El Gorg de Malatosca, ubicado en Sant Joan de les Abadesses, es un hermoso salto de agua cercano al núcleo urbano. Durante la mayor parte del año, es un lugar tranquilo, pero en verano atrae a numerosos bañistas que buscan un refrescante chapuzón. Además, este lugar está rodeado de monumentos y leyendas, dándole un aire de cuento de hadas.
Cómo llegar al Gorg de Malatosca
El Gorg de Malatosca está rodeado de una exuberante vegetación, que realza su belleza.
Para llegar hasta ahí, la ruta comienza en la plaza de la Abadía de Sant Joan de les Abadesses, donde se encuentra la oficina de turismo y un bar, ideal para comer algo antes de iniciar la caminata. La ruta es sencilla y puede hacerse a pie o en bicicleta.
Aunque no se puede llegar directamente a la base de la cascada en bicicleta debido al camino estrecho y empinado, hay un lugar para dejar las bicicletas antes de llegar al destino.
En el camino hacia la cascada, se pueden ver numerosas vacas pastando en los prados, lo que sin duda encantará a los niños.
Leyendas y entorno mágico del Gorg de Malatosca
El salto de agua conocido como el Gorg de Malatosca es un lugar de embrujo desde hace siglos. Los parajes naturales tienen eso, que a no ser que los humanos metan baza y los alteren, pueden mantenerse iguales durante siglos.
No es casual, pues, que un lugar tan bello como este salto de agua haya sido fuente de inspiración de las más retorcidas leyendas. Brujas, hadas y, como no, abortos, protagonizan la leyenda del conocido como Gorg de les Bruixes:
El Gorg de Malatosca era un conocido sitio de reunión de las brujas de la zona. Un día, las brujas se reunieron para asistir al parto de una de ellas. Llamaron a la comadrona del pueblo para que les ayudara. Estuvieron toda la noche llevando el parto a cabo, bajo la luna llena, y cuando todo hubo terminado se acercaron a la comadrona y le pagaron con un saquito de lentejas. Ella, enfadada, tiró las lentejas al río y se fue a su casa. Una lenteja se le quedó pegada al delantal, y al dia siguiente se encontró con que se había convertido en una moneda de oro.
El encanto de Sant Joan de les Abadesses
El Monasterio de Sant Joan de les Abadesses, situado en el corazón del valle del Ter, es una joya del patrimonio medieval catalán con una historia que se remonta al siglo IX. Fundado en el año 887 por el conde Wifredo el Velloso, este monasterio fue el primer convento femenino de Cataluña, destinado a albergar a las hijas de la nobleza.
Un Monasterio Femenino en sus Primeros Siglos
Durante sus primeros siglos de existencia, el monasterio fue exclusivo para mujeres, siendo su primera abadesa Emma, hija de Wifredo el Velloso. Bajo su liderazgo y el de sus sucesoras, el monasterio prosperó tanto espiritualmente como económicamente, convirtiéndose en un centro religioso y cultural de gran influencia en la región.
Transición a Monasterio de Canónigos
En el siglo XI, el monasterio vivió un giro significativo cuando, tras una serie de conflictos y decadencia moral, el Papa ordenó su transformación en un monasterio de canónigos. Esta transición marcó el fin del convento femenino y el comienzo de una nueva etapa bajo la regla de San Agustín, revitalizando el papel del monasterio en la vida religiosa y social del valle del Ter.
El Auge y la Decadencia
Durante la Edad Media, el monasterio continuó siendo un importante centro religioso, con una notable influencia en el desarrollo del románico catalán. Sin embargo, la Guerra de los Segadores en el siglo XVII y la posterior Guerra de Sucesión española llevaron a un período de decadencia y abandono, afectando gravemente sus estructuras y patrimonio.
Restauración y Reconocimiento
El siglo XIX marcó el inicio de la recuperación del monasterio. Diversas campañas de restauración, especialmente en el siglo XX, han devuelto al monasterio su esplendor original. Hoy en día, el Monasterio de Sant Joan de les Abadesses es un símbolo del patrimonio histórico y cultural catalán, atrae a numerosos visitantes interesados en su rica historia y arquitectura.