Cuerpos de letra gruesos para los prolegómenos de la irrupción del Ejército israelí en Gaza una semana después de las matanzas terroristas de Hamás. Ucrania ha desaparecido de las pantallas. Es la ley de la actualidad, una obviedad tras otra. A la espera de acontecimientos en el extremo convulso del Mediterráneo, en la parte occidental miles de personas dejan la vida tratando de alcanzar la orilla rica. Y en medio de ese desastre, la política española.
Domingo de tanteo a la espera de novedades tangibles y concretas sobre la investidura, una operación de alta ingeniería política que pende del hilo de Waterloo. Todo puede salir mal aunque se espera que todo se arregle en el último suspiro, sobre la campana.
"Los planes de investidura de Sánchez encallan en su paso obligado por Waterloo", apunta el titular que preside la crónica de Lucía Méndez en El Mundo. Su texto arranca así: "Después de fracasar el intento de investidura de Alberto Núñez Feijóo, el portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, adelantó en RNE que el debate de investidura de Pedro Sánchez podría celebrarse en esta semana, el martes 17 de octubre. El presidente en funciones comunicó a sus ministros que no había tiempo que perder y que su investidura se celebraría con rapidez. Los socialistas barajaron estos plazos, en la creencia de que el pacto con los partidos independentistas estaba muy avanzado. Los planes no han salido como pensaba Sánchez. Ahora ya sólo se dice que el plazo para el debate finaliza el 26 de noviembre, día antes de la convocatoria automática de la repetición electoral".
Sigue Méndez: "Sánchez combate contra el tiempo y contra el desconcierto que cunde en el PSOE porque las señales de humo de la negociación con Junts -totalmente secreta- salen de color negro por la chimenea del chalé de Waterloo. El líder socialista sigue abonado al optimismo. «El pacto se da por hecho con toda seguridad y que las negociaciones con Junts van bien, aunque más despacio de lo que nosotros querríamos, nadie contempla una repetición electoral habiendo llegado hasta aquí creyendo sin duda que Sánchez seguiría», señalan distintos dirigentes socialistas. Sin embargo, el candidato a la investidura cerró la ronda de reuniones con los grupos parlamentarios que deben votarle con un fracaso casi absoluto. Sólo Bildu anunció la disposición de votar a favor. La portavoz de Junts, Míriam Nogueras, entregó a Sánchez la transcripción del discurso de Carles Puigdemont con las exigencias ya conocidas de amnistía antes de la negociación, un mediador y avances en el reconocimiento de la autodeterminación".
Líneas después, la crónica destaca que "el lugar donde ha encallado la negociación, de acuerdo con lo poco que trasciende a los muros de Moncloa y de Ferraz, es el preámbulo de la ley de amnistía que nadie conoce. Según los interlocutores de este diario, «el punto de fricción es encontrar las palabras adecuadas en la exposición de la ley para que ni el PSOE ni los que organizaron el referéndum y declararon la independencia puedan aparecer como claudicantes ante el otro». Los socialistas consideran que ni Junts ni ERC están en condiciones de replicar el 1-O, a pesar de que repitan que lo volverán a hacer, pero consideran «inasumible» que un partido como el PSOE, que respaldó la aplicación del 155, asuma que el Estado pida perdón por la actuación de los tribunales. «Si se trata de tensar la cuerda, vale, pero si de verdad se pretende que el Estado pida perdón a cambio de una investidura, eso no lo puede hacer ni Pedro Sánchez ni nadie. Es necesaria una rectificación de lo que hicieron. Más o menos expresa. Si no ceden, el pacto no es posible». De la habilidad de los negociadores para encontrar una fórmula que ninguna de las partes sienta como una «rendición» depende el acuerdo".
En El País también repasan el minuto y resultado de las negociaciones para la investidura y van un paso más allá: "Sánchez busca garantías de estabilidad para una legislatura". El texto corre a cargo de José Marcos, Paula Chouza y Carlos E. Cué: "Todos los protagonistas han llegado ya tan lejos, que un fracaso a estas alturas sería una catástrofe. Todo es tan difícil, que solo puede salir bien. La negociación para la investidura de Pedro Sánchez vive un momento de incertidumbre, en el que los mensajes que se emiten desde el epicentro de las discusiones empiezan a ser de cierta alarma. “No es pesimismo, es realismo. Es muy difícil. Pero seguimos confiando en que saldrá”, resume un miembro del Gobierno. “Es una negociación muy compleja y exige su tiempo”, señala otro. “Las corrientes de fondo son las mismas, pero es muy complicado”, resume uno más, que recuerda así que la lógica política hace pensar que se resolverá el puzle, porque todos ganan mucho si se logra y pierden si no -la coalición se queda sin Gobierno y se arriesga a que sume la derecha, pero los independentistas pueden perder toda su capacidad de influencia y se quedarían sin amnistía-. Sin embargo, el problema es encontrar un punto de encuentro que satisfaga a todos. Los mensajes que llegan de los independentistas no son muy diferentes. “Estamos lejos”, insisten. Nadie habla de ruptura, pero tampoco encuentran de momento la salida del túnel".
