Imagen de archivo de una sesión plenaria del Parlamento de Cataluña / EUROPA PRESS

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Política

Tabarnia era broma, pero lo del Parlament es real

Hoy se constituye la Mesa de la Cámara catalana, donde los independentistas pretenden imponer su mayoría para permitir que Puigdemont gobierne de forma telemática

17 enero, 2018 00:00

Sátira: Discurso o composición literaria en prosa o verso en que se critican agudamente las costumbres o vicios de alguien con intención moralizadora, lúdica o meramente burlesca.

El Parlamento catalán acoge hoy la constitución de su Mesa. Todo apunta a que los independentistas volverán a tener mayoría en este órgano gestor, lo que les permitiría impulsar iniciativas tan peregrinas como permitir que el futuro presidente de la Generalitat gobierne de forma telemática. Una pretensión que los partidos constitucionalistas califican de “surrealista”, pero que es real. No así Tabarnia, presentada ayer oficialmente como una respuesta satírica a los objetivos secesionistas.

En efecto, la supuesta segregación de Barcelona y Tarragona, las regiones menos separatistas, pretende hacer aflorar las vergüenzas de un procés empeñado en retorcer el reglamento del Parlament, hacer caso omiso de los letrados de esta cámara y desobedecer las leyes a golpe de rodillo. Es decir, repetir la praxis de la anterior legislatura, que solo duró dos años debido a la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

El papel de los comunes

Durante la sesión que comienza hoy a las 11 horas se votará al futuro presidente de la Mesa, dos vicepresidentes y cuatro secretarios. El cargo de presidente del Parlament, en base a los acuerdos entre Junts per Catalunya y ERC, corresponde a ERC, dado que los nuevos convergentes se quedarían con la presidencia de la Generalitat. Tras el autodescarte de Carme Forcadell y Carles Mundó, los republicanos proponen a Roger Torrent, que en el anterior mandato ganó mucha visibilidad como portavoz. El objetivo es controlar la Mesa para poder seguir adelante con el proyecto secesionista. Pero antes de votar a los candidatos, la llamada Mesa de edad --formada por el diputado más veterano, Ernest Maragall, y lso dos más jóvenes Rut Ribas y Gerard Gómez del Moral, todos ellos de ERC-- debe decidir si los ocho diputados secesionistas que están en prisión o en el “exilio” pueden delegar el voto. Algo que los letrados del Parlament no ven posible y que supone hacer una interpretación muy generosa del reglamento.

Pero aunque esos ocho diputados no pudieran votar, los independentistas tienen garantizada la mayoría suficiente para controlar la Mesa, ya que Catalunya en Comú se niega a pactar con PP, Ciudadanos y PSC un candidato alternativo. Los comunes rechazan un acuerdo con la derecha que representan populares y la formación naranja, ganadora de las elecciones y que propone a José María Espejo Saavedra --que ya fue miembro de la Mesa en la anterior legislatura-- como presidente.

La investidura de Puigdemont

De prosperar los cálculos independentistas, la Mesa estaría integrada por un presidente de ERC, tres miembros de JXC y ERC, dos de Cs y uno del PSC.

Tras la constitución del Parlament, su nuevo presidente llamará a los grupos para que presenten a sus candidatos a la presidencia de la Generalitat. Hay tiempo hasta el 31 de marzo pues, en el supuesto de que no se pueda formar gobierno, se tendrían que convocar nuevas elecciones.

Y si Tabarnia bromeaba ayer con la presentación de su presidente, Albert Boadella, por vía telemática, los independentistas se han conjurado para que Carles Puigdemont gobierne desde Bruselas. Los republicanos insisten en que su candidato es el expresident, pero no están dispuestos a protagonizar otro mandato de confrontación. De ahí las dificultades para encontrar al nuevo presidente de la Mesa del Parlament, que es quien tendrá que decidir si se da luz verde a las iniciativas secesionistas.