Nuevo ítem en las negociaciones entre el PSOE y Junts para la investidura de Pedro Sánchez. El concepto está llamado a hacer furor en los próximos días. "Minoría nacional" es el nombre de la cosa, la etiqueta que analizan y abordan socialistas e independentistas de Carles Puigdemont para redondear la operación amnistía. La idea, según reporta la directora adjunta de La Vanguardia Lola García, es que Cataluña sería reconocida como una "minoría nacional". De momento es lo que se sabe. Así que ¿todos los ciudadanos de Cataluña formarán parte de esa minoría? ¿Será por residencia o por apellidos? En ese último caso, ¿cuántos apellidos se necesitarían? ¿Vale con el de la madre o tiene que ser el del padre? ¿En qué se traduce tal minoría? Etcétera, etcétera. Tiempo habrá, seguramente, para resolver dudas.
Lo que se sabe hasta ahora es lo que cuenta García en La Vanguardia y que aparece como titular menor en la portada del rotativo. Ahí va un extracto del texto: "En concreto, se trabaja en un reconocimiento de los derechos de Catalunya como minoría nacional dentro del Estado español. Un concepto que tendría encaje en el ordenamiento jurídico de la UE. Existe, por ejemplo, el convenio marco para la Protección de las Minorías Nacionales, un tratado europeo en vigor desde 1998. En cambio, un referéndum de autodeterminación remite a procesos de descolonización y es algo que en Europa no goza de predicamento a la hora de aplicarlo a sus fronteras. El PSOE sigue negándose a plasmar en un documento cualquier referencia a un posible referéndum de autodeterminación, y eso no ha llevado a la otra parte a levantarse de la mesa. De hecho, Puigdemont, en su discurso, no lo puso como condición para el acuerdo, aunque insistió en que no renunciaba a conseguir un referéndum pactado en el futuro".
Sigue la nota: "Para Puigdemont, este reconocimiento de una minoría nacional catalana entroncaría con la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE que le retiró la inmunidad como europarlamentario. Aquel fallo fue desfavorable a sus intereses, pero el independentismo se aferró a una referencia del tribunal a la posibilidad de que un Estado deniegue la extradición de una persona si se demuestra que esta pertenece a un “grupo objetivamente identificable” que haya visto conculcados algunos de sus derechos. De hecho, la defensa de Puigdemont se basa en la pertenencia a una minoría nacional que el independentismo considera perseguida. A partir del relato sobre orígenes y evolución del conflicto se establece que los negociadores deberán comprometerse en su resolución sin que se prefigure cuál debe ser la salida. De hecho, aunque se reconozcan los derechos de una minoría nacional, queda por fijar cuáles son estos, puesto que la casuística en el ordenamiento internacional es muy variada".
Pues a expensas de la casuística y de quién puede formar parte de la minoría o si la adscripción será obligatoria o voluntaria, en el PSOE cunde cierto hastío, según una nota de Raúl Piña en El Mundo que arranca así: "«Y ahora a ver, hay que tener cuidado que nos pueden preguntar por la amnistía». La frase fue pronunciada recientemente por un cargo socialista tras una reunión y ante la expectativa de que en la puerta hubiera periodistas prestos para preguntar. La escena resume cómo se vive en el PSOE el, largo ya, compás de espera para la hipotética proclamación de Pedro Sánchez. El atasco en la negociación sobre la amnistía, y por tanto de la investidura -de la que aún ni siquiera hay fecha prevista-, está provocando desgaste, pero también una dosis de hartazgo dentro del PSOE. Han pasado tres meses desde las elecciones generales, 20 días desde que el líder socialista fue propuesto por el Rey como candidato, las semanas pasan... y la amnistía lo eclipsa todo. Monopoliza el debate, las preguntas, las respuestas, los silencios".
Continúa Piña: "«Hay ganas de que esto pase ya, se hace pesado»; «el mes de Feijóo fue pesado, pero éste también se está haciendo largo»; «al final, nos vamos a mucho tiempo». Es el sentir de cargos y dirigentes socialistas consultados por este diario. Aunque la prioridad de todos es que haya un Gobierno, que Pedro Sánchez repita en La Moncloa y muestran comprensión con lo «complejo» del diálogo, lo cierto es que prácticamente desde el 23 de julio, porque la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo no logró desviar el foco, todo ha estado monopolizado por las negociaciones del PSOE con ERC y Junts sobre la amnistía. Un diálogo empantanado, que dilata los tiempos previstos y queridos por Sánchez, debido a las fricciones sobre el relato del procés -los independentistas lo ven como algo legítimo porque «votar es democracia», los socialistas como un «fracaso colectivo»-; la exigencia del prófugo Carles Puigdemont de un mediador/verificador internacional por su desconfianza sobre las promesas del candidato socialista; o la necesidad de un gesto por parte de Junts, toda vez que el PSOE no consigue, al menos de momento, que plasme su renuncia a la unilateralidad. Un reseteo de los plazos que alarga la incertidumbre, también dentro del partido, y la sensación de que «se hace largo»".
