Quim Torra ha provocado una polémica en las redes sobre la reforma de la sala de reuniones del Govern llevada a cabo por el Gobierno tripartito en 2006 / CG

Quim Torra ha provocado una polémica en las redes sobre la reforma de la sala de reuniones del Govern llevada a cabo por el Gobierno tripartito en 2006 / CG

Política

Torra quiere 'tunear' su Palau

El presidente, cuyo despacho está en obras, abre el debate sobre la reforma hecha en 2006 de la sala de reuniones del Govern, tras criticar los cambios de Primo de Rivera en el Salón Sant Jordi

31 diciembre, 2018 21:00

Quim Torra. Dícese de un hombre culto ungido presidente por accidente. Desde que tomó posesión como nuevo mandatario catalán, allá por mayo de 2018, Torra se ha desvelado como un gran analista de arte en general y del patrimonio del Palau de la Generalitat, en particular. El origen medieval de la sede del Govern es una fuente inagotable de historias arquitectónicas y decorativas. Torra, lo desvelan sus comentarios en las redes sociales, dedica tiempo y esfuerzo a conocerlas. Pero el president no acaba de estar satisfecho, léase cómodo, con ese entorno que le ha tocado vivir.

El último motivo de acritud es el Saló Daurat, donde se celebran las reuniones semanales del Consell Executiu. “Mi hermano me pasa la comparativa de las fotos del Saló Daurat del Palau de la Generalitat antes y después de la reforma de 2006. Obra de Elías Torres y José Antonio Martínez Lapeña con el mural de Antoni Tàpies. Ver también el detalle de la alfombra, inspirada en el suelo antiguo”, ha escrito en su perfil de Twitter.

Críticas a la reforma

La publicación ha causado un gran revuelo entre los seguidores de Torra, que aprovechan para arremeter contra la reforma del salón efectuado por el Gobierno tripartito en 2006. “Qué despropósito, era mucho más bonito y elegante antes”, “Qué desgracia hicieron. ¿Que no saben conservar los orígenes?”, “Pásanos la factura también. Así sabremos cuánto dinero dejó de ir a parar a obras sociales”, “qué mierda de reforma, president, destrozando el patrimonio…”, o “excepto sacar a los reyes ¿era necesario?” son algunos de los comentarios, entre los que abundan las referencias a Ikea, por la simplicidad de los muebles colocados en ese Saló Daurat.

Plano del Palau de la Generalitat

Plano del Palau de la Generalitat

El tuit de Quim Torra no entra en valoraciones, aunque las reacciones eran más que previsibles. De hecho, no es la primera vez que Torra cuestiona algunas de las reformas efectuadas en este Palau de la plaza Sant Jaume.

Precedentes

Poco después de su toma de posesión también recurrió a las redes sociales para expresar su rechazo con el Saló Sant Jordi, donde juran o prometen su cargo los presidentes y los consejeros de la Generalitat. “Como es sabido, el Saló Sant Jordi del Palau de la Generalitat fue redecorado durante la dictadura de Primo de Rivera. Las fabulosas pinturas de Torres-García fueron sustituidas por las que actualmente todavía lucen. Un tema, entonces, que habrá que resolver”. También en este caso recibió apoyo en las redes sociales, entre ellas las del exconsejero durante el Gobierno de izquierdas Joaquim Nadal, quien recordó que el expresidente Pasqual Maragall inició los trámites para recuperar la obra de Torres-García.

palau sant jordi

palau sant jordi

Cúpula del Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat

Otro motivo de incomodidad de Torra tiene que ver con el deterioro que provoca el paso tiempo. En noviembre se supo que estas dependencias tienen amianto, un material tóxico cuya retirada exige un extremo cuidado. Estos trabajos se unen a las reparaciones del suelo de roble del despacho, que estaba hundido, lo cual está retrasando las obras. La cifra total de la reforma, según ha informado el Govern, asciende a 118.459,13 euros, que se dividían en tres intervenciones: 40.728,60 euros se utilizaban para cambiar el suelo de madera de roble del despacho; 30.778,17 euros, para la extracción de amianto; y 46.952,36 euros, a la sustitución de los revestimientos murales.

En los mentideros políticos se aseguró que Torra se negaba a ocupar el despacho de su predecesor, Carles Puigdemont, como gesto de lealtad al que se considera el “presidente legítimo” que no pudo ser investido por encontrarse fugado en Bélgica. Otras fuentes aseguran que es el propio Puigdemont quien le tiene vetado el acceso a esa oficina.