Los fieles musulmanes mueren a miles y Lily Allen vende fotos de sus pies
Empezaremos hoy esta mirada a la prensa internacional por la noticia que aparentemente menos importa a los españoles en general y a los comentaristas, columnistas, analistas y tribunos en concreto. La encontramos ayer en Reuters bajo el título: Más de 100 muertos en un acto religioso en la India. Y dice: “Una estampida durante un encuentro para la oración hindú en el estado de Uttar Pradesh ha causado más de 100 muertos y numerosos heridos. Las autoridades locales sugirieron que el calor y el hacinamiento habían desencadenado el pánico en el encuentro, al que parecía haber acudido una multitud mucho mayor que las 5.000 personas permitidas. La mayoría de los muertos y heridos eran mujeres y niños, que al parecer se asfixiaron en las aglomeraciones que se produjeron para abandonar el lugar. Algunos testigos declararon a los medios de comunicación locales que algunas de las víctimas habían caído, unas sobre otras, en una zanja”.
La nota de la agencia aclara que las estampidas durante las peregrinaciones religiosas son relativamente frecuentes en India, normalmente debido a la escasa aplicación de medidas de seguridad pública. Recientemente, las autoridades han aumentado la vigilancia, con más agentes de policía y drones.
El lector occidental pasa página, a lo mejor encogiéndose de hombros. Otra desgracia más en otro país remoto. Además de que cien muertes ¿qué es? Sólo una décima parte de las que se produjeron la semana pasada en La Meca, de la que dio noticia la prensa española, sin que nadie tuviera gran cosa que añadir a los hechos desnudos: cerca de 1.300 muertos (según Euronews), el mayor número desde el año 2015, en que a consecuencia de una avalancha humana se perdieron más de 2.000 vidas. Es evidente que aunque los peregrinos fallecidos habían llegado a la región, empujados por su fe, de forma ilegal, sin el preceptivo permiso de las autoridades locales, la Arabia Saudí tiene responsabilidad sobre lo que le pase a estos huéspedes, sean deseados o indeseados.
El hajj, la peregrinación a La Meca, se celebra desde el siglo VII, y es un deber de cada musulmán realizarla por lo menos una vez en la vida, para asegurarse el acceso al paraíso una vez haya fallecido. Esta peregrinación suele hacerse, sin que suceda necesariamente nada irreparable, durante el mes de junio. Pero a consecuencia del cambio climático las temperaturas han subido este año hasta más allá de los 52 grados. Cuando un ser humano se expone a parecida temperatura durante más de 20 minutos, es inútil que quiera protegerse con una sombrilla y una botella de agua: la muerte es segura. Las proteínas de las células cerebrales sencillamente se descomponen, y a menos de que se produzca un milagro no hay salvación. Menos aún cuando ese calor se soporta en camino y sin protección especial.
Sin querer, en absoluto, bromear con la tragedia humana, sentimos la tentación de asegurar que la religión católica es la única verdadera, ya que no imaginamos que cuando el Papa celebra una misa o imparte una bendición desde la plaza de San Pedro de Roma los fieles se mueran de pura insolación. Al margen de disquisiciones religiosas, y en previsión de que el año que viene se repita la catástrofe, es obvio que el Gobierno de Riad debería prestar algún conforte a todos los peregrinos, sean legales o no…
Han muerto 100 fieles de una religión en Uttar Pradesh, y 1.300, de otra, en La Meca, y a nadie, salvo a sus parientes y amigos, le importa demasiado: al fin y al cabo, eran musulmanes, y la mayoría, pobres. Pero como el calor siga así, se va a hacer difícil que llegue nunca a producirse el “gran reemplazo” del hombre blanco que tanto temen los ultraderechistas occidentales.