Continúa la pieza: "En este contexto, en el que la negociación parece atascada especialmente por una cuestión de desconfianza y de garantías -Junts insiste en el “mecanismo de verificación” que parece muy complejo de articular, mientras los socialistas reclaman que renuncien a la unilateralidad, algo que el propio Carles Puigdemont se encargó de descartar este sábado en las redes sociales, apelando de nuevo a lo que dijo el pasado 5 de septiembre-, Sánchez ha dejado claro a todos sus interlocutores en la ronda con portavoces de esta semana que no está buscando un pacto de investidura, como en 2020, sino de legislatura. El acuerdo, dicen los socialistas, debe incluir al menos los primeros Presupuestos. El PSOE no está dispuesto a dar el triple salto mortal que supone aprobar una ley de amnistía y dar un giro radical para acabar con todos los procesos judiciales en marcha alrededor del procés sin una garantía de que dos meses después no vivirá un infierno parlamentario que acabe llevando a unas elecciones anticipadas después de un desgaste brutal que podría abrir paso definitivamente a la derecha. Sánchez está dispuesto a dar todos los pasos necesarios, también los simbólicos: esta semana llamó a Oriol Junqueras, líder de ERC, con el que no mantenía una conversación larga desde antes del procés, hace más de seis años, y se reunió con todos los grupos salvo Vox, incluido Junts y Bildu, dos fotos delicadas. Pero a cambio quiere estabilidad y garantías".
Y: "Con ERC las cosas avanzan más, especialmente tras la conversación entre los líderes, en la que quedaron claras las tres exigencias de los republicanos: amnistía, que dan por hecha, pacto económico, con transferencia de los trenes de cercanías, y un horizonte de solución para el conflicto político, con la revitalización de la mesa que se pactó en 2020. Pero con Junts todo parece más atascado, y los mensajes que trasladan Puigdemont y Míriam Nogueras, la portavoz parlamentaria y persona de su máxima confianza, indican que ellos no se mueven de la posición que marcó el líder el 5 de septiembre, hasta el punto de que ella le entregó a Sánchez una transcripción de ese discurso, por si había dudas".
Y para disipar aún más las dudas, el expresidente prófugo aprovechó el sábado para marcar posición. "Puigdemont encarece la investidura y vuelve a hablar de unilateralidad", se advierte en La Vanguardia. El texto viene con la firma de Julio Hurtado: "Mientras Pedro Sánchez se resistió a pronunciar la palabra amnistía, Carles Puigdemont se guardó de hablar de unilateralidad, pero una vez roto el tabú por parte del presidente del Gobierno, que necesita el apoyo de Junts para ganar una nueva investidura, el expresidente de la Generalitat ha subido la apuesta al anunciar que su partido no renunciará a la vía no pactada y al choque con el Estado para conseguir la independencia de Catalunya. Apenas 24 horas después de la cita del líder del PSOE con la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, para tratar de avanzar en las negociaciones hacia un “compromiso histórico”, Puigdemont volvió a situar la partida en la casilla de salida. España, dijo en Instagram, está ante “un dilema de resolución compleja”: repetir elecciones o pactar con un partido que “no renuncia ni renunciará a la unilateralidad como recurso legítimo para hacer valer sus derechos”".
Sigue Hurtado: "En la misma semana en que el consejo de expertos ha presentado las bases del acuerdo de claridad encargado por el Govern para celebrar un hipotético referéndum acordado, Junts toma distancia de ERC y redobla su órdago, con la baza de que el Gobierno en funciones tiene que elegir entre ir a las urnas “con el riesgo de que los equilibrios políticos” que salgan de ellas “sean tan frágiles como ahora”, analiza Puigdemont, o ceder ante una formación que “mantiene la legitimidad del 1 de octubre”. El mensaje de ayer es un extracto de la conferencia que el expresident pronunció el 5 de septiembre en Bruselas y en la que fijó la amnistía como condición previa para empezar a negociar un “acuerdo histórico” con el Estado, que debería incluir, además, el reconocimiento y el respeto a la “legitimidad democrática” del independentismo y la creación de un mecanismo de verificación de los acuerdos".
A todas estas, Artur Mas se resiste a perder protagonismo y no duda en participar en cuanto foro, cumbre, jornadas o mandanga reclama su presencia y la voz de la experiencia. Ahí va su último pronóstico: "Mas considera que España no pactará un referéndum de independencia ni a 'corto ni a medio plazo'". La frase es un titular de El Periódico alusivo a la intervención del titán de Ítaca y capitán de agua dulce en unas jornadas suizas con la señora Marta Rovira y David Fernández, músico, periodista y exdiputado anticapitalista de la CUP que acabó abrazándose por las esquinas con el antedicho Mas. Ahí va parte del texto: "El expresidente de la Generalitat Artur Mas ha asegurado hoy en Suiza que el Estado no llegará a pactar un referéndum sobre la independencia de Catalunya ni a "corto ni a medio plazo", informa Europa Press. En una mesa mesa redonda titulada Celebrem! Perspectives de futur del Centre Català de Lausana (Suiza) junto a la secretaria general de ERC, Marta Rovira, y el exdiputado de la CUP en el Parlament David Fernàndez, Mas ha añadido que, sin embargo, se dan las mejores condiciones para intentar negociar un referéndum. "El mundo independentista tiene la sartén por el mango", ha destacado tras dejar claro que "será difícil que esta situación se vuelva a repetir". Rovira ha añadido que, tarde o temprano, se tendrá que dar respuesta al derecho de autodeterminación de Catalunya. "El independentismo no tiene otro proyecto posible que no sea un referéndum", ha destacado. Por su parte, Fernàndez ha mostrado su desconfianza con el Estado para materializar un hipotético referéndum y ha dicho que desde el Gobierno no se aceptará "ninguna" de las cinco propuestas del informe sobre el acuerdo de claridad".
15 de octubre, santoral: Teresa de Ávila, también llamada de Jesús. Barses de Edesa, Magdalena de Nagasaki, Severo de Tréveris y Tecla de Kitzingen.