Según los teóricos de la globalización, el mundo es muy pequeño, pero aún hay zonas del agro oscense a donde no ha llegado Internet y casi casi ni la electricidad. Pero no son enclaves aislados, sino despoblados, pueblos fantasma a los que se llega por carretera. Nada que ver, por ejemplo, con la isla de Sentinel del Norte, cuyos nativos asaetearon hasta la muerte a un misionero estadounidense rousseauniano.
Advierte El País de la delicada situación y precario equilibrio de las tribus sin colonizar en el ecosistema de los satélites y las redes. "En el planeta queda más de un centenar de comunidades indígenas sin contactar, repartidas en la Amazonía, Papúa Nueva Guinea e India. Su supervivencia depende de que sigan aisladas", escriben las periodistas Talita Bedinelli y Lola Hierro en un trabajado reportaje sobre los nuevos yanomamis.
Ahí van un par de párrafos sobre las peripecias de los nativos de todo el mundo: "Corría julio de 2014 cuando, muy lejos de India, en la frontera entre Perú y el Estado brasileño de Acre, tres hombres desnudos, con un corte de pelo estilo casco y las caras pintadas, se dejaban ver en la orilla de un río y trataban de comunicarse en un idioma que nadie comprendía. Los gestos, en cambio, eran familiares. Uno de ellos, por ejemplo, se ponía la mano en el estómago, dando a entender que tenía hambre. Al avistar a un individuo con una escopeta, advirtieron mediante unas palabras a la postre traducidas: “Si nos maltratáis, os vamos a lanzar un hechizo”".
Y: "El tercer grupo de población localizada en el mundo es la anteriormente citada etnia sentinelese, en India. (...) “El Gobierno de India hizo una aproximación hace años y fue rechazado, así que decidió no forzar el contacto. Son felices y en algunas fotos se aprecia que están fuertes y sanos, tienen dientes fantásticos. Demuestran que tomaron la decisión correcta de permanecer aislados porque no necesitan nada de la sociedad afuera, tienen de todo en su isla, viven bien”, opina Watson". Dientes fantásticos, como las mulas, oigan. Este Watson es un antropólogo, no el ayudante de Holmes. El caso es que Brasil es el paraíso de la tribus no contactadas y Bolsonaro, que según el índice mundial de la organización Expertos Sin Fronteras es un ultra de cuidado, también va a acabar con el edén de los indios que no usan Twitter.
Del citado reportaje: "El nuevo mandatario es contrario a la demarcación de territorios indígenas, pues sostiene que los pueblos tradicionales tienen que “integrarse” con el resto de la sociedad. También defiende la existencia de actividades remuneradas en las áreas habitadas por comunidades aisladas. “El indio no puede seguir dentro de un área demarcada como si fuese un animal encerrado dentro de un zoológico”, dijo Bolsonaro en unas declaraciones que recordaban la línea mantenida durante el Gobierno de la dictadura militar (1964-1985)".
Aquí en España, ese debate sobre la integración o aislamiento se centra en Vox, la tribu de los cazadores toreros a los que el resto de los partidos y los animalistas organizados (que anoche volvieron a la calle al grito de Todas somos Sota) están haciendo la campaña para las próximas europeas, municipales y autonómicas. Al respecto presenta El Mundo una encuesta que incide en el amplio respaldo del electorado de PP y Ciudadanos a sus acuerdos con la formación del demonio. Escribe Susana Villaverde: "El pacto entre el PP y Cs para desalojar al PSOE de la Junta y gobernar juntos Andalucía con el apoyo de Vox cuenta con un amplísimo respaldo entre los votantes populares y naranjas. Hay una parte del electorado que se muestra reticente ante la irrupción del partido de derecha radical en el Parlamento andaluz, especialmente en las filas de Ciudadanos, pero el hastío ante los 36 años consecutivos de gobiernos socialistas hace inclinar la balanza hacia un apoyo masivo al acuerdo de gobierno. El mensaje lanzado por PP, Cs y Vox en favor de la necesidad de un cambio político en la única comunidad autónoma que no ha conocido la alternancia parece pues haber calado entre sus electores".
Sigue la pieza: "De forma general, el 40,7% de los españoles es partidario de que la comunidad esté gobernada los próximos cuatro años por el PP y Cs con apoyo de Vox. Enfrente, el 37,9% preferiría que el PSOE conservase el poder y se mantuviera al frente de la Junta. Un porcentaje ligeramente superior para la primera opción, que refleja el propio resultado electoral del pasado 2 de diciembre".
