No es Empúries: el desconocido pueblo medieval del Empordà que esconde unas ruinas romanas
Este pequeño municipio compite en belleza con rincones como Rupit, Besalú y Taüll
15 septiembre, 2024 17:00Noticias relacionadas
- El pueblo idílico a un paso de Tarragona que enamora por sus rutas: salpicado de cascadas y piscinas naturales
- El pueblo catalán desconocido que es Bien de Interés Cultural: tiene calles empedradas y un castillo medieval
- Este es el colegio preferido de los deportistas catalanes: privado, inglés y caro
Parece difícil que todavía quede algún pueblo desconocido en Cataluña. Los medios tratamos de encontrar ese rincón menos conocido y con encanto desde hace años y ya casi se ha hablado de todos. ¿O casi?
Más allá de los famosos Besalú, Taüll y Rupit, hay otros que no aparecen en las guías y pasan mucho más desapercibidos. Uno de estos municipios está en el Empordà, pero por ello da a la costa. Tal vez eso y la proximidad con Palafrugell hacen que siempre quede en la sombra, pero estamos aquí para reivindicar sus encantos y ofrecer la posibilidad de realizar una escapada que se aleje de los caminos trillados y turísticos.
Escondido en el Empordà
Situado en el corazón del Baix Empordà, Mont-ras es un encantador pueblo medieval que se extiende desde las montañas de Les Gavarres hasta las proximidades cristalinas aguas del mar Mediterráneo. Se trata de un verdadero tesoro escondido que ofrece una rica combinación de historia, naturaleza y gastronomía.
La parte de la historia se descubre con los paseos por sus calles en las que se pueden observar edificios que transpiran pasado y cultura. Allí también se encuentran varios restaurantes donde degustar platos típicos de la gastronomía catalana. Por último, su entorno respira paz, montaña y senderos donde refugiarse del mundanal ruido. Pero vamos por partes.
Origen del pueblo
Antiguamente conocido como Torroella de Mont-ras, el municipio formaba parte del dominio de la Vizcondesa de Bas, bajo la jurisdicción del castillo de Palafrugell. Posteriormente, el pueblo pasó al Monasterio de Santa Ana de Barcelona y continuó bajo el dominio de los priores, que ostentaban el título de Barones de Palafrugell, hasta la abolición del régimen señorial. En el siglo XVIII, Mont-ras obtuvo su independencia municipal, consolidando su identidad única
A pesar de todo, su proximidad con Palafrugell es tal que muchos piensan que forma parte de este municipio. En realidad no es así, Mont-ras es un pueblo con carácter propio.
Qué ver
Un claro ejemplo de esto se puede ver con una caminata por el casco antiguo, coronado por la majestuosa iglesia parroquial de Sant Esteve, un ejemplo impresionante del gótico tardío. Aunque sus muros originales datan de 1196, el templo actual comenzó a construirse en el siglo XVI, como lo indica la fecha de 1599 grabada en el dintel de una puerta interior.
Este templo religioso, que originalmente dependía de la iglesia de San Martín de Palafrugell, presenta una estructura de una sola nave con capillas laterales y un ábside poligonal. Destacan su puerta de inspiración clásica, el rosetón en la fachada occidental y la torre cilíndrica adosada.
Gastronomía
Pero visitar el pueblo también requiere tomar un poco de fuerzas y nada mejor que hacerlo en algo de los restaurantes del municipio. Hacerlo es una disfrutar de celebración de ingredientes naturales y de alta calidad, influenciada por su ubicación en la Costa Brava.
Uno de los platos más emblemáticos es el Es Niu, una receta tradicional de Cuaresma que combina tripa de bacalao, huevo duro, bacalao desalado y patata. Este plato requiere una cocción lenta de unas cinco horas, lo que resalta el cuidado y la dedicación en su preparación. Durante la Fiesta Mayor en julio, la degustación de este y otros platos típicos se convierte en un evento gastronómico muy popular en la comarca.
El entorno
La visita a Mont-ras no acaba en la iglesia y la restauración. El paisaje está salpicado de torres de vigilancia que se erigen como testigos silenciosos de su turbulento pasado. Entre ellas, la Torre Simona es especialmente notable. Construida con bloques de granito bien tallados, esta torre de planta rectangular servía como defensa contra los ataques piratas, una amenaza constante en épocas pasadas.
Mont-ras también alberga yacimientos romanos que evidencian su larga historia. Estos sitios arqueológicos añaden otra capa de interés al patrimonio cultural del pueblo, ofreciendo una ventana al pasado remoto de la región.
Playas cercanas
Y ya que hemos empezado a explorar el entorno, nada mejor que ir al mar y a la montaña. Las playas más cercanas a Mont-ras son calas prácticamente vírgenes como Font Morisca y del Vedell, a las que se llega por un breve trayecto en coche.
Pero estos no son los únicos rincones paradisíacos cercanos. Próxima al municipio, también está la legendaria cala del Crit, conocida por sus impresionantes vistas a las islas Formigues, cuyas traicioneras aguas fueron la perdición de muchos marineros.
Senderismo y rutas
Quien sea más de montaña también tiene qué ver y hacer por los alrededores de Mont-ras, porque son ideales para los amantes del senderismo. Las rutas bien señalizadas llevan a través de paisajes impresionantes.
Y es que a pesar de estar cerca de la costa mediterránea, Mont-ras se encuentra entre las montañas de Les Gavarres. Por allí, hay varios senderos que ofrecen oportunidades para observar la flora y fauna local, así como para disfrutar de vistas panorámicas que te dejarán sin aliento.
Cómo llegar
Mont-ras se encuentra a aproximadamente 120 kilómetros de Barcelona o lo que es lo mismo, a una hora y media en coche. La ruta más directa para llegar es por la autopista AP-7 en dirección a Girona/Francia, hasta la salida 9A-9B, que indica Palamós/Sant Feliu de Guíxols, y tomar la carretera C-35 en dirección a Palamós. Una vez en la C-35, se sigue hasta tomar la salida hacia la C-31, que lleva directamente hacia Palafrugell y Mont-ras.
Alternativamente, se puede optar por la carretera C-32 en dirección a Blanes y luego continuar hacia la C-31, que atraviesa las localidades costeras del Maresme, lo que hace que sea una ruta mucho más lenta y que el recorrido implique dos horas en coche.