Día D, 12-M, elecciones en Cataluña. En el Abc, su delegado, Àlex Gubern, resume que "con las de mañana (por hoy), Cataluña habrá celebrado seis elecciones autonómicas en 14 años (2010, 2012, 2015, 2017, 2021 y 2024), una sobredosis electoral, sumada a la del ámbito nacional, que ha dejado la comunidad agostada en lo político".
La percepción generalizada es que estos comicios suscitan un interés más bien escaso, nada que ver con los años duros del Procés. Gubern aporta una pincelada sobre la abstención: aunque se da por descontado que la participación será superior a la de las elecciones pandémicas de 2021 (51,3%), también se prevé que en ningún caso llegue a los datos extraordinarios de 2015 (74,9%) y 2017 (79,1%). Habría que retroceder a elecciones anteriores, con participación en el entorno del 60%, un nivel que hace que alcanzar el mínimo del 3% para optar a tener representación en el Parlament sea más factible para partidos pequeños y con voto más fidelizado (CUP, Aliança Catalana...), algo que añade aún más imprevisibilidad al resultado de esta noche y su traslación a escaños.
Con este contexto destaca la previa de Crónica Global. "El legado envenenado de Aragonès: qué se juegan los catalanes en las urnas" se titula la pieza que firma Noelia Carceller: "Ha llegado el día. Este domingo, 5,7 millones de catalanes están llamados a votar en unas elecciones que son decisivas para el futuro de Cataluña. De las urnas debe salir el próximo gobierno de la Generalitat. Es decir, los representantes que deberán hacer frente a los desafíos que tiene el territorio relacionados con la sequía, la educación o la sanidad, entre otros. O lo que es lo mismo: al legado envenenado del anterior Govern, presidido por Pere Aragonès. (...) En estas elecciones, Junts, ERC y la CUP se ponen a prueba ante el electorado al que en su día prometieron la independencia. Su objetivo es retener la confianza en un momento en el que irrumpen otras fuerzas partidarias de la ruptura, como Alhora y Aliança Catalana. Obtengan o no representación en el Parlament, no cabe duda de que sus papeletas dividirán el voto de los independentistas que se juegan la mayoría para gobernar. Los sondeos pronostican que, esta vez, los acuerdos con la CUP no serán suficientes para acceder de nuevo al Palau de la Generalitat. Sobre todo, ante un candidato del PSC, Salvador Illa, que se ha propuesto darle la vuelta al gobierno".
En cuanto a los problemas dejados por Aragonès, Carceller apunta que "más allá de los partidos y de sus estrategias, el resultado de las urnas no solo implicará un posible cambio en el gobierno, sino también un cambio de políticas para hacer frente a los retos pendientes. Los más urgentes que han copado la agenda de los últimos meses son la sequía, los malos resultados en educación, los déficits del sistema sanitario y, recientemente, la situación de las cárceles catalanas".
La economía ocupa un papel principal, aunque no ha sido un asunto tratado por los candidatos hasta que la OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell ha propiciado una singular unanimidad en contra. Del plano económico se ocupa Gerard Melgar en El Mundo. "Una Cataluña a dos velocidades: repunte macroeconómico lastrado por la herencia del 'procés' y la desigualdad social", señala un titular que viene acompañado de esta entradilla: "Los datos de PIB, paro o exportaciones contrastan con los índices de pobreza y exclusión social o los proyectos paralizados". Del texto de Melgar: "Sin el símil de que «va como una moto» empleado habitualmente por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para referirse a la economía española, Aragonès presume con otras palabras de PIB, exportaciones, inversión extranjera (con un pujante ecosistema empresarial en sectores como la tecnología o la biomedicina), tasa de desempleo por debajo del 10% y contratación de más profesores, personal sanitario y agentes de los Mossos d'Esquadra. Unos datos macroeconómicos al alza para dar carpetazo a la crisis derivada de la pandemia de covid, pero que en su reverso esconden tantas otras cifras preocupantes".
Líneas después sigue así el texto: "Según datos del Instituto de Estadística de la Generalitat, uno de cada cuatro catalanes se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, en base a los parámetros que mide el indicador europeo AROPE. En esta encuesta de condiciones de vida, un 20% de la población declara no poder mantener su hogar a una temperatura adecuada, un porcentaje que supone un 0,8% más que en 2022. Sube también hasta el 8,9% (en 2022 era el 8%) el índice de personas que viven en situación de privación material y social severa, es decir, quienes no pueden permitirse al menos cuatro de nueve conceptos de consumo básico. Y es la franja infantil la que sale peor parada. Más de 440.000 niños (uno de cada tres) sufrieron riesgo de pobreza o exclusión social en 2023, Una situación cronificada que, excepto en 2016, en la última década ha superado siempre el 30%. Explica todo ello que ocho de cada diez catalanes crean que las desigualdades de renta y riqueza entre pobres y ricos son muy grandes en la región, tal y como refleja otro reciente barómetro del CEO".
