Política

La inviabilidad financiera de una Cataluña que use el euro pero que esté fuera de la UE

La falta de liquidez y la exigencia de mayores garantías para las entidades bancarias son algunos de los problemas de seguir utilizando la moneda común europea estando fuera del eurosistema, tal y como promete Mas, en caso de secesión. Los únicos ejemplos actuales (miniestados fiscalmente opacos o ex repúblicas yugoslavas) no son extrapolables a Cataluña. Los precedentes de Argentina y Ecuador tampoco son muy halagüeños.

20 septiembre, 2013 15:01

Tal y como señala una y otra vez el presidente de la Generalidad, Artur Mas, para tratar de calmar a los inversores internacionales, una Cataluña independiente podría continuar utilizando el euro como moneda, a pesar de estar fuera de la Unión Europea.

Sin embargo, la adopción de la moneda común europea aportaría pocos beneficios a una Cataluña fuera de la UE, mientras que los perjuicios serían numerosos y de primer orden.

El País recoge este viernes un resumen de algunos de los inconvenientes de funcionar con una divisa que no pasaría de ser “un mero instrumento de compraventa en la calle”, lejos de poder ser utilizada como “herramienta política y monetaria” para atender las necesidades financieras de las empresas y los bancos, al carecer de todo control sobre la ella.

Referentes: miniestados y ex repúblicas yugoslavas

Actualmente, hay dos tipos de países que emplean el euro pese a no pertenecer a la UE. Por una parte, se encuentra un grupo de miniestados (como Andorra, San Marino, el Vaticano y Mónaco) que han cerrado acuerdos con los estados miembros con los que son fronterizos. Son territorios fiscalmente opacos.

Por otra parte, están lo casos de Kosovo y Montenegro, que han adoptado el euro como moneda con la esperanza de incorporarse a la UE en el futuro. Se trata de países muy alejados de los estándares europeos, donde las heridas de la guerra todavía están muy presentes.

Ninguno de los dos grupos sirven como referentes para el caso de Cataluña, por mucho que el líder nacionalista se empeñe.

Falta de liquidez y exigencia de mayores garantías

El principal problema de no formar parte del eurosistema sería que los bancos de una Cataluña independiente -tampoco la Generalidad- no tendrían acceso a la liquidez que ofrece el Banco Central Europeo.

Las entidades privadas tendrían que hacerlo “de manera indirecta”, esto es, mediante filiales en países de la zona euro o mediante acuerdos con entidades bancarias radicadas en algún Estado miembro.

Este mecanismo tendría un handicap fundamental: el precio del dinero (el interés) sería más alto que el estipulado entre entidades de países de la eurozona.

Por otra parte, el Banco Central Europeo regula el sistema de garantías entre bancos del eurosistema, que se ajusta en base a la situación económica. Sin embargo, las garantías exigidas a un banco de fuera de la eurozona dependerá de las negociaciones entre ambas entidades, lo que dejaría a los bancos catalanes con muy poco margen de maniobra.

Los precedentes de Argentina y Ecuador

Actualmente, la Generalidad -a través del Gobierno- puede presionar al Banco Central Europeo para que sus decisiones se ajusten a las necesidades de la economía catalana, estimulándola o enfriándola.

El Gobierno de una hipotética Cataluña independiente que tuviera el euro como moneda no tendría ninguna posibilidad de implementar ningún tipo de política monetaria, fundamental en la economía actual.

Los casos de Argentina y Ecuador son ejemplos significativos de los perjuicios que conlleva este tipo de medidas. La dolarización de la Argentina de los años 90 acabó en el corralito. Mientras que la adopción del dólar como moneda por parte de Ecuador se reconoce como un error por parte del propio Gobierno del país sudamericano.