Johnson irrumpe en la campaña
Mientras tanto, en el Reino Unido se celebran hoy las elecciones que según todos los sondeos desplazarán al partido conservador del poder, en beneficio de los laboristas liderados por Keir Starmer. El actual primer ministro, Rishi Sunak, recibió el martes el apoyo sorpresa de Boris Johnson, el populista cuidadosamente despeinado que llevó a su formación a una aplastante victoria hace cinco años, pero tuvo que renunciar al cargo a causa de sus muchos líos y mentiras –allí los embustes se pagan– y ha estado desaparecido durante toda la campaña. Es una incierta inyección de moral la que le brinda la retórica de Johnson a Sunak: “Si de verdad queréis impuestos más altos, (...) si queréis una inmigración descontrolada y si queréis doblegaros inútilmente ante Bruselas, votad laboristas el jueves”, declaró Johnson en un mitin de Sunak.
“¿No es genial que nuestra familia conservadora esté unida?”, se entusiasmó Rishi Sunak, el quinto primer ministro en 14 años de Gobierno conservador, años difíciles marcados por el Brexit, el Covid, la austeridad, el desabastecimiento de bienes de consumo, los escándalos y las divisiones dentro de los tories.
“Se acabó, y tenemos que prepararnos para la realidad y la frustración de la oposición”, escribe la exministra del Interior Suella Braverman en el Telegraph. “La votación del jueves consiste ahora en formar una oposición lo suficientemente fuerte”.
Por las fotos que se publicaron ayer, podemos confirmar que Johnson sigue despeinándose cuidadosamente. Los resultados de las elecciones británicas se harán públicos durante la noche del jueves al viernes.
Bannon, a la cárcel
En Estados Unidos, Steve Bannon, el influyente ideólogo ultrapopulista y exconsejero de Donald Trump, ingresó ayer en una cárcel de Connecticut, donde pasará cuatro meses, en castigo por obstruir la investigación parlamentaria sobre el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021. En sus últimas declaraciones antes de este retiro involuntario que ha intentado demorar todo lo posible con recursos y apelaciones, el publicista de 70 años se define como “un preso político” y dice sentirse orgulloso de su pena. Otro de los exasesores de Donald Trump en la Casa Blanca, Peter Navarro, ya cumple una condena idéntica por negarse a responder a una citación del Congreso en la investigación del asalto al Capitolio.
Los pies de Lily
Va por gustos. Hay quien está orgulloso de entrar en la cárcel, y quien, como la estrella pop británica Lily Allen, tan famosa por sus canciones como por sus escándalos, está muy orgullosa de sus pies. Hasta el punto de que vende fotos de ellos.
“Sus días de juerga han quedado atrás, ya que ahora está felizmente casada y es abstemia”, informa el Daily Mail, el más chocante de los tabloides de las Islas. No siempre es muy fiable, pero esta vez la noticia está requeteconfirmada: “Pero parece que todavía queda algo de niña salvaje en Lily Allen, ya que ha abierto una cuenta en Onlyfans para vender fotos de sus pies por sólo 8 libras al mes.
La estrella del pop convertida en actriz, de 39 años, ha creado su propia cuenta en la plataforma de medios sociales, que se utiliza principalmente para que la gente venda su propio contenido para adultos, bajo el título Lily Allen FTSE500.
La semana pasada, Lily bromeó diciendo que le habían dicho que podía “ganar mucho dinero vendiendo contenido para pies” después de descubrir que sus pies estaban “muy bien valorados en Wikifeet”.
Y parece que ha seguido adelante con su idea y ya ha publicado seis fotos exclusivas de sus pies para que sus suscriptores puedan acceder a ellas. Una de las fotos lleva el texto: “Acabo de comprar esto en el aeropuerto. Me los quitaré más tarde”. Otra foto lleva por título “pedicura de verano”, mientras que otra dice simplemente: “Buenos días”, informa el tabloide.
Nos encanta que el periódico invite a los lectores a opinar sobre la pregunta: “¿Qué opinas de que Lily abra un Onlyfans sobre sus pies?”. Hay que elegir una de estas tres respuestas:
1: ¡Puede hacer lo que le parezca!
2: Debería ser un poco más responsable.
3: ¡No me interesan los pies!
¿Qué decir de todo esto? Quizá lo que decía Paolo Conte en una de sus estupendas canciones: “Era un mondo adulto, si sbagliava da profesionisti”. Era un mundo adulto, se equivocaba como profesionales.