Descubrir pueblos medievales es una experiencia fascinante que nos transporta a épocas pasadas, donde la historia y la arquitectura se entrelazan de manera cautivadora. Cada rincón de estos pueblos cuenta una historia fascinante, desde sus calles empedradas hasta sus imponentes castillos y murallas.
Pasear por ellos es como entrar en un cuento, donde los edificios de piedra y las plazas llenas de vida evocan un sentido de comunidad y tradición. Además, explorar sus mercados, disfrutar de la gastronomía local y participar en festividades tradicionales permite una conexión con el patrimonio cultural que perdura a lo largo del tiempo. Sin duda, cada visita a un pueblo medieval es una aventura enriquecedora y memorable.
Un pequeño pueblo medieval
La Villa de Bagá se sitúa en pleno Pirineo, en el extremo norte del Alt Berguedá, a 786 metros de altitud. Es, actualmente, un motor económico clave para la zona, gracias a importantes infraestructuras como el instituto, que acoge a estudiantes de toda la parte norte de la comarca.
La población se encuentra a 20 km de Berga y a 28 km de Puigcerdá, donde se puede llegar a través del túnel del Cadí (la boca sur del cual se encuentra a 6 km de Bagá). Está situado en el valle del río Bastareny, el afluente por la derecha del Llobregat.
Históricamente, Bagá ha sido uno de los núcleos más relevantes del Pre-Pirineo, que durante la época medieval estuvo bajo el dominio de los barones de Pinós, quienes también contribuyeron a su fundación. Su urbanismo se organiza en torno a una gran plaza porticada, donde se encuentran la iglesia y el Palacio de Pinós, que está en proceso de restauración.
Fiestas y eventos
La historia medieval es el eje central que da vida a este municipio, con diferentes actos que rememoran estos aspectos y los muestran a sus visitantes.
Entre estos eventos, destaca la Fiesta de la Baronía de Pinós, que incluye visitas guiadas, conciertos y conferencias, coincidiendo con el Mercado Medieval de Bagá; la Feria de oficios tradicionales y la Muestra gastronómica de productos agroalimentarios del Berguedá.
En la víspera de Navidad, Bagá celebra la "Fia-faia", donde los aldeanos queman antorchas (faies) provenientes de un fuego encendido en una montaña cercana. Estas faies descienden formando un camino de fuego hasta la plaza, donde se reparte el fuego y se celebran bailes en su alrededor.
Otra festividad importante es la Fiesta del arroz, que se lleva a cabo el segundo domingo de febrero. Mientras se espera que el arroz se cocine, se realizan demostraciones del Ball Cerdà, permitiendo que todos los asistentes participen. Esta tradición es una forma de mantener viva la cultura local.
Los tejados de Bagá
Desde el Parque de la Villa, espacio ideal para pasear y disfrutar de un momento de descanso, podrás observar de las maravillosas vistas a los tejados de Bagá. Entre los puntos de este municipio también se incluyen la iglesia románica de Sant Joan del Avellanet, el Museo Cátaro y Medieval -que ilustra la Ruta de los Hombres Buenos- y el Santuario de Paller -dedicado a la Virgen de Paller, patrona de Bagá- y ubicado a unos dos kilómetros del centro.
Destacamos, la pequeña iglesia románica de Sant Joan de l'Avellanet, situada entre Bagá y Gisclareny, en el lugar donde finaliza la vía del Nicolau. Ya aparece citada en el año 983, en el acta de consagración del monasterio de Sant Llorenç, al que fue vinculada como donación.
Consta de una sola nave, con bóveda ojival rematada hacia levante por un ábside semicircular. Una restauración moderna que ha permitido que esta iglesia se mantenga en un buen estado de conservación.