O sea, una panorama terrible, con un presente incierto y un futuro sombrío.
Más previas. Sucinta exposición en La Razón: "Barcelona y los mayores de 44 años decidirán la Generalitat". El texto es de Carmen Morodo: "Cataluña se enfrenta hoy a unas elecciones en las que el futuro de la Generalitat puede ir unido al de la legislatura nacional. Lo que decidan los catalanes influirá en la estabilidad de Moncloa y en el futuro de Pedro Sánchez, aunque no signifique que el presidente del Gobierno vaya a ser desalojado del poder de manera inmediata. Pero sí puede encontrarse con un Carles Puigdemont que, en el caso de que tenga que irse a casa porque no consigue la Presidencia de la Generalitat, está decidido a marcharse con un portazo, dando el último golpe de muerte al Gobierno de coalición. El censo catalán es un universo complejo, donde los mayores de 44 años son los que tienen más peso, al sumar el 63,9 por ciento del total de electores. Pero esta desproporción se acrecienta todavía más si se mide en votantes, no en electores, ya que la abstención es más elevada entre los que cuentan entre 18 y 44 años. Prácticamente el voto de los mayores de 45 años duplica al de los que están por debajo de ese parámetro de edad, según la estimación de NC Report. La baja participación de los más jóvenes relativiza la incorporación a estas elecciones de 243.003 electores que podrán votar hoy por primera vez. Será también determinante en el resultado final del recuento de las urnas lo que ocurra en Barcelona por dos motivos clave. Primero, porque aglutina al 74,3 por ciento del censo de Cataluña. Segundo, porque junto con Girona presenta los mayores índices de participación".
En El Diario es Neus Tomàs quien firma la pieza de contexto y destaca la ausencia de pistas sobre las alianzas que pueden deparar las urnas. La nota arranca constatando lo que ha quedado fuera del guion de los partidos: "Tras una campaña en la que no se ha hablado de la amnistía y casi menos aún de independencia, los 5,7 millones de catalanes con derecho a voto están convocados a las urnas con dos incógnitas. La primera es, como en toda jornada electoral, el resultado. La segunda son las alianzas que se configurarán para evitar un bloqueo que todos los partidos aseguran que no quieren, pero que ninguno se atreve a descartar. El CIS señaló que un 40% de los electores no habían elegido su voto cuando empezó la campaña y de estos, 900.000 tenían previsto tomar la decisión este fin de semana. Tanto Salvador Illa como Carles Puigdemont han apelado a concentrar el voto en sus respectivas candidaturas o, para ser más exactos, en ellos porque ambos han antepuesto el discurso personalista al de las siglas, más en el caso del líder de Junts, como se puede comprobar este domingo en las papeletas de los colegios".
Sigue Tomàs: "Illa busca atraer a un electorado transversal que va desde los votantes de la antigua Convergència (más reivindicada que nunca en esta campaña) a los que sea desde la izquierda o la derecha denostan al nacionalismo. Y Puigdemont, de nuevo en modo plebiscitario, como ya hizo en el 2021, se presenta como garante de las esencias independentistas y promete regresar para acabar el trabajo del 2017 aunque no concreta ni cómo ni cuándo lo culminará. Mientras, ERC se ha lamentado de que el líder de Junts se haya negado a debatir con Pere Aragonès pese a que el candidato republicano estaba dispuesto a desplazarse a Argelès para mantener un cara a cara. ERC ha intentado presumir de una gestión que más bien les lastra y se han pasado estas semanas subrayando que los posconvergentes apuestan ahora por negociar en Madrid después de haberles criticado a ellos que lo hiciesen".
Y: "Pero Puigdemont es mucho Puigdemont y sigue siendo un cabeza de cartel atractivo para muchos electores independentistas. Incluso entre los que se declaran de izquierdas o, en una paradoja todavía más sorprendente, entre votantes de la CUP. Este es un partido que se define como antisistema pero que, según los sondeos, sufrirá fugas hacia el líder de Junts en un momento en que Puigdemont ha apostado por una fiscalidad que favorece a las rentas altas y un modelo de país que incluye la ampliación del aeropuerto de Barcelona y el macrocasino de Hard Rock. Es decir, un programa que recupera el espíritu de la Convergència de toda la vida".
Pero en realidad, la previa de las elecciones fue Eurovisión, caótico concurso ganado por Suiza con una propuesta no binaria y pansexual y en el que el voto telemático español se volcó en favor de la representante de Israel, Eden Golan. Nuestra representante, Nebulossa, y su canción, "Zorra", quedaron en el puesto 22 de 25 participantes. O sea, lo de siempre.
12 de mayo, santoral: Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada. Pancracio, Aquileo, Cirilo de Mesia y compañeros mártires, Domitila, Epifanio de Salamina, Felipe de Agira, Germán de Constantinopla, Modoaldo de Tréverir, Nereo y Rictrudis de Marchiennes.