En El País, faena de aliño y repaso a la actualidad con el foco puesto en las bambalinas, donde según este medio destacan las evoluciones de la vicepresidenta Yolanda Díaz y las gestiones discretas de Salvador Illa sobre el terreno. Así lo cuentan Àngels Piñol y Marc Rovira: "A poco más de un mes de que expire el plazo para una eventual investidura de Pedro Sánchez ―termina el 27 de noviembre―, el PSOE, Junts y Esquerra continúan negociando, con altibajos, un acuerdo. Pero mientras ese pacto no llega, otros actores allanan el terreno en Cataluña en favor de la amnistía y de la reedición del Gobierno de coalición. La vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones, Yolanda Díaz, ha multiplicado en las últimas semanas sus apariciones públicas en Barcelona para ir ganando el debate social sobre una futura ley sobre la medida de gracia para los encausados del procés. Mientras tanto, Salvador Illa, primer secretario del PSC, despliega una estrategia mucho más discreta, pero también en la línea de profundizar en la misma política desarrollada en Cataluña en el anterior mandato, en coherencia con los indultos y la reforma penal (de los delitos de sedición y malversación), como faro en favor del diálogo y la convivencia".
La crónica repasa el momento foto en Bruselas entre Díaz y Puigdemont, que según El Confidencial se "chivó" a Moncloa una semana antes del evento y también las maniobras de Illa: "Con una metodología opuesta a la de Díaz, Illa ha optado por la absoluta discreción y el hermetismo para evitar, dicen en el partido, que las conversaciones descarrilen. El PSC, que no está en la mesa de negociaciones, tiene un papel en segunda fila y en la sombra, pero apoya de forma incondicional al PSOE, con quien comparte el cerrojazo informativo. “El PSC hará más que dirá. Actuará más que hablará para mirar adelante, trabajar por la convivencia desde el respeto a la decisión de los votantes”, avisó Illa en La Seu d’Urgell (Lleida) el 22 de agosto, en el primer acto en el que reanudó el curso político y poco después de la constitución de la Mesa del Congreso".
Curiosa entrevista en Vilaweb al exconsejero Santi Vila, quien dice que en las últimas autonómicas votó a Illa. Pero eso es solo el titular. Las tripas de la entrevista, a cargo de Andreu Barnils, son muy suculentas. Por ejemplo, Vila habla de su amigo Puigdemont y de lo mucho que habla con el expresidente prófugo. Ahí va un extracto:
—La setmana que ve serà l’aniversari del 27 d’octubre. El 25 d’octubre feu una reunió en què, ben entrada la matinada, decidiu de convocar eleccions.
—Això és rigorosament cert.
—I vós dieu: “No convoquem eleccions a les dues de la matinada, que queda malament. Fem-ho l’endemà.”
—Un error històric. És així, perquè ara tindríem Carles Puigdemont potser de president de la Generalitat.
—I no tindríem la DUI.
—La DUI no l’hem tinguda mai.
—No voleu convocar eleccions perquè és a les dues. Als catalans ens perd l’estètica.
—Sí, això és una acusació que també em va fer, a Madrid, Enric Juliana. I sí, té raó. Però és que, és clar, a quin govern seriós se li acut de firmar un decret de dissolució del parlament a les dues de la matinada? Ara ho faria fer. Oriol Junqueras va ser més clarivident que jo. Perquè davant meu li va dir: “Firma.” És a dir, crida a algú, dicta-ho i dissol.
—I vós vau frenar-ho.
—I jo vaig dir: “Home, voleu dir? A les dues de la matinada?” Recordo que vaig enviar un whatsapp a les dues de la matinada al lehendakari [Urkullu]: “Sembla que ens en sortirem i no prendrem mal. Demà al matí s’endrecen les coses. Ens asserenem tots i veiem com ho continuem.” Després, l’endemà al matí, a les vuit, arriba el president al despatx i dos o tres consellers intenten d’influir-lo, i li diuen: “T’equivoques.” Ell ja havia convocat la roda de premsa per a anunciar la dissolució del parlament, i la desactiva i diu: “Faci el que faci, no tinc garanties que no suspenguin l’autonomia.” Crec que no és veritat.
—Doncs en una entrevista em vau dir: “No es fan les eleccions per diversos motius. I un, que no hi havia garanties que no se suspengués l’autonomia.” Ara em dieu que sí?
—A veure, a veure, a veure. Garanties formals i oficials, no n’hi va haver mai. Mai. Ara, el govern d’Espanya havia traslladat lehendakari Urkullu, als tres o quatre empresaris que s’havien implicat en aquest tema i al PSOE –que era clau perquè el senat aprovés el 155–: “Si aquesta gent dissol i convoca eleccions sense adjectius (ni constituents, ni plebiscitàries), nosaltres no…” Ara, de fet, aquesta versió és possible que només me la cregui jo i el lehendakari Urkullu. El mateix Rajoy l’ha desmentida. O sigui, se n’ha desentès. Per tant, tu ara em pots creure o no.
