Pasan cosas en el 'Diari de Girona' y república por la mínima
El soberanismo se prepara para resistir. A las barricadas por el triunfo de la destrucción masiva. Dos artículos del 'Diari de Girona' y un informe sobre la iglesia en Cataluña
25 octubre, 2017 09:12Aquí estamos, ciudadanos de un lugar llamado purgatorio. A la espera de otro parto de los montes. Los románticos abogan por la resistencia frente al 155. El romanticismo es una de las mayores catástrofes de la civilización. Todas sus manifestaciones deberían ser ilegales. Se atisba un rayo de sensatez en el seno del Govern, pero no es probable que traspase las tinieblas épico góticas del sino de Puigdemont. Al "president" le va la marcha, aunque se está marchitando de manera acelerada. Ojeroso, piel opaca y pelo sin brillo. Necesita un tratamiento de estética ya.
A estas alturas del miércoles y aún no se sabe si comparecerá el jueves por la tarde o el viernes por la mañana. En realidad Puigdemont no ha dicho que vaya a ir al Senado. Parece que quiere si el tiempo y la autoridad lo permiten. La opción A u oficial en este fragmento de espacio y tiempo es comparecer en el Senado para cantarle las cuarenta a la España eterna y volver al Parlament para, previa votación, proclamar la II República solemne de Cataluña, toda vez que hubo una primera que duró ocho segundos. La opción B o pragmática pasa por decir en la cámara alta que bueno, que vale, pues molt bé y convocar unas elecciones al amparo de la legalidad vigente pero con el apellido de "constituyentes" porque en Cataluña semos asín.
Entra con fuerza en el relato el concepto "sin humillaciones". Cualquier apaño desde la óptica soberanista pasa por la tabla rasa, sin regodeos innecesarios ni degradaciones en la plaza pública. Eso, más la libertad de Jordi Cuixart y Jordi Sànchez. Contador a cero. El PSOE ha vuelto al carril de la tercera vía y tendría suficiente con las elecciones para desactivar el 155. Rajoy estudia las encuestas sobre la fábrica de jacobinos en la que se ha convertido todo lo relativo al nacionalismo catalán. Treinta segundos de televisión de Oriol Junqueras o Carles Puigdemont convierten a mil ciudadanos apolíticos en conscientes defensores de la Constitución.
La consigna del día en el frente de la secesión es que de perdidos, al río. En el precipicio está la respuesta. Es cosa de ver como Antoni Castellà comenta en un acto de la ANC que ya se dijo que la independencia no sería gratis. Aguanta la pedrá. ¿Pero si íbamos a ser la Dinamarca del sur? Un coñazo, por cierto.
Cuanto peor, mejor. Llega un momento, sumidos de hoz y coz en el vicio exhibicionista de hacer historia cada media hora, que es imposible parar. Un informe de Nació Digital sostiene que "el choque institucional perjudicará más a la economía española que a la catalana". A las barricadas por el triunfo de la destrucción total. Arda Cataluña.
La iglesia catalana no ha deslizado todavía ningún manifiesto en favor de la libertad de los presos Sànchez y Cuixart. Es un detalle nada anecdótico. Para ponerse al día de en qué monte está la curia local y quién puso parte de las urnas, una pieza con mucho fondo de Oriol Trillas en El Mundo: "Iglesia y proceso soberanista". Salen todos los colegios religiosos de Barcelona que dan clases de mambo.
Grietas por todos los lados. También entre el PP y el PSOE sobre la aplicación del 155. Una tribuna en El País con el título "Las elecciones no son la solución" y firmada por Alejandro Molina pone sobre alerta al Gobierno: "Por difícil y tenso que vaya a resultar enfrentar la inercia insurreccional que se alienta desde la Generalitat, instando a desacatar las medidas del Consejo de Ministros, en ningún caso debe caerse en la trampa de una tregua falsa que traslade el problema, aún agravado, a dentro de unos meses. Puigdemont, desde su perspectiva insurreccional, cometió un error el día 10 de octubre: dejar en el limbo su declaración al albur de una inviable mediación exterior, cuando esa ambigüedad, precisamente, pudo disuadir a quien tuviera la tentación de injerencia. El Estado, por el contrario, desde su perspectiva del restablecimiento del orden constitucional, no debe caer en el mismo error de dejar a medias su tarea. Máxime cuando tiene a su disposición el respaldo exterior contrario a la mediación, teniendo además un insólito capital político inesperadamente expresado en los balcones de toda España en favor de la Constitución y del Estado de derecho".
En La Vanguardia han pasado de un cierto optimismo a un franco pesimismo. Su director, Màrius Carol se plantea en su carta el espinoso asunto de los responsables del desastre: "Nos falta distancia no solo temporal sino también afectiva para asignar correctamente el reparto de culpas. Todavía no toca, aunque dentro de un tiempo tendremos que determinar responsabilidades y, a la vez, exigirlas. Este tremendo desastre no puede salir gratis a quienes no han sabido leer el momento o no han sabido medir sus fuerzas. El gran capital político que ha acumulado en estos años el independentismo no puede ser arrojado por la borda con una declaración unilateral de independencia que no reconocerá nadie, que supondrá una represión terrible y que fracturará la sociedad hasta límites que somos incapaces de intuir. Los sueños no pueden acabar en la peor de las pesadillas".
Eso, como dijo Calderón, los sueños sueños son.
La última hora reporta que el gobierno en la sombra ha decidido república.
25 de octubre, santoral: Crisanto, Crispín, Daría y Frutos de Córdoba.