En línea opuesta a ese apaño no sólo hay reticencias en Ciudadanos, sino también en el PP, según una crónica de Carmen del Riego en La Vanguardia: "Este sector moderado, que ha sido muy mayoritario en el PP en las últimas décadas y que no ha ido en contra de las reformas más avanzadas que se hicieron en España, desde la ley del aborto a la de los matrimonios homosexuales, critica que, además de pactar, la dirección popular se presente como un competidor de Vox por el ala más a la derechas del electorado, dejando a Ciudadanos un amplio espacio de centro, que con el discurso que mantiene Casado permite al partido de Albert Rivera hacerse con los votos de ese espacio. Este votante de centro no comparte los valores de Vox, que la dirección del PP trata de asumir, o el discurso de Santiago Abascal, que, a juicio de ese sector moderado, no se debe imitar sino combatir. Con sus planteamientos y su forma de hacer política, aseguran las fuentes consultadas “no vamos a ganar unas elecciones generales, ni el PP podrá gobernar España”. (...) Además, ese sector centrista del PP –no articulado en ningún grupo de presión ni corriente interna– considera un error el deslizamiento a la derecha que ha impuesto la dirección de Pablo Casado, porque ellos consideran que Ciudadanos es, hoy por hoy, el partido más vulnerable a la hora de poder recuperar votos del PP que en anteriores elecciones se habían ido al partido de Albert Rivera".
Son días de balances del año y Jesús Cacho designa en Voz Populi a los, a su juicio, dos grandes españoles del año. Pedro Sánchez es el primero: "Un personaje orwelliano que parece creerse sus propias mentiras y que aborda los temas con un descaro, una cara dura que produce asombro, hasta el punto de que uno llega a preguntarse si estamos ante un cínico consumado o ante un perfecto idiota. Un epígono de Ignatius Reilly, el protagonista de La Conjura de los Necios, un hombre fuera de su tiempo, anclado en un mundo imaginario, en esa España inventada que Sánchez dice “haber cambiado a mejor en siete meses”. Un falsario que juega el papel de moderado al frente del Gobierno más radical que hemos conocido desde Franco. “La vocación del Gobierno de España es agotar la legislatura”, sostiene, entre otras cosas para permitir a los cientos de altos cargos por él enchufados en la Administración y en el sector público aprovecharse del chollo el mayor tiempo posible. Un tipo sin complejos. Un “sofista garrulo”, que diría Menéndez Pelayo, dispuesto a “la espantosa liquidación” del pasado de España. Un jeta convencido de que puede engañar a propios y extraños con los abalorios de su desahogado chauchau".
El otro es Mariano. Sigue Cacho: "Estamos ante el español del año, sin la menor duda. El otro, sin discusión posible, es Mariano Rajoy, un hombre que pasará a la historia moderna de este país como responsable de la mayor traición a los intereses de la España democrática en mucho tiempo. El protagonista de aquella cobarde huida del escenario de un Congreso, tarde noche del 31 de mayo pasado, donde se discutía el destino de la nación. Un miserable cuya sombra sigue gravitando sobre un PP obligado a limpiar la casa y sacudirse su influencia para ser creíble. Entre ambos dos, entre Mariano y Pedro, han colocado a España ante uno de los años más complejos, más difíciles y sin duda más peligrosos de su reciente historia".
El tema catalán ya es un clásico entre los ludópatas de toda Europa, según una nota en El Món que firma Gemma Aguilera y que cuenta en que la casa de apuestas Betfair se hace juego sobre las opciones de Sánchez a resistir en Moncloa, sobre una posible salida de España de la Unión Europea (71 euros por euro apostado) y sobre un referéndum en Cataluña, que en caso de que sí haría ganar nueve euros por euro apostado.
Torra apuesta a que sí habrá referéndum el próximo año, al otro o al otro, de ahí que según explica Salvador Sostres en el ABC se empeñara en darle el papel de los 21 puntos a pesar de la oposición de Elsa Artadi y Aragonès, que conocieron el papel en la antesala de la reunión de Pedralbes: "Se acordó no filtrar el documento y ordenarle a TV3 que no lo publicara. La televisión pública, pese a tener el scoop, obedeció el mandato. En el encuentro con Sánchez, Torra no pudo evitar darle la lista, con los tres puntos centrales del referendo, la puesta en libertad de los presos (inmediata, sin indultos ni amnistía), y el vago concepto de "desfranquizar" (de Francisco Franco) Cataluña, que incluía el subapartado de "frenar a Vox". Pero tal como todo el mundo le había advertido, Pedro Sánchez no entró ni a discutir ninguno de los conceptos, y la reunión no se basó en la lista. Lo que Torra consideró su gran victoria fue que un presidente del Gobierno reconociera que en Cataluña existe un "conflicto político" y no solo judicial, que por lo tanto necesita una solución política; así como el compromiso de retomar las relaciones bilaterales entre el gobierno autonómico y el de la nación"