Cronómetro y monedas

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Estoy en ASNEF y no puedo pedir créditos: qué hacer cuando te cierran todas las puertas

Entrar en un fichero de impagos supone una limitación al crédito, explicamos como salir y recuperar la normalidad

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Para muchos consumidores, la inclusión en ASNEF no llega con una carta certificada ni un aviso solemne, sino que suele descubrirse en el peor momento; cuando un banco rechaza una solicitud de financiación que parecía rutinaria.

Esa negativa, que a menudo se recibe con desconcierto, abre la puerta a una realidad incómoda: Estás en un fichero de morosidad. Y desde ese momento, el acceso al crédito se convierte en un laberinto donde casi todas las salidas parecen estar bloqueadas.

Por ello, el primer impulso suele ser buscar entidades que concedan préstamos “para todos”, ofertas sin comprobación crediticia o alternativas que prometen respuestas rápidas. Sin embargo, antes de moverse a ciegas, conviene entender el origen del problema.

La mayoría de dificultades posteriores desaparecen cuando se conoce exactamente cómo salir de ASNEF y qué documentos pueden desbloquear esa situación.

La barrera invisible que levantan los ficheros de morosos

El acceso a financiación funciona mediante un sistema de confianza. Las entidades no solo valoran ingresos, estabilidad laboral o historial bancario, sino que también consultan bases de datos privadas que indican si un solicitante tiene deudas impagadas.

ASNEF es una de las más utilizadas y, por tanto, aparecer en ella significa que los bancos interpretan el perfil del usuario como de alto riesgo.

Lo realmente determinante no es el importe pendiente, que en ocasiones no supera los 50 euros, sino el hecho de que exista una incidencia activa. Por eso, una factura olvidada o un desacuerdo con una operadora puede tener el mismo efecto en una solicitud de crédito que un impago de mucha mayor envergadura.

¿Qué hacer cuando ningún banco quiere aprobar tu solicitud?

En el caso de que ningún banco esté dispuesto a aprobar la solicitud, muchos consumidores se sienten atrapados entre la necesidad de financiación y la imposibilidad de obtenerla por vías tradicionales. Aun así, existen pasos concretos que permiten recuperar el control, como, por ejemplo:

1. Verificar la legitimidad de la deuda: no todas las inclusiones en ASNEF son correctas. Algunas empresas comunican datos sin haber avisado previamente al afectado, algo que es obligatorio. En otras ocasiones, la deuda es discutible, ya que puede haber prescrito o ni siquiera pertenecer a la persona señalada. Pedir al fichero un acceso a la información, gratuito y rápido, ayuda a conocer quién ha comunicado la deuda, el importe y la fecha. Con esa información es posible reclamar o exigir la cancelación si existe algún error.

2. Negociar el pago o la retirada con el acreedor: cuando la deuda es correcta, lo más práctico es contactar directamente con la empresa que la ha comunicado. Muchos acreedores aceptan acuerdos de pago o la retirada inmediata del registro una vez regularizada la situación. Esta vía suele ser más eficaz que discutir directamente con el fichero, ya que solo el acreedor tiene capacidad real para solicitar la eliminación de los datos.

3. Evitar soluciones agresivas de financiación alternativa: algunas compañías ofrecen préstamos con ASNEF, pero a un coste desproporcionado y un nivel de riesgo que puede comprometer aún más la estabilidad económica del usuario. Por eso, antes de recurrir a estas opciones es conveniente detenerse y valorar si el problema no es el crédito que falta, sino la deuda que impide acceder a uno razonable.

Mujer desesperada por facturas

Mujer desesperada por facturas

4. Reunificar tus deudas solo si la situación lo justifica: la reunificación no es un salvavidas universal. Puede resultar útil cuando se acumulan varios pagos mensuales y la carga financiera se ha vuelto difícil de gestionar.

No obstante, si el obstáculo es una única deuda reflejada en ASNEF, esta solución suele ser innecesaria y, a veces, contraproducente.

¿Se puede recuperar la normalidad financiera?

Salir de ASNEF no es una cuestión de suerte, sino de elegir el método adecuado para hacerlo. Comprobar los datos, reclamar cuando proceda, negociar con el acreedor y evitar atajos que pueden generar más problemas, suele ser el camino más correcto.

Una vez eliminado el registro, la relación con las entidades financieras se restablece de forma casi automática.

Quien haya pasado por esta experiencia suele aprender una lección muy valiosa, y es que un pequeño impago puede convertirse en un obstáculo desproporcionado si no se gestiona a tiempo.

Pero, lo importante es que existen herramientas, trámites y vías legales para recuperar la visibilidad crediticia y volver a operar con normalidad en el sistema financiero.

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