La Costa Brava es conocida por sus playas y paisajes, pero también esconde encantos que, a menudo, pasan desapercibidos. Entre ellos se encuentran calas secretas como la Cala Estreta, donde la tranquilidad y la belleza natural se combinan para ofrecer un refugio perfecto. Además, los pequeños pueblos pesqueros como Llafranc y Calella de Palafrugell mantienen su esencia tradicional, con calles empedradas y restaurantes familiares que sirven deliciosos platos locales, creando una atmósfera auténtica y acogedora.
Otro de sus tesoros ocultos es el patrimonio cultural, con lugares como el Monasterio de Sant Pere de Rodes, que ofrece no solo historia, sino también vistas panorámicas impresionantes. O como las rutas de senderismo del Camino de Ronda, que revelan acantilados espectaculares y flora autóctona, permitiendo disfrutar de la naturaleza en su estado más puro.
El poblado ibérico de Palamós
El poblado ibérico de Castell está ubicado en un promontorio que se adentra en el mar, unido en tierra firme por un pequeño istmo al final de la playa del Castell, en el municipio de Palamós, en Girona. Además, es considerado como Bien Cultural de Interés Nacional desde el año 1996.
Las primeras evidencias de ocupación humana datan del siglo VI a. C. cuando, en este lugar, se estableció una pequeña comunidad indígena de la primera Edad del Hierro y, a finales del siglo V a. C., se conformó el primer asentamiento ibérico, concentrado a la plataforma superior del promontorio y en terrazas ubicadas a levante y a poniente.
Con la llegada de los romanos en el territorio, a finales del siglo III a. C., el poblado continuó evolucionando urbanísticamente, a diferencia de la mayoría de asentamientos de esta cultura que, mayoritariamente, fueron abandonados. Más adelante, la pérdida de importancia estratégica, sobre todo desde el punto de vista comercial, hizo innecesario el mantenimiento de este poblado que se iría abandonando progresivamente en el transcurso del siglo I d.C.
Nueva reapertura
El poblado ha permanecido cerrado al público, más de 3 años por peligro de desprendimientos. Es por eso, que se han llevado a cabo varias actuaciones para reabrir el yacimiento garantizando así la seguridad de los visitantes. Por lo tanto, y en motivo de las Jornadas Europeas del Patrimonio, los días 12 y 13 de octubre, este mismo fin de semana, se puede visitar.
La consecuencia del cierre fue debido a varios temporales y fenómenos meteorológicos que provocaron varios daños en las estructuras arqueológicas de dicho poblado. Por este motivo, se cerró el yacimiento a finales de 2019 en el punto de acceso al recinto arqueológico.
Gracias a las tareas de conservación, se ha reexcavado un refugio de la Guerra Civil, se ha cubierto con grabas para preservarlo y se ha instalado una malla antidesprendimientos -con una red de cables de acero galvanizado con enrejado de triple torsión-. También, se han llevado a cabo una serie de actuaciones de conservación preventiva impulsadas por el Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña.
Además de estas actuaciones, el Museo de Arqueología de Cataluña y el Ayuntamiento de Palamós trabajan de manera conjunta para incorporar una nueva señalética al yacimiento, que facilite la accesibilidad desde la playa de Castell al poblado para personas con determinadas tipologías de movilidad reducida.