Artur Mas, en la presentación del nuevo libro de Ferran Mascarell sobre Barcelona

Artur Mas, en la presentación del nuevo libro de Ferran Mascarell sobre Barcelona

Política

Artur Mas se deja querer entre el electorado conservador de Barcelona

El expresidente de la Generalitat ha acompañado a su 'exconseller' de Cultura Ferran Mascarell en la presentación de un libro que cuestiona la deriva de la ciudad, reavivando los rumores sobre su posible candidatura al ayuntamiento de la mano de Junts, que sigue sin cabeza de cartel decidido

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Pese a que la alcaldía recayó a última hora en manos del socialista Jaume Collboni, la candidatura de Xavier Trias al Ayuntamiento de Barcelona no le salió del todo mal a Junts. Los posconvergentes obtuvieron seis concejales más que en las anteriores elecciones municipales y fueron primera fuerza más de diez años después; una victoria que las encuestas aseguran que no repetirán en 2027.

La falta de candidato es uno de los motivos. Tras la jubilación del exalcalde, el grupo municipal ha quedado en manos de Jordi Martí, un líder que no convence en Waterloo y que queda prácticamente descartado como cabeza de lista de cara a los próximos comicios. Junts iba a anunciarlo en mayo y pospuso la confirmación del mismo a septiembre, aunque sigue sin llegar. Y se trata de una plaza lo suficientemente golosa como para que corran por las sobremesas nombres de todo tipo.

Principalmente perfiles que –a pesar de que el concejal, diputado, portavoz y vicepresidente de Junts Josep Rius es el gran favorito para encabezar la candidatura en estos momentos– gustan a una burguesía local con intereses también en la administración. Y que siempre está dispuesta a decir la suya pese a su relativa comodidad con los socialistas tanto en el consistorio como en el actual Govern.

Artur Mas

Uno de ellos es el de Artur Mas. Pese a que desde su entorno aseguran que el expresident no tiene intención alguna de regresar a la política activa, otras fuentes explican que se habría ofrecido a Carles Puigdemont como una alternativa capaz de volver a reunir al electorado conservador en torno a una candidatura como hizo Trias. Con el agravante de que Aliança Catalana podría entrar en Barcelona, presumiblemente, a costa de algunos votos de Junts.

El exdirigente convergente, en cualquier caso, es un habitual en los círculos culturales y económicos de la capital; y lleva años desmarcándose del procés que en su día instigó, perfilándose como el catalanista moderado del que no ejerció en sus años en Palau. Sin carnet de partido, su impoluta oratoria e imagen pueden llevar a confusión. Y en eso está un personaje que se gusta y que pretende hacerlo también a los demás, como ha hecho este martes en la librería Ona junto a quien fuera su conseller Ferran Mascarell

Los retos de Barcelona

El titular de Cultura entre los años 2006 y 2016, primero de la mano del PSC y posteriormente como independiente, presentaba un nuevo trabajo sobre los retos de la ciudad –Barcelona. Una Immersió Ràpida– desde una perspectiva crítica con su realidad actual, que define de "incómoda" en relación a su encaje político. Se trata de un personaje con una larga trayectoria tanto en la administración pública como en instituciones de todo tipo, y un referente para el nacionalismo clásico que citado en el pequeño auditorio.

En un buscado ambiente informal y junto a viejas glorias del espacio convergente –además del propio Jordi Martí, en primera fila, junto a la esposa del expresident–, el editor de Tibidabo Antoni Comas y la directora de la librería Iolanda Batallé han dado la palabra a Mas, que ha criticado la deriva política actual por la "falta de consensos entre los grandes partidos" y, entre anécdotas personales e historiográficas, ha explicado que a Barcelona "siempre le ha hecho falta autoestima".

Un amor propio que no son pocos los que piensan, al menos en la sala, que podría llegar de la mano de un liderazgo como el suyo. También, a juzgar por las buenas palabras, el propio Mascarell, que ha coincidido con el expresident en la necesidad de una "mirada larga" para repensar la ciudad y ha situado de nuevo a los "enemigos" fuera de casa, concretamente en Madrid.