No se puede describir lo bonito que es ir a la playa y descubrir nuevas calas, esos rincones escondidos, donde el mar se encuentra con la tierra de manera íntima y espectacular. Cada cala tiene su propio encanto, con aguas cristalinas que varían en tonos de azul y verde, arenas doradas y acantilados que se alzan, majestuosamente, a su alrededor.
La emoción de explorar y encontrar una cala solitaria, donde el sonido de las olas y el canto de las aves marinas crean una sinfonía natural, es incomparable. Estamos en verano, la mejor época del año para muchos y os seguimos descubrimos lugares que son un verdadero espectáculo tanto para los sentidos como para el alma.
Una cala turquesa
La cala del Crit se encuentra en la única zona del municipio de Montrás situada entre Calella de Palafrugell y Palamós.
Esta cala está catalogada como nudista y tiene unos 150 metros de ancho, no cuenta con servicios y está formada por piedras y arena de grano grueso. En ella destacan dos barracas de pescadores y una gran roca con un curioso agujero, también conocido como 'el trau', a través del cual se accede a la cala contigua llamada Font Morisca.
La leyenda de la cala del Crit
Lo más curioso es que esta cala esconde una leyenda de película. ¿Por qué se llama así? La historia cuenta que una nave árabe atracó en la cala vecina de Font Morisca a pasar la noche y, cuando se preparaban para zarpar, escucharon el canto de un gallo, motivo por el que descubrieron una masía situada en la cala vecina.
Entonces maniataron al dueño y robaron todo lo que encontraron, pero la tragedia llegó al descubrir a una de las hijas del dueño, muy bella y de cabellos dorados, que permanecía escondida y que fue raptada y arrastrada hasta el barco.
En ese trayecto los desgarradores gritos de la muchacha no cesaron en ningún momento, hasta el punto en que en su intento de escaparse mordió el dedo del capitán, que invadido por la rabia no dudó en cortarle la cabeza.
Todavía hoy, por las noches, se escuchan estos gritos; así como el gallo que atrajo a los piratas, que dio nombre a La Masia, Can Gall Perich o Mas dels Moros.
Cómo llegar
No es posible acceder a esta cala en coche, pero sí que se puede aparcar en el sendero próximo, antes del descenso a la cala. En los meses de verano, este camino se cierra al tráfico, así que proponen un punto de partida desde Calella y aparcar el coche en las proximidades del recinto del Festival de Cap Roig, desde donde se ve el inicio del sendero GR-92, que atraviesa unos campos de cultivo.
El camino es cómodo y agradable, rodeado de un bosque de pinos, tardarás aproximadamente unos 15 minutos, y verás que el indicador nos marca el acceso a la Cala del Crit, Font Morisca y Cala Vedell. Desde ese punto, se empieza a descender por un camino que finaliza en unas escaleras de madera que desembocan a la misma cala.