más bonitas de Cataluña y pocos la conocen: datada del siglo XII y declarada monumento nacional
Noticias relacionadas
- Es una de las portadas románicas más bonitas de Cataluña y pocos la conocen: datada del siglo XII y declarada monumento nacional
- El mejor restaurante de Girona para comer croqueta de leche de oveja y jamón ibérico: "Ofrece una cocina sencilla, pero sabrosa y fiel al producto"
- Confirmado: estos son los casos en los que tienes derecho a un descanso remunerado como trabajador
En pleno corazón de Barcelona, un oficio con casi un siglo de historia ha llegado a su fin. Tras tres generaciones de dedicación, esfuerzo y talento artesanal, un taller emblemático del barrio de Sant Antoni ha bajado definitivamente la persiana.
La noticia no solo marca el cierre de un negocio familiar, sino también el final de una tradición que durante décadas fue parte del carácter y la identidad cultural de la ciudad.
El sonido de los martillos golpeando el hierro, el calor del fuego y la paciencia de unas manos expertas se han convertido ahora en un recuerdo. Así, lo que antes era un espacio lleno de vida, creatividad y arte, se despide dejando tras de sí un legado que trasciende lo material.
Con su desaparición, Barcelona pierde una pieza única de su patrimonio artesanal, y el barrio se enfrenta al vacío de un oficio que ya difícilmente volverá.
Cronología de arte, familia y dedicación
La Ciudad Condal ha sido siempre un crisol de identidad, tradición y oficio. Sin embargo, el reciente cierre del taller de forja artística "Construccions de Ferro Josep Ullod", situado en la esquina de Sepúlveda con Comte Borrell, marca una despedida dolorosa para el barrio de Sant Antoni y para quienes valoran el oficio y la autenticidad.
Tras casi un siglo de artesanía —desde su apertura en 1927— el último horno activo de forja en la zona ha apagado su fuego.
Durante casi cien años, este taller fue un símbolo de resistencia contra la estandarización y la desaparición de los oficios manuales.
Tres generaciones de la familia Ullod—comenzando por el abuelo, seguido por el padre, y finalmente Josep Ullod i Brosa, forjador formado en la Escuela Industrial y heredero de una tradición familiar—mantuvieron viva una forma de trabajar el hierro que combinaba habilidad técnica, paciencia y pasión.
El interior del taller evocaba un pequeño museo: vitrinas llenas de cerraduras centenarias, llaves hechas a medida, flores de hierro, cabezas de dragón y volutas ornamentales. Cada pieza era testimonio de una historia, de un encargo personal y de un legado artístico difícil de encontrar hoy día.
Un taller concebido como legado cultural
Lejos de cualquier sacralización del objeto, en este taller el hierro se entendía como arte: dureza convertida en belleza.
La forja no era solo una técnica; era una forma de expresión, una visión cultural para preservar parte del patrimonio inmaterial de Barcelona.
Cuando el oficio se convierte en sacrificio
La enfermedad crónica degenerativa que aquejaba a Josep transformó el destino del taller. El oficio, exigente física y mentalmente, requería fuerza y precisión; sin embargo, la salud de Josep dificultó mantener el ritmo necesario.
A pesar de buscar alternativas, el intento de traspaso del negocio no fructificó: ninguna persona joven mostró interés en asumir un oficio tan laborioso y aparentemente distante de las aspiraciones modernas.
Despedida simbólica para una ciudad que cambia
La clausura de este negocio centenario no es solo el fin de una empresa familiar, representa también la pérdida de un espacio con memoria, de un patrimonio vivo que dialogaba con generaciones de vecinos, encargos personalizados y paseantes del barrio.
Con el cierre se extingue el último horno de Sant Antoni: ya no hay fuego, ya no retumban los martillos, solo queda el silencio. Y con ello, el testimonio único de lo que significa preservar un oficio heredado, humilde y valioso.
Por qué este cierre impacta tanto y qué podemos aprender
Por una parte, destaca la desaparición de oficios tradicionales. El cierre refleja la brecha generacional y la dificultad para atrapar la atención de los jóvenes a carreras artesanales que no ofrecen seguridad o reconocimiento. La modernización empuja fuera del mercado oficios que requieren tiempo, entrega y valor patrimonial.
Asimismo, con este tipo de situaciones la identidad de los barrios puede estar en juego. Un negocio como este es parte viva del paisaje urbano.
Además, el patrimonio inmaterial podría verse en riesgo. El conocimiento, los trucos, los secretos artesanales transmitidos de padre a hijo desaparecen si no se articulan mecanismos para preservarlos (ya sea mediante iniciativas institucionales, asociaciones culturales o programas de aprendizaje intergeneracional).
Y no hay que olvidar el papel de lo artesanal como cultura urbana. La forja artística de "Construccions de Ferro Josep Ullod" podía presentar un puente entre funcionalidad y arte. Su desaparición subraya la necesidad de valorar estos oficios como parte del patrimonio colectivo, no como reliquias ahogadas en la nostalgia.