—Heu perdut amics pel camí?
—Els vaig perdre temporalment, conjunturalment.
—Els heu recuperat?
—Sí.
—Inclòs Puigdemont?
—Sens dubte, Puigdemont no ho ha deixat de ser-ho mai. Que quedi clar. En Carles, i ho té escrit, no es va sentir mai traït per mi, al contrari. Li vaig ser lleial, i volia fotre el camp molt abans. I em deia: “Queda’t.” Perquè era un dels seus cordons umbilicals amb el govern d’Espanya. Ell sabia com pensava jo, i jo com pensava ell. Ell és independentista des que té catorze anys. I l’honora ser-ho. Ara fa un mes, l’últim cop que vam parlar per telèfon, vam parlar de qüestions personals. L’he anat a veure tres vegades, des que vaig recuperar el passaport. I li he donat consell.
—Què hauria de fer, ara, amb l’amnistia?
—Sens dubte, pactar. I de pressa.
La actualidad catalana también pasa por los efectos expansivos de los ataques terroristas de Hamas y la respuesta de Israel. En el Abc, por ejemplo, se reporta que casi veinte mil personas se manifestaron ayer en Barcelona en contra de Israel. En esa manifestación se pudo ver a la exalcaldesa Colau, quien depuso sobre la ruptura de relaciones con el país hebreo: "En la marcha ha participado la exalcaldesa de Barcelona y líder de BComú en el Ayuntamiento, Ada Colau, que se ha mostrado satisfecha por la decisión de la juez de archivar la causa abierta contra ella por suspender, siendo alcaldesa, el hermanamiento de la capital catalana con Tel Aviv. En declaraciones antes de la protesta, ha defendido que lo decidió «no como una ocurrencia, sino como una demanda» que recibió de decenas de entidades de derechos humanos, incluida Amnistía Internacional. Por eso mismo, considera una «decepción» que su sucesor, Jaume Collboni, haya elegido entre sus primeras decisiones restablecer este hermanamiento, y ha añadido que ella lo suspendió con Tel Aviv como institución, no contra su población".
Las intenciones de Ada Colau siempre son magníficas. Igual, probablemente, que las de quienes decidieron ayer señalar un negocio de un empresario israelí en Barcelona. Lo cuenta Guillermo Sebastiá en La Razón: "Un grupo de unos 50 manifestantes en apoyo a Palestina ha ocupado durante cerca de una hora un hotel ubicado en el centro de Barcelona, en protesta por los acontecimientos en Oriente Próximo. Según informaron los Mossos d'Esquadra, ingresaron al vestíbulo del Hotel Cortés, ubicado en la calle Santa Anna de Barcelona. El hotel es propiedad del magnate israelí Haim Tsuff, que figura en el puesto 42 de la lista de las personas más ricas de Israel. Los manifestantes, provenientes de diversos movimientos populares, incluyendo el Sindicat de Llogateres i Llogaters, se dirigieron a los balcones de la fachada, retiraron las banderas de varios países que estaban ondeando allí y las reemplazaron por banderas palestinas".
Pues nada, un simpático señalamiento al judío, igual que en la alegre, cívica y festiva Alemania de los años treinta. Ningún político ha condenado la acción.
Deportes. Laporta se echó a llorar ayer en la asamblea de compromisarios y volvió a la carga con el tema del "madridismo sociológico" que según él explica el escándalo porque el Barça pagara durante casi dos décadas, que se sepa, al vicepresidente de los árbitros. Lo cuenta Albert Ortega en El Confidencial: "La Asamblea General Ordinaria de Socios Compromisarios del FC Barcelona fue un éxito... para Joan Laporta. El presidente azulgrana sacó adelante todos los puntos mencionados en el orden del día, incluso sin tener cifras, como en el patrocinio de Ambilight o con la ingeniería contable de las palancas, que alteraron el cierre del ejercicio 2022/23, aunque eso significara trocear el patrimonio del club e hipotecar ingresos futuros. Con el Real Madrid como enemigo número uno gracias a sus supuestos tentáculos de poder que se extienden por los fueros de la capital, Laporta acabaría llorando tras una defensa acérrima del Barça en el Caso Negreira".
Y: "Suficiente para generar aplausos al apelar a las emociones más básicas del ser humano. Además, el mandamás culé logró sacudirse la gran mayoría de las preguntas incómodas gracias a un ejercicio de opacidad vestido de transparencia, austeridad y democracia: la Asamblea telemática. Con una participación ridícula en torno al 10%, especialmente teniendo en cuenta el delicado estado económico, institucional y judicial del club, Laporta y el resto de directivos no recibieron ninguna pregunta online en directo en los dos primeros puntos".
22 de octubre, santoral: Juan Pablo II papa, Abercio de Hierápolis, Alodia de Huesca, Benito de Massérac, Córdula mártir, Donato Scoto, Leotadio de Auch, Lupencio de Chalons, Malón de Rouen, Marcos de Jerusalén, Moderano de Berceto, Nunilona de Huesca, Valerio de Langres y Verecundo obispo.