El pueblo más pequeño de Girona tiene una historia y una fama peculiar. Hasta hace poco, se le consideraba el más corrupto de toda España. Y eso que solo tiene 97 habitantes.
En 2016, cuando apenas eran 76 vecinos, llegó a tener 15 imputados, el equivalente al 20% de su población. La cúpula de la localidad, de ERC, estuvo imputada, y nueve causas separadas investigaban las actuaciones de la dirección municipal en los juzgados de instrucción de Santa Coloma de Farners.
Lo que queda del pueblo
Pero más allá de eso, Susqueda tiene la fama por su famoso pantano. El mismo que la hundió. Porque sí, la actual población tiene menos de 100 años. La antigua Susqueda quedó bajo las aguas del embalse cuando se construyó en 1968.
Desde entonces, Susqueda como tal no existe. El municipio que mantiene este nombre en realidad son tres barrios que estaban a la periferia de la vieja localidad: El Far, El Coll y Sant Martí Sacalm.
Marineros y una virgen en la montaña
La mejor manera de conocer Susqueda es entrar por El Far. Ubicado en una zona montañosa, su atractivo principal son sus casas rodeadas de naturaleza y el santuario de la Virgen del Far, una joya arquitectónica construida en el siglo XII a más de 1.100 metros sobre el nivel del mar.
Lo curioso es eso. La leyenda cuenta que fueron unos marineros que se desplazaron hasta allí para cumplir con la promesa que le hicieron a la virgen en una noche de tormenta. Aterrados por la situación, prometieron a la Señora del Far construir un templo en su honor si sobrevivían. Lo hicieron, a cientos de kilómetros del Mediterráneo. Eso sí, cuenta con unas vistas al a Les Guilleries y Collsacabra y, ahora, al pantano.
Del Coll a Sant Martí
Un poco más abajo está el Coll, el municipio con las mejores vistas al valle de Osor y hacer varias rutas de senderismo o, simplemente, disfrutar de sus gentes. Aun así, el barrio de Susqueda que se lleva la mayor atención es Sant Martí Sacalm.
Es desde este punto del que salen la mayor parte de senderos de la zona. Pero antes de partir, visitar la iglesia parroquial y la antigua rectoría ofrecen una ventana al pasado histórico de la región es fundamental. Se trata de un tesoro histórico que data del siglo XII de una arquitectura sobria, testigo de la rica historia y cultura de la región.
Hacia rutas mágicas
A partir de allí, se trata de explorar las calles y perderse por los senderos. Los caminos llevan a la Cova d’en Salvi o el Castell de Fornils y, obviamente, al pantano. La ruta más popular es la que lleva a las Roques Encantades.
Estas formaciones geológicas, ocultas entre un denso bosque de hayas y robles, transportan a los visitantes a un lugar habitado por criaturas mágicas y seres fantásticos.
Cómo llegar
Susqueda, o lo queda de ella, está a hora y media de Barcelona. La vía rápida es tomar la C-17 y desviarse por la C-37 a la altura de Manlleu. Antes de llegar a Sant Esteve d'en Bas, ya aparece el desvío hacia el municipio, al que se accede por la C-153.
La visita no defrauda. Además de suponer un viaje en la historia, lamentablemente, también supone ahora un golpe de realidad. Y es que con la sequía imperante en Cataluña, uno puede ver en directo sus efectos. El pantano está bajo mínimos.