Albert Rivera, presidente de Ciudadanos / CG

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos / CG

Política

El pacto del “todos contra Rivera” hasta las elecciones de 2020

El Gobierno de Pedro Sánchez cobra forma, bendecido por el poder económico y el PP, con el objeto de reforzar el bipartidismo

7 junio, 2018 00:00

Gobierno “serio”, con la vocación de durar hasta el final de la legislatura. Es lo que pretende Pedro Sánchez, y valora ya el PP, pese a los problemas internos que deberá afrontar para sustituir a Mariano Rajoy. Y es que prima el pacto del “todos contra Rivera” que se va construyendo en el Congreso, para llegar a 2020, y que tiene como gran objetivo reforzar el bipartidismo, que sigue amenazado, con vaivenes en las encuestas, por Ciudadanos y Podemos.

Sánchez comunicó este miércoles el nuevo Gobierno al rey, Felipe VI, en La Zarzuela, con una lista con más mujeres que hombres, y que tiene un fuerte componente técnico, con ministras y ministros expertos en sus respectivos campos. Sin olvidar el equilibrio que siempre necesita y sabe abordar el PSOE entre sus territorios de influencia, sea Andalucía, con María Jesús Montero (Hacienda); Cataluña, con Meritxell Batet (Política Territorial y Función Pública); País Vasco, con Isabel Celaá (Educación); o Extremadura, con Magdalena Valerio (Trabajo).

El aval de Botín

El aval del mundo económico es total, con un apoyo tan elocuente como el de Ana Botín, la presidenta del Banco Santander, quien, en su cuenta de Twitter afirma que la titular de Economía es toda una garantía: “En un momento clave para la UE, tener a Nadia Calviño como nueva ministra de Economía es una garantía de que España seguirá aumentando su peso en las instituciones europeas. Enhorabuena, Nadia”.

La posibilidad de que ese Ejecutivo pueda tener éxito (entendiendo como éxito, con todas las carencias que tiene, porque sólo lo sustenta con garantías el grupo parlamentario del PSOE, con 84 escaños, que pueda llegar al final de la legislatura, o servir para ir a unas elecciones con buenas expectativas para el PSOE) ha comenzado a interiorizarse también en el PP.

"No es un mal gobierno"

El partido conservador, que ahora entrará en una fase interna que puede ser dura, con el cambio del liderazgo de Mariano Rajoy, quiere realizar una oposición contundente, para alejarse y tapar cualquier resquicio a Ciudadanos, pero es consciente, según las fuentes consultadas, de que los socialistas, si aguantan, también posibilitarán un margen de maniobra al PP que necesita sí o sí. Y que desea. No es una anécdota que, al margen del discurso oficial, diputados del PP hayan considerado en las últimas horas que el Gobierno de Sánchez “no es un mal gobierno”, salvo algún nombre, y que no se debería "subestimar".

Esa es la paradoja, que los dos partidos saben y admiten. La nueva situación “refuerza el bipartidismo”, y se entiende que “beneficia al conjunto” de la sociedad española, porque ni Ciudadanos ni Podemos habrían demostrado en los dos últimos años que pueden trazar alianzas, gobernar y presentar equipos y liderazgos solventes.

El PP, contra los 32 diputados de Cs

Los esfuerzos, en realidad, han ido dirigidos a obstaculizar a Ciudadanos y a su líder, Albert Rivera, que quiso aprovechar la ocasión y ganar las elecciones generales, tal y como mostraban las encuestas en los últimos meses. ¿Ese riesgo, para PP y PSOE se ha conjurado? Dependerá de “cómo lo haga Sánchez, aunque se le ve dispuesto a no cometer errores, y de cómo reaccione el propio Rivera, y a su capacidad de presentar, realmente, un programa regenerador, con propuestas y cuadros con competencias para aplicarlas”.

Pero todo el Congreso se ha ido preparando para un “todos contra Rivera”, que tendrá difícil ahora sacar la cabeza con 32 diputados, no con los diputados que le daban hasta ahora las encuestas, no haciendo valer las expectativas creadas, sino con la fuerza mayor o menor de esos 32 escaños. Frente a ellos, estarán los 137 del PP, que tratará de cercar al Ejecutivo de Sánchez, pero que buscará también llegar a acuerdos.

Y el guiño al PP

El PSOE se lo ha querido poner fácil, con el nombramiento de responsables ministeriales ortodoxos, como la propia Nadia Calviño, o sin posibles reproches, como Josep Borrell en Exteriores –muy bien valorado, además, por Ciudadanos— o con una figura al frente de Interior como Fernando Grande-Marlaska, miembro del Consejo General del Poder Judicial a propuesta del PP.

El propósito no es convocar elecciones de inmediato. El objetivo es llegar a las elecciones, en el momento en el que sea imprescindible convocarlas, con un crédito suficiente, y con esa fotografía de ministras y ministros para poder ganarlas. Y el PP puede jugar en el mismo campo, porque su adversario en estos momentos es Ciudadanos, el partido de Rivera. Todos contra Ciudadanos.