Descubrir rincones de Cataluña donde el turismo no llegue es difícil, pero algunos espacios todavía se salvan. Al menos, no están muy masificados. El truco perfecto es ir hacia el lado opuesto de donde van todos, es decir, lejos de la playa.
Si bien el litoral catalán está lleno de calas de aguas turquesas, arenas doradas y acantilados con vistas sorprendentes. Es difícil no caer en la tentación, pero un poco más adentro, en el corazón de la Terra Alta, hay un pintoresco pueblo que te sumerge en un entorno natural privilegiado, perfecto para explorar rutas y sumergirte en varias piscinas naturales para refrescarte.
Qué hacer
Bot es un pueblecito del interior de Tarragona habitado por solo 600 personas, pero repleto de rincones cautivadores que permiten conectarse con la naturaleza y escapar de la rutina de la mejor forma posible. Más allá de su arquitectura, sus calles y su increíble iglesia, por lo que merece la pena visitar esta localidad es su entorno.
La estrella indiscutible de Bot es la Vía Verde, un recorrido asfaltado de 26 kilómetros que atraviesa el pueblo y sigue la antigua ruta de un ferrocarril. Este camino incluye túneles de hasta 800 metros de largo, completamente oscuros, por lo que es recomendable llevar una linterna. La Vía Verde es ideal tanto para caminar como para andar en bicicleta y ofrece vistas espectaculares del paisaje.
La Fontcalda y la Donzella
Tanto a pie como en bicicleta, una parada obligatoria es en las piscinas naturales de la Fontcalda. Situadas aproximadamente a 1 hora y 30 minutos a pie desde Bot, estas piscinas son perfectas para refrescarse y recobrar energías. El tiempo de caminata puede variar según tu ritmo, pero la recompensa al llegar es un paraíso natural de aguas cristalinas.
Otra alternativa es visitar el Forat de la Donzella, un impresionante manantial de agua que brota entre grandes rocas. Este sitio se encuentra junto a la ermita de Sant Josep, en la cima de una colina al pie del río Canaletes. Es un lugar mágico donde se puede disfrutar de la serenidad del entorno y de la frescura del agua.
Qué ver en Bot
Pero si eres más de la vida urbanita, en términos de arquitectura, Bot tiene mucho que ofrecer. No puedes perderte la iglesia parroquial de Sant Blai, que data del siglo XVII y exhibe un estilo renacentista.
Sus paredes de piedra picada y los arcos de medio punto que sostienen las bóvedas de crucería son realmente notables. También vale la pena visitar la Casa de Paladella, una mansión señorial que se remonta a finales del siglo XVII y principios del XVIII.
Orígenes e Historia
Históricamente, el nombre de Bot se registra en un documento en el que el conde Ramon Berenguer IV concede el castillo de Miravet a la orden del Templo en el siglo XII. Los expertos sostienen que el municipio se estableció sobre los restos de un antiguo asentamiento ibérico.
Durante la primera Guerra Carlista, las tropas que sitiaban Gandesa se retiraron a Bot. Además, durante la Guerra Civil, los republicanos ocuparon parcialmente el pueblo durante unos días durante la famosa batalla del Ebro.
Fiestas: entre la gastronomía y la religión
Las festividades en Bot son variadas y muchas de ellas están relacionadas con santos de todo tipo. Durante el mes de enero, se celebra la Festividad del Aceite en honor a San Antonio. En febrero, en la primera semana, tienen lugar las fiestas mayores dedicadas a San Blas y a la Candilera, los patronos de la localidad.
El mes de marzo está marcado por la celebración de San José, momento ideal para subir a la ermita de la Donzella. En julio, la atención se dirige hacia San Cristóbal. Además, en el mes de agosto, las festividades de verano honran a la Virgen.
Cómo llegar
Bot es fácilmente accesible desde las principales ciudades de Cataluña. Desde Tarragona, se puede llegar en una hora y cuarto en coche. La ruta más directa es coger la T-11 hacia Reus y a partir de allí no dejar N-420 hasta Gandesa. Una vez allí, se ha de entrar al municipio para tomar la TV-3531 hasta Bot.
Desde Barcelona, el viaje es de aproximadamente dos horas, tomando la AP-7 o la C-32 hasta Tarragona y allí tomar la salida hacia Reus por la T-11. Y una vez llegado a destino sólo es cuestión de disfrutar.