Las montañas son los mejores lugares para refrescarse en verano. Las piscinas y la playa están muy bien, pero dar allí con una sombra es casi imposible. Sí, se puede uno llevar la sombrilla, pero hace falta encontrar un sitio donde plantarla.

La solución que muchos aplican son las piscinas naturales. Conocidas como gorgs o gorges, se han convertido en destinos muy populares para aquellos que buscan una experiencia única en plena naturaleza. 

Estas maravillas se encuentran en muchos rincones de Cataluña. El hecho de estar tan cerca de los Pirineos y tener varias sierras da pie a la formación de estas acumulaciones de agua, invitan a escaparse hacia allí.

Lo bueno es que muchas veces están escondidas en las montañas y ofrecen un refugio refrescante durante el caluroso verano. Por eso algunos lo consideran un auténtico oasis que invita al relax y a la aventura.

Un refugio veraniego

Los gorgs son pozas de agua dulce, algunas con saltos de agua espectaculares, que invitan a un baño revitalizante. Se encuentran dispersos por toda la geografía, y aunque hay cientos de ellos, algunos destacan por su singular belleza

Uno de estos lugares mágicos es el Toll de Vidre, una piscina natural que captura la esencia de la tranquilidad y la pureza. Tiene una pequeña cascada y la profundidad suficiente para darse una remojada.

Dónde está

El nombre Toll de Vidre ya insinúa la experiencia que espera a los visitantes: una poza de aguas tan limpias que parecen de cristal. Situado en el Parque Natural de los Ports, en la región de Tortosa, este lugar es un remanso de paz que recompensa a quienes se aventuran a explorarlo.

Llegar al Toll de Vidre requiere una caminata, pues la entrada de vehículos está restringida en esta área protegida. Desde la capital de la comarca del Baix Ebre, se debe tomar la C-12 hacia Benifallet. Antes de llegar a esta localidad, se desvía a la izquierda por la N-230b en dirección Prats del Comte. Finalmente, se toma la T-333 hasta Arnes, el punto de partida para la excursión a pie.

Un secreto en la montaña

Dejar el coche en Arnes es la mejor opción. El acceso al parque está bien señalizado y el sendero hasta el Toll de Vidre, de unos siete kilómetros, es una mezcla de caminos asfaltados y forestales, accesible incluso para montañeros novatos. A lo largo del recorrido, con un desnivel no superior a 330 metros, la belleza del entorno natural se despliega ante los ojos de los caminantes, culminando en una de las zonas más encantadoras de la región.

Cómo es

El Toll de Vidre se encuentra técnicamente en Aragón y presenta una pequeña cascada que desemboca en una especie playa de piedras. El agua, siempre fresca y cristalina, ofrece una experiencia de desconexión total

Visitar el Toll de Vidre es una escapada a un entorno natural impresionante y también una oportunidad para descubrir un rincón escondido de Cataluña. La combinación de la caminata por la naturaleza y el refrescante baño en sus aguas cristalinas hace de esta experiencia algo inolvidable. Así, el excursionista regresa con la sensación de haber descubierto un paraje único, una joya escondida que pocos tienen el privilegio de conocer.

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