Primeras planas

Carol: Puigdemont irá al Senado y convocará elecciones

El Gobierno cree que la Generalitat no tiene estructuras de Estado y que se acatará el 155. Partal contempla la derrota y el director de 'La Vanguardia' dice que Puigdemont "no es un suicida"

23 octubre, 2017 09:15

Hoy hace cuarenta años del "ja sóc aquí" de Tarradellas. En el limbo catalán se sopesa si la concurrencia de tal efeméride (despreciada por el pujolismo y ERC hasta antes de ayer exactamente) con el anuncio del 155 encierra otro guiño del destino 303 años después de la caída de Barcelona a manos de Felipe V. Y más ahora que reina con rigor el sexto Felipe. Signos confusos en todas las trincheras. La colisión de intereses entre convergentes, republicanos y cuperos dificulta los preparativos para la resistencia en las casamatas de la Generalitat. En el frente de los medios, primera línea de fuego, notorio ardor guerrero. Los almuédanos no se rinden. Los periodistas del régimen todavía vigente son las fuerzas ninjas de la revolución de este octubre catalán en el centenario del Octubre Rojo. 

Según los informantes de la vanguardia de la secesión, los regulares rifeños del 155 van a por todo, la escola, TV3, Catalunya Ràdio, la Moreneta, los Mossos, la hacienda catalana y CTTI. ¿Qué se van a encontrar? Lo de los medios puede ser un infierno de no sentirse las piernas. Más vale dejarlo estar. El capitán Urdaci no es una opción. Además, la maraña burocrática es de tal calibre que cualquier persona instruida pero ignorante de los procedimientos administrativos propios de los "mitjans" tardaría meses en desentrañar el intrincado desagüe por el que transitan en aparente caos influencias, recomendaciones y asignaciones retributivas.

elpais.200

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El ejército al que se debe enfrentar el Estado es de unas magnitudes nada medianas. Las estructuras de Estado de la Generalitat son en algunos ámbitos más avanzadas y populosas en términos de funcionarios que las de la administración central. En El País, Anabel Díaz y Juan José Mateo firman un texto sobre el volumen burocrático de la prerrepública: "La Generalitat, según sus propias cifras, tiene 202.383 trabajadores, de los que 180 son altos cargos y 333 altos directivos En todo caso, sus puestos quedan a disposición del Gobierno, así como los 12.552 trabajadores laborales temporales que reconoce tener el Govern. Todos seguirán en sus puestos, salvo que trabajen “para la independencia de Cataluña”, advierten en fuentes del Gobierno. El trabajo de control se hará desde los ministerios en función de las consejerías que tengan asumir. A pesar de los muchos anuncios de la Generalitat de que ha creado estructuras de Estado propias, el Gobierno cree que no la realidad no es así. El embrión de Agencia Tributaria sí se intervendrá y se estará muy encima del Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías, la estructura informática sin la cual no funciona la Administración autonómica. El mando de los Mossos d’Esquadra es objeto de gran atención, con especial interés el servicio de información. En esta área sí es más que probable que la intervención del Estado sea más intensa".

¿Que no hay estructuras de Estado? Más vale que en Moncloa revisen sus fuentes. Emilia Landaluce aporta otro recuento en El Mundo: "Cataluña tiene 162.213 funcionarios que dependen de la Generalitat. Otros 84.450 están adscritos a la Administración local y 25.989 responden a Madrid. El Govern gasta cada año 9.929 millones en el personal que ahora pasará a ser controlado por el Gobierno, con el apoyo del PSOE y Ciudadanos. ¿Cómo reaccionarán los funcionarios ante el cese de los 13 consejeros y 376 cargos políticos? ¿Seguirán el ejemplo de los trabajadores de TV3 y Catalunya Radio, que ya han amenazado con no reconocer la autoridad de un nuevo director? Se ha escrito mucho sobre el tópico de la desidia funcionarial, pero no tanto de la realidad: la seguridad que supone un puesto de trabajo estable (el de funcionario)". 

