Primeras planas

Dijsselbloem, el vino, las mujeres y Mas en un ateneo

El jefe del Eurogrupo, el dicho Jeroen Dijsselbloem, acusa: los europeos del sur se lo gastan en subir el porrón y bajar al pilón y luego piden dinero. Tremosa le da la razón. Los fascistas.

22 marzo, 2017 09:27

Europa está muy tocada. El Brexit excita una guerra soterrada entre el norte y el sur y acentúa el fin de la Ceca, la comunidad europea del carbón y el acero. Los jerarcas de la Unión ya no disimulan. Los países cerdos del Mediterráneo están en su punto de mira. Han destruido Grecia y fomentan la inestabilidad en Italia, Portugal y España con sus injerencias presupuestarias. El proyecto común es una ciénaga, un pozo negro donde colisionan el autoritarismo germánico con el providencialismo latino. Protestantes contra católicos y ortodoxos. Laboriosos ciudadanos del norte, piojosos pedigüeños sureños. El recelo es mutuo.

El laborista holandés Jeroen Dijsselbloem, aquel que se cargó al gaseoso Varoufakis, se ha puesto farruco en calidad de "jefe del Eurogrupo" a pesar del tremendo batacazo de su partido en las recientes elecciones holandesas. En su país crece el euroescepticismo y Dijsselbloem no desentona. Dice que en el sur estamos todo el día amorrados al porrón y bajando al pilón. ¿Quién se lo habrá contado? Y pagando Europa. Llega un payo al puticlub de carretera entre Murcia y Alicante y suelta aquello de "¡barra libre de benjamines que paga Dijsselbloem!".

En El País, el corresponsal en Bruselas Claudi Pérez cuenta los excesos del eurócrata tulipán: ""El pacto dentro de la zona Euro se basa la confianza. En la crisis del euro, los países del euro del Norte han mostrado su solidaridad con los países en crisis. Como socialdemócrata considero la solidaridad extremadamente importante. Pero quien la exige también tiene obligaciones. No puedo gastarme todo mi dinero en licor y mujeres y a continuación pedir ayuda. Este principio se aplica a nivel personal, local, nacional e incluso a nivel europeo". Esas declaraciones del presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, al Frankfurter Allgemeine Zeitung han levantado una tremenda polvareda en el Parlamento Europeo".

Polvareda ceñida a las críticas de eurodiputados españoles e italianos, tanto conservadores como socialistas, que atribuyen la salida de madre del habitualmente modosito Jeroen al efecto Wilders, el ultra. La crónica de Pérez prosigue: "Pero no todo han sido reproches. Ningún eurodiputado de otros países ha pedido explicaciones al jefe del Eurogrupo, y Ramon Tremosa, de PdeCat, pedía más madera: "Si usted quiere criticar a España no hace falta que hable de licor y mujeres, ahí tiene los trenes de alta velocidad sin viajeros que no van a ninguna parte, los aeropuertos y las autovías sin tráfico". No ha habido respuesta por parte de Dijsselbloem. Solo sonrisas. Por ambos lados".

¿Populismo? Grande Tremosa, que detecta un aliado en el jefe del Eurogrupo para su tesis del supremacismo norteño frente a la holganza sureña. Llueve sobre mojado. Al menos uno de cada dos catalanes está convencido después de décadas de martingalas de que en Extremadura se pegan la vida padre a costa de los impuestos de Cataluña. ¿Y los andaluces? Esos ya es que no han pegado un palo al agua en su vida. Todo el año es fiesta, rebujitos, ferias, verbenas, toros y olés.

Luis de Guindos aspira a madrugarle la poltrona al holandés vacilante, por lo que la diatriba neerlandesa forma parte de la refriega. El Gobierno de Rajoy pretende pesar mucho en Europa con la salida del Reino Unido, estar en la pomada francogermana como tercero en discordia. Tal vez lleguen tarde porque Europa es un solar que sólo se aguanta por el ruinoso negocio del euro y los intereses del vasto funcionariado comunitario, cuyas prebendas son fastuosas, bonus por hundir a los griegos aparte.

Jeroen, una recomendación: "Soy un truhán, soy un señor", de Julio Iglesias en la versión del Tricicle. Y para Tremosa, un diazepán, o dos.

