No es Cerdeña: así es la isla con nombre catalán más exótica del mundo
- Situado a miles de kilómetros de Cataluña, este rincón del Planeta es un laboratorio natural para el estudio de la biodiversidad
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Cuando se habla de una isla con un toque catalán, la mente de muchos viaja inmediatamente a Cerdeña (Italia), hogar de la histórica ciudad del Alguer, donde aún se habla catalán. Sin embargo, a miles de kilómetros de Europa, se encuentra una isla que directamente lleva su nombre, la Isla Catana.
Mucha gente no la conoce. De hecho se encuentra deshabitada, por eso es casi un paraíso en la Tierra. Se encuentra en las cálidas aguas del golfo de California y sus habitantes son animales tan exóticos como peligrosos.
Una isla con dos nombres
Para quien no sepa qué es esta Isla Catalana, matitaza que también se le llama en ocasiones Isla Santa Catalina. Y no es un islote o peñasco como puede ser el de Perejil o las Illes Medes, es una joya de 39,273 kilómetros cuadrados ubicada frente a las costas del estado de Baja California Sur, ya en México, a unos 25 kilómetros de la península de Baja California.
A pesar de su relativa proximidad a la ciudad de Loreto, situada a 60 kilómetros, la isla permanece deshabitada y solo puede visitarse con permisos especiales debido a su valor ecológico y sus especies endémicas.
Origen del nombre
El origen de su nombre, Catalana, ha generado cierta confusión. Aunque en documentos históricos figura con este nombre, un error cartográfico de Estados Unidos llevó a que también se le conociera como Isla Santa Catalina. Sin embargo, su denominación oficial y tradicional ha sido siempre Catalana.
Lo más misterioso de todo es que nunca se ha conocido una explicación de por qué se llama así. Se conoce que en la segunda de las expediciones de exploración de Francisco de Ortega, en 1633, el escriba fue Antonio Mayor i Corbera de Barcelona. En su descripción de la ruta habla del bautismo de varias islas, como la de Monserrate, pero no dice nada sobre el catalán. De hecho, parece difícil que pasara cerca de allí, ya que se encuentra a más de 32km de allí.
Un laboratorio natural
Pero esta no es el único misterio de la isla. La Catalana es un verdadero laboratorio biológico. Su aislamiento durante millones de años permitió que las especies que quedaron atrapadas en su territorio evolucionaran de manera independiente. Este proceso ha dado lugar a una fauna y flora endémicas que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.
Entre sus habitantes más emblemáticos se encuentran los reptiles únicos de la isla. Uno de ellos es la lagartija de Catalana, que destaca por sus tonos verde turquesa y su habilidad para desplazarse rápidamente entre las rocas. También habita allí un gecko de grandes ojos, un animal nocturno que caza insectos con precisión, y la imponente iguana del desierto, considerada la reina del ecosistema local.
Animales que habitan
El aislamiento no solo ha moldeado la evolución de las especies, sino que también ha convertido a la isla en un refugio para aves marinas. Las condiciones de Catalana la hacen ideal para la anidación, ya que no presenta depredadores introducidos, como los ratones comunes, que han devastado otras islas de la región. En cambio, los roedores presentes aquí son endémicos y se han adaptado perfectamente a las condiciones áridas del lugar.
La isla también es un punto de observación de la vida marina circundante. Durante el trayecto desde Loreto, no es raro encontrarse con delfines, calderones y otras especies que nadan cerca de las embarcaciones, añadiendo emoción a la aventura.
Cómo es la Isla Catalana
El paisaje de la isla es tan asombroso como su fauna. Catalana está cubierta por un bosque de cardones, cactus monumentales que alcanzan alturas impresionantes. Estos se mezclan con biznagas gigantes, plantas globulares que en esta isla llegan a superar los tres metros de altura. Caminar entre estas formaciones es como recorrer un bosque espinoso que parece salido de un cuento fantástico.
Un punto destacado de su geografía es la Roca Elefante, un islote cercano que debe su nombre a su perfil, que recuerda a un paquidermo con trompa y patas claramente definidas. Este fenómeno geológico se suma al encanto visual de Catalana, ofreciendo una experiencia que combina naturaleza y surrealismo.
Cómo llegar y visitarla
Aunque su proximidad a Loreto podría hacer pensar que es fácil llegar a la isla, la realidad es distinta. La Catalana forma parte del Parque Nacional Loreto y cuenta con estrictas regulaciones que protegen su frágil ecosistema. Solo se puede acceder con permisos especiales y bajo la supervisión de guías expertos. Esto no solo garantiza la conservación del lugar, sino que también convierte a cada visita en una experiencia única y exclusiva.
Una excursión típica incluye el recorrido por sus playas de arena fina, caminatas entre los cardones y biznagas, y la posibilidad de observar de cerca a las especies endémicas que habitan el área. Todo esto, rodeado de un ambiente de aislamiento y paz que pocos lugares en el mundo pueden ofrecer.