La estrategia gubernativa, según la cronista, se basa en el efecto hipoteca: "Precisamente, mantener el puesto es la gran baza con la que cuenta el Gobierno. Eso explica un joven maestro de Gerona que trabaja en un instituto en el que la mayoría del personal docente (74.392 en Cataluña) es nacionalista. "No percibo un ambiente especialmente enrarecido y eso que son muy militantes. Un dato: cuando se quiso convocar una huelga prolongada tras el 1-O, muchas compañeras decían que ellas sólo harían una jornada porque no querían que les descontaran el día". El sindicato de profesores de Enseñanza de Secundaria apunta a esta tesis: "De momento, no se aprecia un ambiente insurreccional. Me parece que, salvo casos muy politizados, los profesores seguirán dando clase"".

Tal vez se peque en el Gobierno de un exceso de optimismo, si bien en las filas contrarias las llamadas a la resistencia hasta la última bala contienen entre líneas la posibilidad de que los hombres de gris de Rajoy entonen el chotis de Celia Gámez: "¡Ya hemos pasao!, decimos los facciosos".

Mal, muy mal Vicent Partal en ese sentido. Que el último párrafo de su arenga en Vilaweb reconozca la posibilidad de no ganar es puro y duro derrotismo. No se puede celebrar un día que las empresas se vayan y al siguiente plantear a los catalanes del cirio y el lazo amarillo otra travesía en el desierto. Y aún menos invocando a Tarradellas, que hasta ayer era un "botifler" que se vendió al tardofranquismo. Escribe, o dicta, Partal: "No serà fàcil, hi estic d’acord. I és possible, fins i tot podria passar, que ens derroten al cap d’un temps o durant un temps. Però si passa això, simplement hi tornarem i hi tornarem i hi tornarem i hi tornarem, com hi hem tornat tantes voltes des del 1931, superant tots els obstacles que han aparegut en el camí. Conscients que ja no poden de cap manera aturar el procés d’independència, aquest que Espanya mateix ha impulsat en destruir l’autonomia que volia el president Tarradellas".

¿Pero esto qué es, el juego de la oca? Victoria o victoria como antes fue referéndum o referéndum. Ahora no caben medias tintas, Partal.

Menos pesimista se muestra Agustí Colomines, que firma un texto en El Nacional titulado "Els bàrbars ja són aquí". Anuncia el apocalipsis y aprieta al PSC, consigna de la semana para que el proceso devore a un partido que tiene enfilado desde el primer minuto: "Aquesta setmana faran el ple al quinze quan esdevinguin els còmplices de PP i Cs per implantar un règim policíac a Catalunya que comportarà la destitució del president i del Govern elegits democràticament i de tots aquells alts càrrecs —i també funcionaris— que considerin desafectes al nou règim. Em fa posar la pell de gallina escriure això. Si no és un estat del terror, no sé què deu ser. És clar que sempre hi pot haver una situació pitjor, com és que t'empresonin per defensar una idea política. Un dia li vaig preguntar a un conegut meu unionista què li semblaria que, en una Catalunya independent, les noves autoritats es decidissin a passar comptes amb els líders unionistes. Què els semblaria a Miquel Iceta, Inés Arrimadas i Xavier García Albiol que l'Estat català els empresonés per alta traïció? Personalment, em semblaria un despropòsit, encara que aquests tres personatges em provoquin basques".

Pues ya está planteado de manera elaborada lo que el actor Toni Albà propuso de detener a varios fiscales para canjearlos por Sànchez y Cuixart. Iceta, Arrimadas y García Albiol pueden ser acusados de provocar arcadas, variante fisiológica de los alzamientos tumultuarios de esófago.

Brizna de esperanza en la carta de Màrius Carol. Sostiene el director de La Vanguardia que no es descartable la posibilidad de que Puigdemont entre en razón e incluso la recupere: "El presidente de la Generalitat no es un suicida y le preo­cupa más no cargarse el país que hacer un gesto para la his­toria, por otra parte de escaso recorrido. Personas de su confianza del mundo de la empresa y de la sociedad civil le piden prudencia y que salve a las instituciones con unas elecciones. Puigdemont podría ir al Senado a explicarse antes de que se apruebe el 155 y anunciar una convocatoria electoral. Sería un acto de sensatez y de patriotismo".

Y nos llenaría a todos de orgullo y satisfacción. A ver si pasa. Una encuesta de El Periódico sostiene que el nacionalismo ganaría en escaños, pero perdería en votos. El sondeo de La Razón refuta al anterior. Para el vocero Turull, las elecciones no son una opción.

23 de octubre, santoral: Juan de Capistrano, Alberto Hurtado, Gaetano Catanoso, Ignacio de Constantinopla y Teodoreto de Antioquía.