Artur Mas está que se sale por la tangente. Ayer no paró ni un segundo. Por la mañana fue recibido con honores en el consell executiu (el consejo de ministros local) de la Generalitat. Podrá estar inhabilitado, pero goza del máximo reconocimiento y grandes honores. Como esto ya es un cachondeo, el juez Barrientos se dedicó ayer a defender su sentencia sobre el 9-N con el impresionante argumento de que el hecho de que el fallo no haya gustado ni a tirios ni a troyanos es la prueba del nueve de que se ha hecho justicia. 

lavanguardia.200

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En esas que el gabinete jurídico del trío de la urna recurre las inhabilitaciones amparándose en la Constitución, que es una boñiga al sol de una democracia de pandereta, pero, oyes, si sirve para algo, hecha la ley, trampas al solitario. En los dos diarios impresos de Barcelona de cierta circulación optan por subrayar el inopinado argumento jurídico del letrado Melero, que quiere ganar el caso a toda costa e incluso a pesar de su defendido. El Periódico titula "Mas abraza la Constitución para impugnar su condena"; La Vanguardia, "Mas apela a la Constitución para que le absuelva el TS".

Así que Mas recibió por la mañana un suave masaje de Puigdemont, Junqueras y los consejeros que evidencia que el expresident aún manda y luego abrazó la Carta Magna. Por la tarde, casi sin solución de continuidad, hizo chas y apareció en Madrid, primer jalón de la gira internacional para mostrar al mundo las heridas abiertas de las torturas en los tribunales de excepción españoles.

Unos cuarenta individuos le recibieron a los gritos de "¡hijo de puta!" y "¡corrupto!", enojosa y condenable circunstancia que causa oleadas de indignación en la prensa de obediencia soberanista. Y además, es la prueba irrefutable de que quien no está con el proceso oculta un fascista dentro con ganas de ondear la bandera roja y negra de la Falange auténtica y mascullar "vivaspañia, me cago en Soria".

Inevitable división. Agresores de Blanquerna, agresores de las mujeres partidarias de la selección; insultos a Mas en Madrid, acoso a Sociedad Civil en la Universitat Autónoma de Barcelona. Aquí nadie ha roto un plato, dice Mas. La fractura es obvia, de modo que las condenas van por barrios. Después de cinco años de centrifugado político, la polarización es lo que tiene, el ípico mal rollo de gente gritando por la calle, escupiendo a un político o encarándose con una fiscal. Eh, pero de buen rollo, que la agente provocadora Magaldi, fascista de manual según los que expiden los carnets de demócrata, al final no ha presentado denuncia.

Mas peroró en el Ateneo de Madrid porque ninguna gran ciudad que se precie se puede evitar el bochorno de tener un ateneo, que era el nombre de pila de un gramático griego y ahora es como se llama donde van a hacer el mierda los letraheridos propensos a la melancolía.

El aquelarre fue de aupa. Mas presentado por García-Margallo, aquel ministro de Exteriores que fue el gran aliado de Junqueras para internacionalizar la querella. Federico Castaño da noticia del acto en Voz Populi: "Delante del exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo, con quien ha mantenido un debate sobre Cataluña en el Ateneo madrileño, el expresidente de la Generalitat Artur Mas ha ofrecido a Mariano Rajoy negociar las fechas del referéndum soberanista, que no tiene porqué celebrarse en 2017, ha dicho, así como las preguntas y las condiciones que podrían ayudar a que la consulta "tuviera un resultado reconocible".

Glups. Como se enteren en la CUP se cargan los presupuestos. Prosigue Castaño: "Mas ha defendido el referéndum como solución ideal para resolver el enfrentamiento entre Cataluña y el Estado a partir de dos ideas básicas: "la Constitución ha perdido su legitimidad porque no permite la separación de un territorio" y si el Gobierno sigue refugiándose en los tribunales no habrá "más que un crecimiento de la crispación y las tensiones".

Claro, es que a quién se le ocurre hacer una constitución sin prever que una colla de paisanos quiera fundar Syldavia. Parece ser que Francia, Alemania, Italia y demás cayeron en el mismo craso error de no llevar incorporado el botón para autodestruirse.

Más madera. Avisa Toni Bolaño en La Razón de que hay tambores de escisión en el PSOE. El sanchismo va más allá de las primarias y está como unas castañuelas con los cien mil euros que ha recaudado por la vía del "crowdfunding". No van a dar la batalla, van a dar guerra. Además, hay una ley no escrita en el PSOE por la cual siempre gana quien no iba a ganar, léase Borrell (Almunia), Zapatero (Bono) y Sánchez (Madina et altri). En El Mundo la noticia viene de la mano de Carlos Segovia y es que Magdalena Álvarez, a la sazón ministra de Fomento socialista, firmó un contrato con Abertis por el que comprometía al Estado a indemnizar a la compañía si caía el tráfico en la Ap-7. El papel se firmó en 2006 y la gracia costará 1.500 millones de 2017.

22 de marzo, santoral: Bienvenido, Basilio, Epafrodito y Deogracias.